Opinión
Violadores ante niñas que crecen “demasiado”


Periodista
-Actualizado a
Rebaja de pena a un violador en el Tribunal Superior de Navarra. Al agresor le han quitado cinco años de cárcel porque aunque la víctima era una menor de 13 años, no aparentaba tener esa edad. Conviene leer los motivos de la rebaja y cómo se justifica, porque tiene bastante fondo. Dice que era normal la confusión porque la joven medía 1,68 metros y pesaba 71 kilos. También porque estaba acompañada por una joven de 17 años; y además, una vecina que fue testigo, calculó que tendría 20 años. Pero hay más: que la menor había bebido, que antes se había besado con él, y que llevaba tres preservativos en el bolso, comprados con su amiga ese mismo día.
A estas alturas se espera que la Justicia interprete hechos, no suposiciones. No la suposición de él, ni la de la vecina, ni la de la edad, ni la de la apariencia física, ni dar un beso, ni el qué se lleva en el bolso. Porque nada de eso justifica ni explica que seas violada. Nada justifica que un tipo haga lo que él hizo, por mucho error en el que se escude la decisión. Sobre todo porque otras instancias no compartieron antes el nuevo criterio del Tribunal Superior.

En el mismo fallo se relata que el agresor, una vez en el interior del portal, hizo caso omiso a las palabras de la menor, que manifestó estar agobiada y que quería irse. Él, en lugar de dejarla marchar, la agarró con fuerza de las muñecas para inmovilizarla. Luego, le tocó los pechos, momento en que la menor pide ayuda, sin que nadie la escuche o la atienda. Entonces, el violador le tapó la boca y la penetró.
Tenemos una sentencia bastante completa donde afloran estereotipos machistas, donde se usan argumentos que revictimizan a una niña que había sido violada, y donde el peso de la decisión cae en ella, en la víctima, en la agredida. Me pregunto cómo estará después de esto, si es que ha logrado superar lo que vivió a esa edad, que debería de haber constituido una pena mayor. Como también el hecho que se aprovechara de ella estando bebida, sabiendo que su capacidad de defensa estaría limitada y que con trece años estaba en una situación de vulnerabilidad. Me pregunto cómo estará ella después de ver cómo se menciona desde su cuerpo hasta su comportamiento.
Lo que sí podemos intuir es cómo estará él, sabiendo que de trece años debe cumplir ocho y seis meses. Es probable que esté aplaudiendo porque pasará menos tiempo en la cárcel y porque el Tribunal Superior de Navarra ha caído en la trampa de los prejuicios sexistas. El juego le ha salido redondo porque claro, 16 es la edad de consentimiento sexual. Y también porque antes, la Audiencia, lo había dejado acorralado en el fallo anterior.
En él se detalla que no tenía afectadas sus facultades por el consumo de alcohol o que no tenía patología o enfermedad que afectara a sus capacidades intelectuales. Y, ni siquiera (y esto es lo importante) que actuara bajo la creencia de que la víctima tenía más de 16 años. Da igual la edad que él pensara, sino la que realmente ella tenía. En este país de hombres educados en el “estrenar” a mujeres, en podcast donde se dicen que hay que cogerlas “nuevas” para ser de los “primeros”, no choca que se vaya en busca de niñas. Sobre todo porque un tipo que tenía 33 años sabía que no estaba con una de su edad.
Un capítulo más de una Justicia donde falta aún formación en agresiones sexuales. Qué culpa tiene una niña de su cuerpo, el peso o por la altura. Atrás parecían haber quedado las excusas machistas de la ropa o la hora de salida ante las agresiones, con un “tú te lo has buscado”. A ver si ahora se va a consolidar lo de crear sentencias injustas porque las niñas crezcan demasiado.
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