Público
Público

Bolaños anuncia medidas como la apertura de un control interno en el CNI para aclarar el 'Catalangate' pero el Govern lo ve insuficiente

El ministro anuncia la apertura de una comisión parlamentaria de Secretos Oficiales en el Congreso con participación de los independentistas, entre otras medidas. La consellera de Presidencia asegura que se deben responder un cúmulo de preguntas sobre el caso y su autoría y asumir responsabilidades con dimisiones.

El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la consellera de la Presidencia, Laura Vilagrà, posan en el ámbito de su reunión este domingo en Barcelona.
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la consellera de la Presidencia, Laura Vilagrà, posan en el ámbito de su reunión este domingo en Barcelona. Toni Albir / EFE

La reunión relámpago celebrada este domingo en Barcelona entre la consellera de Presidència del Govern de la Generalitat, Laura Vilagrà, y el ministro de la Presidencia del Gobierno, Félix Bolaños, es la primera que se produce entre ejecutivos desde que explotó el Catalangate, pero no será la última. "No ha ido bien", ha explicitado Vilagrà a pesar de los esfuerzos de Bolaños en transmitir determinación en clarificar el asunto y la proximidad con el Govern. Y es que fuentes del Ejecutivo catalán indican que las propuestas que el emisario enviado de urgencia por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha planteado se pueden considerar un primer paso pero "de momento profundamente insatisfactorio".

Bolaños habría ofrecido a Vilagrà el compromiso rotundo y explícito del Gobierno estatal de abrir una investigación para aclarar el escándalo del espionaje político. Pero desde el Govern consideran que hace falta mucho más para reabrir las relaciones y destensar el momento político entre Catalunya y el Estado.

Para Vilagrà falta mucha más concreción en ese compromiso de Moncloa de cómo se llegará al fondo de la cuestión sin tapujos ni dudas para saber cómo, quién, cuándo y por qué se efectuaron las escuchas y sobre todo su autoría, cosa que este domingo no habría hecho el ministro. Y la parte catalana continúa exigiendo algún tipo de asunción de responsabilidades. Por otra parte, en la reunión también se ha tratado, según fuentes del Govern, la realización de un posible encuentro entre Pere Aragonès y Pedro Sánchez, tal como reivindica el Palau de la Generalitat. Encuentro que según estas fuentes no se habría concretado y que consideran que "no será suficiente pero es imprescindible".

Sin teléfonos, una larga mesa y manuales de conversación

Unas propuestas para reconducir las relaciones políticas congeladas por parte del president de la Generalitat que, como anécdota significativa, el ministro ha hecho sin móviles en la sala, ya que han quedado requisados antes de entrar al encuentro por exigencia de Vilagrà, según fuentes del Govern y según se había pactado. Será por desconfianza o por si acaso, pero con el tema a tratar no deja de ser paradigmático. Y con un libro también sintomático bajo el brazo de Bolaños: En defensa de la conversación -con el subtítulo El poder de la conversación en la era digital-, de Sherry Turkle, que el ministro ha regalado a la consellera con motivo de la diada de Sant Jordi.

Los rostros de seriedad de los dos interlocutores mostraban enfado y preocupación

Aunque fuentes de Presidencia del Govern aseguran que la reunión de más de dos horas –que ha empezado con retraso ya que el ministro Bolaños ha llegado media hora tarde– se ha realizado con total cordialidad, los rostros de seriedad de los dos interlocutores mostraban enfado y preocupación. Y se ha optado por una larga mesa con Vilagrà y Bolaños distanciados al sentarse cada uno en una punta.

Fuentes consultadas aseguran que el tono de Vilagrà al exponer las exigencias del Govern para rebajar la tensión por el caso de espionaje masivo contra el independentismo con el sistema Pegasus ha sido "duro y contundente". Vilagrà y Bolaños se conocen bien, ya que mantienen contactos habituales para diversas cuestiones entre los dos gobiernos, entre ellas la marcha de la mesa de diálogo. El ministro habrá sabido captar sin duda cual es la dimensión del enfado en la parte catalana por el Catalangate.

Control del CNI, comisión y desclasificar documentos

Por parte del Gobierno, el ministro de Presidencia ha anunciado un "control interno" del CNI sobre el Catalangate y ha planteado la constitución urgente de la Comisión de Secretos Oficiales en el Congreso con todos los grupos parlamentarios, incluidos ERC y Junts. Bolaños ha explicado que ya han trasladado a todos los grupos la necesidad de constituir la comisión, donde comparecería la directora del CNI y daría cuenta del resultado de la auditoría interna del centro. También se mostró dispuesto a desclasificar documentación en sede judicial si es necesario. Asimismo, ha garantizado la plena disposición a aportar toda la información que solicite el Defensor del Pueblo en la investigación que ha abierto.

Bolaños también ha querido remarcar que "España es un Estado de derecho" donde "las instituciones actúan dentro de la ley y están sometidas a control judicial". A pesar de ello, ha dicho que "comprende las preocupaciones de las personas afectadas". También ha añadido que "los servicios de inteligencia actúan para salvar vidas y para proteger a los ciudadanos y lo hacen en silencio".

Y ha manifestado el total compromiso del CNI con la transparencia sobre el caso y con la voluntad de aclararlo, dentro de las dificultades que implica la gestión de la información de un organismo tan sensible como son los servicios secretos. El número dos de Sánchez ha reiterado la voluntad de diálogo de su Gobierno con el catalán y calificó la reunión de "cordial, sincera, correcta".

Demasiadas preguntas sin respuesta

Bien diferente ha sido el tono duro e inquisitivo de la consellera de Presidència, Laura Vilagrà. "No ha ido bien", ha querido dejar claro con contundencia refiriéndose a la reunión con su homólogo del Gobierno español. Frente a un "hecho gravísimo", como es el mayor espionaje político de Europa, ha asegurado, en un sistema político que "se autodefine como democrático", Vilagrà ha reprochado que seis días después de conocerse los hechos publicados por The New Yorker "no tenemos las respuestas que esperábamos a la altura de la gravedad de los hechos". "Desde el primer día exigimos máxima transparencia", ha recordado Vilagrà, añadiendo: "Hoy la reunión no ha ido bien y no podemos estar satisfechos".

"Un caso tan grave necesita claridad, honestidad y asunción de responsabilidades", ha afirmado Vilagrà. Y la consellera ha planteado una serie de preguntas sobre las cuales el Govern exige respuestas y que Bolaños no habría respondido: qué tipo de investigación se va a abrir para aclarar el Catalangate, cuánta gente está afectada, quién ordenó las escuchas, cómo se realizaron o quién las materializó, entre otras cuestiones. Preguntas de momento sin respuestas, pero que no dudan de "que el Gobierno la conoce". Y por supuesto también qué se ha hecho con la información interceptada y para que se ha utilizado.

Vilagrà: "Nos faltan todas estas respuestas y seis días después nadie ha asumido responsabilidades"

"Nos faltan todas estas respuestas y seis días después nadie ha asumido responsabilidades", ha afirmado la consellera. "Con la reunión de hoy no es suficiente", ha asegurado, para pasar a advertir de que "si el Gobierno no se mueve habrá consecuencias graves", refiriéndose a posibles votaciones en el Congreso. "Un escándalo de esta magnitud no puede gestionarse de forma cosmética", ha dicho Vilagrà que considera que las iniciativas propuestas por Bolaños no garantizan las respuestas que pretenden conseguir desde el Govern. Entre otras cosas, afirma la consellera, porque el CNI siempre puede escudarse en la Ley de Seguridad Nacional y de Secretos Oficiales.

"El Catalangate no es caso puntual", ha asegurado Vilagrà, que ha añadido: "No queremos auditorías técnicas ni cabezas de turco". En el Govern exigen ir hasta el fondo y valentía para enfrentarse a las cloacas del Estado. Pero también se exigen dimisiones, bien sea por acción y participación en el espionaje o "por incapacidad para dar respuesta" al caso. Aunque no ha querido concretar nombres ni cargos.

"No es un farol", ha dicho con contundencia Vilagrà. "Esta visita no sirve para normalizar las relaciones, las confianzas están rotas. No podemos negociar con quien nos espía. Para garantizar apoyos parlamentarios necesitamos aclarar todas las preguntas planteadas". Preguntas que Vilagrà asegura que el ministro Bolaños ha dejado sin respuestas.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias