Opinión
Kit de supervivencia de la señorita Pepis


Por David Torres
Escritor
La otra noche se me ocurrió ver diez minutos de un telediario y en menos de diez minutos comprendí por qué llevaba décadas sin arrimarme a un telediario. Lo pillé empezado, igual que una película en versión original sin subtítulos, mientras los locutores no paraban de hablar de una guerra en Europa con tal naturalidad que pensé si, mientras sacaba a pasear a mi perra (Mónica Perruchi), los rusos no habrían tenido tiempo de bombardear Berlín, invadir Polonia y tomar Helsinki. Ahí estábamos, en mitad de una guerra, y yo como un idiota en mitad de la calle, buscando bolsas para recoger excrementos caninos. Me faltaban los subtítulos, en efecto.
Al encender el televisor, una voz comentaba con total tranquilidad el clima bélico en que estaba sumido el continente europeo, señalando la inmediata necesidad de recoger provisiones, prepararnos para lo peor y armarnos hasta los dientes, desde ametralladoras hasta cortaúñas. Quizá me había perdido el momento en el que explicaban que en breve iban a acondicionar las papeleras con bolsas para recoger cadáveres. Las palabras y las imágenes me hicieron dudar de si realmente estaba viendo un telediario, una parodia de José Mota o un anuncio de la próxima temporada The Walking Dead. Imposible saber si hablaban de una guerra en ciernes, de un probable desastre climático, de la caída de un meteorito o de un ataque zombi.
Al final resultó que era un anuncio, sí, pero de telediario, el anuncio de un hecho que podría producirse en dos meses, dos años o dos lustros. Estaban dando una noticia en futuro imperfecto de subjuntivo, un tiempo verbal bastante torpe para hablar de la realidad y estupendo para establecer hipótesis. Antes los telediarios se escribían en pretérito perfecto, a veces incluso en presente, sobre la marcha, pero se conoce que los medios de comunicación han evolucionado mucho y ahora disponen de ouija, bola de cristal y otros modernos métodos de adivinación. En el afán por informar puntualmente de la actualidad, ya no se espera a que se produzca la noticia para informar, sino que se informa antes de que ocurra y así nos acojonamos todos. A Putin no le va a quedar más remedio que empezar a lanzar pepinazos si quiere cumplir el horóscopo de los periodistas, más que nada, por no dejarlos mal.
El momento más extraño fue cuando emitieron el video con el que Hadja Lahbib, comisaria europea de Cooperación Internacional y Desarrollo, explicaba a los ciudadanos europeos la importancia de hacerse con un bolso de emergencias que incluya agua potable, linterna, mechero, una navaja suiza, chocolatinas, medicamentos y una baraja de cartas. Por el desparpajo con el que lo hacía, parecía el kit de supervivencia de la señorita Pepis. Es cierto que el pánico desatado, en ocasiones, produce risa, pero esta vez a los mandamases de la Unión Europea se les ha ido un poco la mano. A medida que Lahbib, sin dejar de sonreír, iba sacando sus accesorios, la parodia a lo José Mota ganaba terreno a la profecía periodística. Al menos podían haber puesto a Ursula Von der Leyen con maquillaje de guerra en los pómulos o a Rambo yendo de compras a Loewe.
El video era un homenaje involuntario a aquella secuencia de Teléfono rojo, volamos hacia Moscú, cuando Slim Pickens, a bordo del bombardero que está sobrevolando Siberia, muestra un kit de supervivencia que incluye, entre otras cosas, una pistola automática, un manual básico de ruso y unas medias de nylon. La estafa millonaria del aprovisionamiento de mascarillas va a convertirse en un chiste en cuanto los Medina y Luceño de turno se pongan a comprar a toda hostia maletines de emergencia a los chinos. No hay mejor forma de defenderse de un ataque preventivo que mediante un noticiario preventivo. Antes de la aterradora ristra de hongos atómicos con la que Kubrick concluye la película, se ve a Slim Pickens por los aires, cabalgando una bomba nuclear como si fuese a lomos de un caballo salvaje. Para redondear el homenaje, el kit de supervivencia de la señorita Pepis debería incluir un sombrero tejano.
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