El primer ministro británico se encuentra entre la espada y la pared. El informe definitivo sobre el Partygate crítica los excesos duramente y aumenta la presión sobre el mandatario inglés para que abandone su puesto, algo que ya han hecho hasta cuatro personas de su círculo este jueves, según confirmó un portavoz gubernamental y recoge EFE.

Los dos primeros trabajadores en presentar su dimisión fueron la jefa del departamento de política, Munira Mirza, y el director de Comunicación del Gobierno, Jack Doyle, quien dejó el puesto tras la renuncia de la primera. Mirza dejó su trabajo ante una acusación "injuriosa" al jefe de la oposición, Keir Starmer, sobre su supuesta inacción, cuando era director de la Fiscalía, en un sonado caso de abusos sexuales.

Unas horas después, tras Mirza y Doyle, dimitieron el Jefe de Personal, Dan Rosenfield, y el secretario privado de Johnson, Martin Reynolds. Ambos estaban implicados en las fiestas de Downing Street. De hecho, Reynolds invitó supuestamente a un centenar de personas a una fiesta el 20 de mayo de 2020, instando a traer alcohol para "aprovechar el buen tiempo". Este es uno de los eventos en los que Boris Johnson ha admitido asistir, respaldándose en que pensaba que era "de trabajo".

Mientras su gobierno se desintegra, Johnson se mantiene firme en su decisión de no dimitir. La Policía continúa investigando las 12 fiestas a las que asistió Johnson mientras Reino Unido estaba bajo duras restricciones en 2020 y 2021.

El informe de la alta funcionaria Sue Gray, quien entregó a los agentes todas las evidencias sobre las fiestas, expone "fallos de liderazgo y juicio" en el núcleo del Gobierno. Johnson ha apuntado que este informe se hará público cuando concluya la pesquisa policial, aunque no se sabe si se entregará parcialmente, sin todas las pruebas que recabó Gray.