Relatos desde el Sáhara ocupado por Marruecos: "Nos secuestraron cuando vino la ONU a vernos"
'Público' entrevista en Dajla a activistas saharauis que viven bajo la ocupación y represión marroquí en el Sáhara Occidental.
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Dajla (Sáhara Occidental)-
—Tranquilos, que aquí no pueden entrar — promete uno de los saharauis. Su convicción es impropia de alguien que vive bajo una dictadura. Mientras se acomoda, un compañero saca el móvil y graba desde la ventana lo que ocurre en la calle. El sol se diluye mientras los policías se amontonan en la plaza.
Las fuerzas policiales marroquíes rodean la casa de Hassan Zerouali, activista saharaui y residente en Djala, ciudad ocupada por Marruecos, mientras es entrevistado por Público. El chico, de ojos tristes, ya está pasado de vuelta por todas las inclemencias y no tiene miedo a hablar. Nacido en 2002 en una ciudad que Marruecos tiene colonizada desde la década de los 70, Hassan sufre detenciones constantes y es marginado por el sistema al reivindicar que Dajla, como todo el Sáhara Occidental, pertenece a la República Árabe Saharaui Democrática.
"Desde aquí me comunico con el Frente Polisario. Veo mucha violencia con los marroquíes, nos persiguen por todos lados", dice desde el sofá de su casa. La estancia, de marcada estética saharaui, tiene las paredes coloreadas de un brillante rosa. Antes de empezar, el joven saca de un rincón oculto la bandera saharaui y la cuelga en la pared. A ojos extranjeros parece irrelevante; en ese ambiente es un acto revolucionario.
"La última vez que me secuestraron fue en enero", relata en hasaní mientras un amigo que habla español hace de traductor simultáneo. "Me secuestraron por ser activista del Frente Polisario y denunciar lo que pasa, pero también por dibujar la bandera saharaui en la calle", explica Hassan a Público. El chico, con la cara chupada, muestra los vídeos en los que grafitea por las calles de su barrio la bandera del pueblo saharaui. Eso le costó una detención, una paliza y el análisis de su teléfono móvil. No le soltaron hasta las cinco de la mañana.
Manipulación desde las escuelas
La libertad de pensamiento está perseguida en los territorios ocupados y Dajla no es una excepción, aunque Marruecos intenta tapar la falta de derechos humanos con turistas y playas apacibles. La dictadura quiere convertir Dajla en una ciudad de vacaciones y hacer que todo el mundo mire hacia otro lado sin importar la ocupación militar. "La colonización marroquí persigue a todo el que lleva cualquier actividad sobre el Sáhara y nos prohíben hablar de ello", denuncia Hassan.
Las cosas que más duelen a los saharauis no tienen que ver con el dolor físico. El muchacho minimiza las palizas, porque su molestia aflora cuando se le cuelga la etiqueta de marroquí. Esa es su herida. "En el colegio nos enseñan desde pequeños —dice al hablar de su infancia— que el Sáhara es de Marruecos. En la escuela nos enseñan una historia falsa", explica durante la entrevista.
Aunque la ausencia de libertades no se ciñe al ámbito educativo. Hassan, al igual que un grupo de activistas saharauis, fue secuestrado y retenido en una comisaría durante siete horas, justo el día en el que enviado de la ONU para el Sáhara Occidental Staffan de Mistura llegaba a Dajla. El intérprete aprovecha y en ocasiones completa el relato con su experiencia personal. "A Hassan y a mi hermano les secuestraron el día que llegó el enviado de la ONU. Los secuestraron cuando vino la ONU a vernos. Iban a hablar con él y fue secuestrado durante siete horas. Le torturaron y cuando Mistura se fue en avión, les soltaron", explica el intérprete de Hassan, que ayuda a completar las parcas explicaciones del activista.
"Para un saharaui es imposible encontrar trabajo, tendrías que ser un saharaui convencido de que Sáhara es Marruecos"
Tildar de colono al marroquí también produce efectos directos en la calidad de vida. Hassan fue despedido de su trabajo en uno de los muelles portuarios de Dajla: "Me echaron por ser saharaui, por mi pensamiento", dice con esa voz tranquila y pausada, como desinteresada. "Para un saharaui es imposible encontrar trabajo, tendrías que ser un saharaui convencido de que Sáhara es Marruecos", completa el amigo y traductor, que en ocasiones se hace el dueño de la conversación.
La conversación se aproxima a su final, pero Hassan quiere dejar un mensaje para los europeos que veranean en su ciudad.
—Los turistas tienen que saber que Marruecos se la está jugando. Les traen y les llevan sin que sepan lo que pasa aquí —.
Expulsión de Dajla
A los pocos minutos de finalizar esta conversación, Público y CEAS Sáhara son sacados de la casa de Hassan por las fuerzas policiales marroquíes. A las horas, son metidos en un avión rumbo a Agadir y quedan oficialmente expulsados de la ciudad de Dajla.
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