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Brexit El pueblo británico se manifiesta contra Boris Johnson

A dos meses exactos de la fecha señalada para la salida de Reino Unido de la UE, miles de personas se han manifestado este sábado en más de 30 ciudades de todo el país contra la decisión del primer ministro británico de suspender el Parlamento durante cinco semanas. Aseguran que esto es solo el principio y no están solos.

Miles de británicos se manifiestan en Reino Unido contra Boris Johnson. / EFE - VICKIE FLORES

Cristina Casero

En Londres la cita era a mediodía frente a la reja que impide el acceso a Downing Street, pero horas antes ya había una hilera de policías que hacían difícil incluso divisar la residencia donde Boris Johnson descansa desde que asumió el cargo de primer ministro hace apenas un mes.

Ahí estaba ya apostado Simon Taylor, un médico británico de 47 años, para asegurarse un sitio en primera fila desde el que después gritar a todo pulmón “Boris Johnson, avergüénzate”. Porque, como contaba a Público: “Lo que ha hecho supone un ataque a la democracia parlamentaria. Estoy aquí para resistir por mis hijos y mis nietos”.

Para cuando los relojes han dado las doce (las 13:00 horas en España), Simon estaba completamente rodeado de manifestantes que, como él, han llegado para hacer oír su grito de: “Esto sí es democracia” y han conseguido bloquear la avenida Whitehall. Una imagen similar a la que se producía a la misma hora en más de 30 ciudades de Inglaterra, Escocia y Gales además de en Berlín, Amsterdam y Riga.

Todos reunidos bajo un mismo lema: "Paremos el golpe" (#stopthecoup), en alusión a la decisión tomada el miércoles por Boris Johnson -y ratificada por la Reina- de suspender el Parlamento británico desde el 9 ó 12 de septiembre y hasta el 14 de octubre haciendo así más difícil que la Cámara de los Comunes pueda impedir que el próximo 31 de octubre Reino Unido acabe abandonando la Unión Europea sin un acuerdo.

Los organizadores de las concentraciones, el grupo antibrexit Another Europe is Possible (Otra Europa es Posible) formado en 2016 por profesionales de la educación, la política, la economía y los medios de comunicación han llamado a la "desobediencia civil pacífica" contra lo que cerca de un centenar de sindicatos que se han sumado a las protestas, y que amenazan con una oleada de huelgas, califican de “sabotaje a la democracia”.

Así lo ve también Grabiel Abrahms, un irlandés de 55 años residente en Inglaterra que ha acudido a la manifestación con una enorme bandera comunitaria y que considera que Johnson está actuando “como un dictador. Tiene que saber que no le apoyamos”.

Muy cerca de él estaban Tish Mantripp y Luke Hallows, que han llegado esta misma mañana desde Brighton con una pancarta mostrando a Boris Johnson como un "mini yo" de Donald Trump. “Es un golpe al poder -aseguraba Tish, diseñadora teatral de 31 años-. No tenemos voz”. Luke, barbero de 32 años, confía en que “los tribunales, la oposición o el clamor popular logren detener esta locura”. Lo mismo espera Mark Daly, vecino de West Sussex de 61 años, aunque no se atreve a predecir lo que podría pasar porque “todo es posible. Nunca imaginé tampoco que estaríamos donde estamos ahora”. Y añade: “la sola idea del brexit es un tremendo error y si se acaba produciendo provocará el mayor desastre posible”.

E líder del principal partido de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn -al que algunos han echado de menos hoy en la protesta de Londres- no sólo había defendido que los ciudadanos salieran a las calles sino que había pedido a los diputados de su partido que asistieran a las concentraciones de este sábado para “hacer oír nuestro mensaje”.


Detrás de las protestas está también el movimiento ciudadano de izquierdas Momentum que ha llamado a ‘ocupar los puentes y bloquear las calles’ y cuya coordinadora nacional Laura Parker ha asegurado: “Miles de nosotros se unirán a una ocupación del Parlamento y bloquearán las carreteras antes de permitir que Johnson cierre las puertas a la democracia”.

Pero la manifestación de este sábado en Londres se ha desarrollado de forma pacífica, incluso cuando un grupo de ciudadanos probrexit ha irrumpido en ella y han tenido que abandonar la zona escoltado por la policía. La única respuesta de los manifestantes a sus gritos ha sido una oleada de abucheos.

La próxima semana será clave

El calendario de protestas no se detiene aquí. El martes 3 de septiembre, coincidiendo con la vuelta al trabajo de los diputados tras el receso de verano, hay convocada una nueva concentración frente al palacio de Westminster. Dentro, la denominada "alianza rebelde" (un grupo de parlamentarios formado por miembros de los distintos partidos de la oposición y varios diputados tories como el ex-Ministro de Finanzas Philip Hammond y el ex-Secretario de Justicia David Gauke) intentarán poner en marcha la maquinaria para aprobar a contrarreloj una legislación que obligue a Boris Johnson a pedir a Bruselas una extensión del artículo 50, el que establece la salida de Reino Unido de la UE, si fracasa en su intento de lograr un nuevo acuerdo con Bruselas.

El tiempo juega en su contra por eso ya planea también sobre la cabeza de Johnson la amenaza de una moción de no confianza que, previsiblemente, el primer ministro no lograría superar teniendo en cuenta que la mayoría con la que cuenta en la Cámara de los Comunes es de tan solo un diputado y que miembros de su propio partido estarían dispuestos a votar en su contra para evitar el brexit duro.

Así lo refleja un estudio que asegura que estos movimientos acabarían desembocando en la convocatoria de elecciones anticipadas porque ninguna otra alternativa de gobierno lograría el apoyo necesario para tomar las riendas; tampoco una liderada por Jeremy Corbyn, que ha asegurado que en caso de lograrlo a pediría inmediatamente a Bruselas un retraso del brexit, convocaría elecciones y, si las ganara, plantearía un nuevo referéndum sobre la salida de Reino Unido de la UE.

Pero lo tiene difícil a juzgar por la última encuesta publicada hoy mismo en la prensa británica y que sigue dando la victoria a los Conservadores con un 31% de los votos y sostiene que Boris Jonson es el mejor primer ministro para un 45% de los encuestados frente al 17% que apuesta por Corbyn. Así que a pesar de las protestas, de momento a Johnson la jugada le está saliendo redonda.

Un Parlamento alternativo

Los movimientos para frenar al primer ministro van más allá. A la espera de que tres tribunales de Inglaterra, Escocia e Irlanda del Norte se pronuncien acerca de la legalidad de la medida de Jonson de suspender el parlamento, hay quien tiene un plan B. Un grupo formado por cincuenta diputados de distintos partidos ha anunciado que buscará un lugar alternativo en el que poder seguir reuniéndose durante esas cinco semanas en las que la Cámara de los Comunes permanecería cerrada con el objetivo de evitar a toda costa un brexit ‘a las bravas’ porque -sostienen- la situación es de “crisis nacional”. Lo aseguran en una carta enviada al diario The Guardian en la que denuncian que Johnson está actuando atendiendo sólo a intereses personales y califican sus últimos movimientos de “golpe inconstitucional” a favor de un brexit duro que comprometería “el empleo, la seguridad y el nivel de vida de los ciudadanos, sin mencionar el acuerdo del Viernes Santo”.

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