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El discurso a la carta de Feijóo con la migración abre las costuras del PP

Un sector del partido no comparte el zigzagueo del presidente del PP y ve un error entrar a la competición con Vox. Moreno Bonilla aprovecha para marcar perfil propio.

Feijóo
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a Alfonso Rueda, Cuca Gamarra, Juan Manuel Moreno Bonilla, Isabel Díaz Ayuso y Alfonso Fernández Mañueco. EFE/ David Mudarra / PP

Alberto Núñez Feijóo hizo esta semana un discurso de esos que son difíciles de borrar de la hemeroteca. Por lo que dijo y por cuándo lo dijo. A pocas horas de que se votara en el Congreso de los Diputados la toma en consideración de la ley de extranjería que acabaron tumbando junto a Vox y Junts y ante la plana mayor del Partido Popular, Feijóo sentenció: "Solidaridad sí, pero seguridad también. Para los que llegan, pero también para los que estamos. Los españoles tienen derecho a salir tranquilamente a la calle". Nunca había llegado tan lejos en la asimilación de las premisas xenófobas de la extrema derecha relacionando migración con delincuencia e inseguridad.

"Somos una nación con valores, esos valores incluyen auxiliar y dar apoyo a quien lo necesita, pero también incluyen el respeto a nuestra cultura, a nuestras creencias, a las mujeres, a los homosexuales, a la libertad de poder sentirse seguro en su casa", añadió.

Con un mensaje similar a este intentó agitar la recta final de la campaña catalana del 12 de mayo para arañar votos a Vox. "Le pido el voto a aquellos que están a favor de la inmigración legal, pero los que no admiten que la inmigración ilegal se deje en nuestras casas ocupando nuestros domicilios y nosotros no poder entrar en nuestras propiedades", dijo entonces. A nadie se le escapaba que era una estrategia dentro de la competición electoral con la ultraderecha y las críticas internas afloraron: barones del PP le reprochaban los constantes giros de discurso y el error de competir con Vox en un terreno "donde siempre ganan ellos porque nada les penaliza".

Pero llegaron las europeas y Feijóo volvió a hacer lo mismo. Una de sus propuestas de campaña fue que las personas migrantes tuviesen que adquirir "un compromiso de adhesión y respeto a los valores fundacionales de Europa" para poder ser ciudadanos de la Unión Europea. "Aquí se viene a trabajar y aceptar en igualdad los derechos y deberes, pero no para delinquir ni reincidir, este es el equilibrio sensato", defendió.

La estigmatización de los migrantes era un ingrediente de quita y pon en los discursos de Feijóo. Pero la forma en la que este lunes defendió su rechazo a la política migratoria del Gobierno —en medio de un debate normativo y fuera del contexto electoral— lo ha anclado a su posición política, generando las primeras reacciones internas. La más importante y clara hasta el momento ha sido la del presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla.

El 'barón de barones' que se está haciendo con el aura de moderación y peso interno que atesoraba Feijóo antes de aterrizar en Génova, se ha desmarcado. En una intervención en el parlamento andaluz que casi parecía una contestación al presidente nacional del PP y no a Vox, como en realidad fue, Moreno Bonilla desmontó los discursos que vinculan la migración con la delincuencia. Explicó que de todos los delitos que se habían cometido en Andalucía el año pasado "solo un 7%" los causaron por personas migrantes, "y muchos de ellos, europeos"; calificó de "disparate colosal" generalizar sobre la migración; cargó contra Vox por usar de manera "sangrante" la migración "para conseguir que sea un problema"; y remachó: "no voy a participar en la cacería del inmigrante".

No es la primera vez que el andaluz pone distancias con Feijóo. Lo hizo también con la tibieza de Génova ante el apaleamiento de un muñeco de Pedro Sánchez en Ferraz. La suya fue la primera condena firme de un dirigente del PP y tuvieron que pasar casi cuatro días.

Pero, frente a la tesis defendida por Moreno, en la dirección nacional del PP se muestran convencidos de que hay que dar respuesta a la preocupación social que genera la migración porque si no lo hacen ellos, explica un miembro de la cúpula popular, "lo harán los extremismos". "Hay que mirar a Francia", sentencia. La cuestión para algunas fuentes del PP es cómo equilibrar su postura. Creen que es lo que está intentando Feijóo al forzar que sus comunidades autónomas votasen a favor de la acogida de los 347 menores migrantes no acompañados acordados para este año para después, tras la salida de Vox de los gobiernos, endurecer el tono e impedir siquiera el debate de la ley de extranjería.

Sobre la propuesta del PP en materia migratoria, lo único que Feijóo y otros dirigentes han verbalizado es que es necesario "trabajar en origen" y copiar los modelos antimigratorios de otros países como Italia, que ha llegado a un acuerdo con Albania para construir centros migratorios allí y que las personas migrantes no pisen suelo italiano, y Grecia.

Esta contestación de Moreno Bonilla no ha sido la única turbulencia interna a raíz del debate sobre la migración. Algunos barones del PP tampoco vieron con buenos ojos que Feijóo forzará a las comunidades a votar 'sí' a la acogida de los menores migrantes no acompañados.

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