Los barcos de la muerte saudíes han pisado España cargados del mismo tipo de helicópteros de combate que han utilizado en sus ataques contra Yemen. Lo han hecho con las pertinentes autorizaciones legales del Gobierno español, pese a que este tránsito supone una vulneración del Tratado de Comercio de Armas (TCA).

Las pruebas que el Ejecutivo se niega a aportar en el Congreso están en manos del Collettivo Autonomo Lavoratori Portuali, la organización que agrupa a estibadores de Génova. El puerto de esa ciudad italiana es uno de los principales en la ruta europea que realizan los barcos de la naviera Bahri que se encargan del transporte de armamento. La otra terminal marítima europea utilizada a día de hoy por la dictadura saudí es Sagunto.

Pese a la represión de las autoridades portuarias, los trabajadores genoveses han conseguido fotografiar en varias ocasiones el interior de los barcos saudíes durante sus escalas en esa terminal marítima, lo que ha permitido conocer el material bélico que transportan en sus bodegas. Según ha podido verificar Público, algunas de esas fotos fueron realizadas en el interior de buques de Bahri que previamente habían hecho escala en España.

El Bahri Hofuf es uno de ellos. El 29 de junio de 2021, este barco atracó en el puerto de Cádiz proveniente de EEUU, siguiendo la ruta habitual que realizan las naves empleadas por la naviera pública saudí para el transporte de armamento. Desde la costa gaditana salió en dirección a Génova, donde llegó pocos días después.

Según consta en una serie de fotos a las que ha tenido acceso Público, en el interior del barco había helicópteros de combate Apache adquiridos en Estados Unidos. Se detectó además la presencia de 12 contenedores cargados de material explosivo, tal como se podía determinar por los códigos que lucían en su exterior.

Según consta en un informe del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones de septiembre de 2019, helicópteros Apache tripulados por las tropas saudíes han intervenido en la campaña militar en Yemen.

Este extremo ya había sido apuntado también por la investigadora pacifista estadounidense Medea Benjamin, quien en 2016 alertó que las fuerzas saudíes empleaban esos helicópteros en territorio yemení. 

En marzo de 2017, una nave de este tipo "disparó sin previo aviso contra un barco de pesca que se encontraba frente a las costas de Al Hudaydah, con un saldo de dos pescadores muertos y otros cinco heridos", señala otro informe del Alto Comisionado de Derechos Humanos. 

Ese mismo mes hubo otro ataque con un número mayor de víctimas. El 16 de marzo de 2017, 42 refugiados somalíes y un civil yemení murieron y otros 29 resultaron heridos –entre los cuales había seis niños– tras un ataque lanzado por la coalición encabezada por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

"Según cuentan los supervivientes, el barco que transportaba a los refugiados por el Mar Rojo fue blanco de proyectiles disparados sin previo aviso desde un buque de la coalición, a lo que siguió un ataque realizado por un helicóptero Apache que sobrevoló la embarcación", señala Naciones Unidas.

Pese a esos graves ataques, las autoridades españolas dieron vía libre al paso de nuevos "barcos de la muerte" cargados de armamento. Según datos recopilados por el activista Luis Arbide, portavoz de la comisión La Guerra Empieza Aquí de Ongi Etorri Errefuxiatuak (Bienvenidos Refugiados), 39 buques de este tipo han pisado puertos españoles desde que empezó la guerra de Yemen. El número 40 llegará el próximo día 31 al puerto de Sagunto.

Según ha documentado el sindicato de estibadores genoveses, el barco de la naviera Bahri, que el pasado 4 de agosto visitó la terminal marítima valenciana, también transportaba helicópteros de combate.

El caso concreto de ese barco ha llegado al Congreso de la mano del diputado de EH Bildu Jon Iñarritu, quien ha preguntado por escrito al Gobierno "qué material de defensa u otro material, en su caso, cargó el Bahri Tabuk", "cuál era
su destino, usuario y uso final" y qué empresa es la "responsable de esa exportación". Asimismo, Iñarritu también ha pedido información sobre la escala realizada por otro barco de Bahri en Sagunto el pasado 10 de octubre.

Vulneración del Tratado

La comprobación de que estos barcos transportaban helicópteros de combate en su interior implica una violación del Tratado de Comercio de Armas, que obliga a cada Estado parte –entre los que se encuentra España– a prohibir el tránsito o transbordo de armas convencionales y municiones en todo su territorio cuando podrían utilizarse para cometer crímenes de guerra. 

Este aspecto ha sido denunciado en reiteradas ocasiones por Amnistía Internacional (AI), que a través de distintas comunicaciones enviadas al Gobierno –la última ha sido cursada esta misma semana– ha alertado sobre las implicaciones que tendría el paso de barcos saudíes cargados de material bélico. 

Estas cartas de AI suelen encontrar el silencio como respuesta. En otras ocasiones, el Gobierno se ha limitado a defender la legalidad del comercio armamentístico con Arabia Saudí, al tiempo que ha evitado dar cualquier detalle sobre la carga de esos buques.

El Gobierno tampoco quiso facilitar esa información a los diputados de ERC  Marta Rosique y Gerard Álvarez, quienes el 30 de junio de 2021 enviaron una pregunta escrita al Gobierno para que facilitase datos sobre el barco saudí que había atracado el día anterior en Cádiz y en el que, según ha podido verificar ahora Público, se transportaban helicópteros de combate. 

Los argumentos del Gobierno

En su respuesta, el Gobierno tiró del argumentario habitual ante las preguntas sobre los barcos de la muerte saudíes y la venta de armamento a esa dictadura. Por una parte, alegó que esas escalas de los buques se ajustaban a lo estipulado en el Tratado de Comercio de Armas, sin dar más explicaciones al respecto.

Por otro lado, remarcó que no existía ningún embargo que impidiese la venta de armamento al régimen saudí y aseguró que "si se tuviese conocimiento o existiese riesgo de uso indebido de los materiales exportados", se aplicaría el mecanismo de verificación expost en torno al material ya vendido.

Sin embargo, los resultados de esas verificaciones –al igual que ocurre con todos los aspectos vinculados a las escalas de los buques saudíes y a la venta de armamento– se encuentran protegidos por un absoluto secretismo.