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Elecciones 2019 ¿Quién controlará al Gobierno? Los cinco diputados más incisivos dejan el Congreso

Los terremotos orgánicos de PP, PSOE y PdeCat sacan de las listas a Celia Villalobos, Ramón Moreno, Miguel Ángel Heredia, Ángeles Álvarez y Carles Campuzano, cinco veteranos parlamentarios cuyas carreras suman casi 60.000 iniciativas y 33 legislaturas.

Celia Villalobos./ EFE

Los cinco diputados más activos de la democracia, cuyas carreras parlamentarias suman casi 60.000 iniciativas, estarán ausentes, en bloque, en la próxima legislatura en el Congreso como consecuencia de los terremotos orgánicos que en los últimos meses han sacudido a sus partidos, PP, PSOE y PdeCat, que han derivado en su salida de las listas para el 28-A.

Se trata de los conservadores Celia Villalobos y Ramón Moreno, los socialistas Miguel Ángel Heredia y Ángeles Álvarez y el catalanista Carles Campuzano, que han sido, al mismo tiempo, cinco de los diputados más veteranos de la cámara. Suman 33 legislaturas.

Sólo uno de ellos, el malagueño Miguel Ángel Heredia, opta a continuar como parlamentario, aunque en este caso en el Senado pese a haber sido el candidato más votado por las agrupaciones de base de su provincia en las primarias para las listas del Congreso. Sin embargo, las tensiones entre la dirección federal de Pedro Sánchez y la autonómica de Susana Díaz acabaron con un traslado.
Heredia ha sumado en sus siete legislaturas como diputado 23.490 iniciativas entre preguntas orales y escritas, solicitudes de información y peticiones de comparecencias, lo que le sitúa como el diputado más activo de la democracia.

Celia Villalobos y Ángeles Álvarez

De hecho, sus registros duplican a los de su paisana Celia Villalobos, ministra de Sanidad con José María Aznar y autora de 11.549 en las diez legislaturas que ha permanecido en la cámara, aunque el grueso de ellas se concentran en las dos que pasó en la oposición durante los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, con casi 7.000 en la primera.

Villalobos, la segunda diputada más activa de la etapa democrática pese al deterioro que se provocó en su imagen con su afición a jugar al Candy Crush, fue apartada de las listas por la nueva cúpula del PP de Pablo Casado, que también le relevó antes de terminar la legislatura de la Diputación Permanente, en la que llevaba treinta años, tras alinearse con Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias para la presidencia de su partido.

Le sigue en la clasificación Ángeles Álvarez, diputada del históricamente convulso PSOE madrileño, que deja la cámara tras haber acumulado en solo dos legislaturas 10.409 preguntas y solicitudes de información y de comparecencias.
La pasada legislatura destacó por haber logrado evitar que la comisión que iba a estudiar la nueva tipificación penal del delito de agresión sexual estuviera formada por veinte hombres y fuera sustituida por otra con mayoría de magistradas. 

Ramón Moreno y Carles Campuzano

El cuarto puesto lo ocupa el zaragoza Ramón Moreno, que también se ha visto arrollado por los nuevos vientos que soplan en el PP tras haber sido uno de los principales ‘fontaneros’ del partido con Aznar y con Mariano Rajoy, con los que formó parte del comité ejecutivo y llegó a ocuparse de la secretaría de Exterior de los conservadores.

En su caso, como en el de Villalobos, los criterios de las nuevas direcciones estatal y autonómica del PP han pesado más que una hoja de servicios con 8.706 iniciativas en siete legislaturas. Ni siquiera figura en las listas como figura de apoyo.

Cierra el quinteto el barcelonés Carles Campuzano, que tras siete legislaturas en las que acumula 5.810 preguntas y solicitudes de información y/o comparecencias ha pasado de ejercer como portavoz del PdeCat a caerse de las candidaturas de JxCat pese a haber sido propuesto formalmente para encabezarla por la asamblea del Garraf.

Fue, lo mismo que ocurrió con otros dirigentes del ala más pragmática de la antigua Convergència como Jordi Xuclà, uno de los damnificados por la purga que terminó imponiendo Carles Puigdemont.

"En la oposición tienes más posibilidades"

La labor de control del Gobierno mediante preguntas y solicitudes de información, una de las tres que la legislación asigna a los parlamentarios junto con la de impulso que se realiza a través de las propuestas de resolución (proposiciones no de ley y mociones) y la propiamente legislativa, comenzó a tomar peso en el Congreso con el ejecutivo de Aznar. Hasta entonces, en los de Adolfo Suárez y Felipe González, el grueso del trabajo de los diputados se centraba en la faceta legislativa. Y se disparó en los años de Zapatero y de Rajoy. Es un trabajo más sordo, alejado de los focos que iluminan las intervenciones en la tribuna.

“El control al Gobierno es una de las labores más importantes de los diputados. En un momento en el que la gente reclama a la política que solucione sus problemas, los diputados tenemos que tratar de estar a la altura y hacer nuestro trabajo para el que la ciudadanía nos ha elegido”, explica Heredia, al que se sale una media de tres iniciativas diarias a lo largo de 23 años.

El socialista coincide con Moreno en que, además de controlar al Gobierno desde la oposición, los diputados también utilizan las preguntas cuando forman parte de la mayoría para dar a conocer las actuaciones del ejecutivo en sus territorios, aunque “cuando estás en la oposición tienes más posibilidades de preguntar para controlar al Gobierno que cuando lo apoyas, entonces es más difícil”, anota el zaragozano.

La paciencia de un trabajo sin focos

Otra cosa es que siempre logren el objetivo, ya que los ministerios suelen acogerse a la textualidad de las preguntas para evitar soltar determinadas informaciones. “A veces hay que insistir. Con Aznar llegamos a tener que presentar hasta 34 iniciativas diferentes y con distintos enunciados y argumentación para demostrar que se estaban recortando el número de becarios, pero al final lo conseguimos”, explica.

“Muchas veces hay que tener paciencia e insistir hasta que consigues la información que buscas”, señala Moreno, que anota que en ocasiones los ejecutivos apuran el plazo máximo de tres meses que tienen para responder con el objetivo de que la información le llegue al diputado cuando la polémica ha perdido actualidad.

“Es como todo –apunta Heredia–. Si te lo tomas en serio, preguntas y repreguntas hasta que obtienes la respuesta, y después vas haciendo un seguimiento del tema”.

En su caso, durante la etapa de Rajoy se centró en “hacer seguimiento y demostrar con datos oficiales del Gobierno el daño que ha supuesto la reforma laboral en cuanto a precariedad, accidentes laborales y salarios miserables para los jóvenes, para las mujeres o los mayores de 45 años”, así como en denunciar los recortes en las becas o los efectos que han supuesto para los pensionistas el copago y el ‘medicamentazo’.

Moreno pasó por las comisiones de Defensa, de Cultura y de Cooperación al Desarrollo, aunque el grueso de su trabajo se ha concentrado en la de control de RTVE, donde tuvo elm pasado octubre tuvo un duro enfrentamiento con su administradora, Rosa María Mateo, que le llamó “miserable y mezquino”.

"Era la primera vez en la democracia que un compareciente acaba insultando a un diputado", recuerda. "Al cabo de un mes tuvo que pedir disculpas, pero no se las acepté porque lo hizo leyendo un papel ante las cámaras. Eso era para la opinión pública. Una cosa es que no estemos de acuerdo en los planteamientos y otra faltar al respeto", anota.

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