Lo subrayó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en vísperas de la reunión informal de ministros de Exteriores de la Alianza que se celebra en Oslo estos días 31 de mayo y 1 de junio: la integración de Ucrania en la OTAN en plena guerra contra Rusia "no está en la agenda", al contrario que la inminente adhesión de Suecia.
En este sentido, en la cumbre que el 11 y 12 de julio próximos celebrará la OTAN en Lituania no se avanzará hacia una pronta adhesión ucraniana, pero sí se profundizará en la forma de estrechar los lazos con Kiev. Los vínculos ya se formularon en la anterior cumbre de la OTAN, celebrada en Madrid en junio de 2022. Las armas y dinero aportados a la resistencia ucraniana han potenciado tales vínculos.
Si Ucrania quiere entrar en la OTAN, ha de ganar la guerra
Según Stoltenberg, lo importante será la relación de Bruselas con Kiev cuando concluya la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, "para que esa entrada de Ucrania en la OTAN sea efectiva será necesario que Ucrania gane primero la guerra y para conseguirlo cuenta con el apoyo internacional".
El propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y todo su Gobierno vienen reivindicando la incorporación de Ucrania a la OTAN desde antes de la invasión rusa del 24 de febrero de 2022. Esta fue una de las razones alegadas por Rusia para lanzar su ofensiva. Moscú jamás permitirá la vecindad de la OTAN en su frontera sur. Es un principio que el Kremlin ha defendido desde la caída de la URSS y el comienzo, en los años noventa, de la expansión de la OTAN hacia los países del antiguo Pacto de Varsovia.
Y Ucrania, pese a las largas que le han dado en la Alianza Atlántica, sigue apostando por esa adhesión y cuanto antes. O por lo menos algún tipo de garantía para que la OTAN proteja sus fronteras una vez se logre un alto el fuego.
Ucrania quiere garantías de seguridad
Por eso, este martes, un día antes de la apertura del encuentro de Oslo, el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, lanzó su mensaje a los 31 reunidos en la capital noruega con la cabeza puesta en la cumbre de Vilna.
El mensaje señala que la cumbre de julio tendrá éxito si se dan tres pasos, es decir, "fortalecer los lazos institucionales y la asistencia entre Ucrania y la OTAN; avanzar un paso hacia la membresía de Ucrania, y proveer de garantías de seguridad en el camino de Ucrania hacia la OTAN".
En todo caso, la ministra de Exteriores noruega y anfitriona de la reunión de hoy, Anniken Huitfeldt, puso los puntos sobre las íes sobre la eventual adhesión de Kiev a la Alianza: "son Ucrania y los aliados de la OTAN quienes decidirán cuándo Ucrania se convierte en miembro de la OTAN. No es Rusia quien ha de decidir al respecto".
La prioridad en estos momentos es Suecia
Quien sí tiene muchas papeletas para incorporarse a la OTAN antes incluso de esa cumbre de julio es Suecia, el otro estado, junto a Finlandia, que se postuló para la adhesión como consecuencia directa de la invasión rusa de Ucrania y la ruptura del paradigma de seguridad en Europa que implicó este ataque.
Finlandia se convirtió en el trigésimo primer miembro de la Alianza el pasado abril y puso fin a su tradicional neutralidad, forjada en los tiempos más duros de la Guerra Fría entre la Unión Soviética y Occidente. Si bien la entrada de Finlandia se resolvió sin mayores problemas, las reticencias planteadas por Turquía y Hungría a Suecia han estancado la adhesión de ésta.
"No hay garantías de ello, pero es absolutamente posible alcanzar una solución y hacer posible la decisión sobre la membresía plena de Suecia para la cumbre de Vilna", afirmó Stoltenberg en Oslo, en una rueda de prensa ofrecida junto al primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, en vísperas de la reunión de la OTAN.
La ministra de Exteriores noruega fue tajante al respecto: "Suecia debe convertirse en un miembro de la OTAN de pleno derecho lo antes posible y antes de la cumbre en Vilna en julio".
De esa misma opinión fue el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, para quien no hay barreras infranqueables para que Turquía y Hungría demoren más la ratificación de la adhesión de Suecia a la Alianza Atlántica.
"Ha llegado el momento de concluir la entrada de Suecia, que ha dado pasos significativos para satisfacer las preocupaciones de seguridad" y ha superado las objeciones aparecidas en torno a su incorporación a la OTAN, señaló Blinken en vísperas del encuentro de Oslo.
"No tenemos dudas de que debe ocurrir y ocurrirá en las próximas semanas" esa ratificación por los Parlamentos húngaro y turco, explicó Blinken en una comparecencia de prensa con el primer ministro sueco, Ulf Kristersson.
Los turcos, reacios a la incorporación sueca a la OTAN
El mayor apremio para facilitar la integración de Suecia en la OTAN es hacia Turquía. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, revalidó el pasado domingo un nuevo mandato de cinco años que se añaden a las dos décadas que lleva gobernando con mano dura su país. Su campaña electoral se vio marcada en parte por una gran desconfianza hacia Europa y Suecia aparecía como uno de los países contemplados desde Ankara con mayor antipatía.
Erdogan ha acusado a Suecia de admitir en sus fronteras a miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que pidieron asilo y que son acusados por Turquía de terrorismo.
Tampoco hay que olvidar la cercanía entre Rusia y Turquía, las dos grandes potencias del Mar Negro. Ankara intentó mediar para detener la guerra, aunque finalmente tales esfuerzos fueron frustrados por Gran Bretaña y Estados Unidos, como hicieron igualmente con los intentos de Israel en marzo del año pasado, apenas desatada la invasión.
Por eso, Blinken instó a Turquía en Oslo a levantar su veto a la entrada de Suecia en la OTAN, un componente esencial de la nueva política de seguridad de la Alianza en Europa, donde, tras la confrontación con Rusia por Ucrania, el flanco norte de la organización atlántica se ha convertido en un área geoestratégica esencial.
Suecia, clave para la estrategia ártica de la OTAN
Tras su participación en la reunión de Oslo, Blinken prevé visitar Finlandia este jueves y el viernes, precisamente para resaltar la importancia que EEUU da a la estrategia ártica de la Alianza, donde Rusia aparece como el gran contrincante y China como el huésped inesperado.
El cambio climático ha llevado a un acelerado deshielo de los pasos polares de todo el norte de Rusia y ha reanimado en la última década la actividad portuaria a lo largo de la costa siberiana. Este gran paso del norte eurasiático permite ya a los grandes buques chinos alcanzar Europa en mucho menos tiempo que siguiendo la ruta a través del Pacífico, el Índico, el Mediterráneo y el Atlántico.
No es casualidad que, en coincidencia con la reunión de la OTAN en Oslo y la visita de Blinken a Finlandia, este país junto a Suecia y Noruega hayan sido los anfitriones de una nueva edición de las maniobras militares Arctic Challenge, que desde 2013 se celebran cada dos años en la región.
Cerca de 150 aviones, sistemas antiaéreos y 2.700 soldados de una docena de miembros de la OTAN, además de Suecia y Suiza, participan en esta edición de los ejercicios militares, la mayor celebrada hasta ahora y que, tras su arranque este martes, se alargará hasta el 9 de junio.
El mensaje es claro para Rusia: quizá Ucrania no vaya a entrar aún en la OTAN, pero lo ocurrido el 24 de febrero de 2022 ha desencadenado un mecanismo de confrontación en Europa que supera las fronteras ucranianas y se extiende incluso al Ártico.
Y la OTAN quiere subrayarlo. Lo ha dicho su secretario general en Oslo: "la guerra de agresión del presidente (Vladímir) Putin contra Ucrania marca el fin del mundo tal y como lo conocíamos".
"Lo que elijamos hacer y lo que elijamos no hacer ahora determinará cómo será el mundo en las próximas décadas", agregó Stoltenberg, evidenciando que la fragmentación derivada de la invasión de Ucrania y la alineación occidental contra Rusia dejará un poso de animadversión y enfrentamiento en Europa que traerá de vuelta al viejo continente el rancio fantasma de la Guerra Fría.
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