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PARTIDO POPULAR El PP se ve arrastrado por Vox a la bronca como arma política y justifica los insultos a Sánchez el 12 de Octubre

Tanto el líder de los populares, como el portavoz, José Luis Martínez Almeida, consideran normales los abucheos al presidente del Gobierno. En 2018, Casado dijo que no le resultaba agradable que se abuchee a las instituciones

El líder del Partido Popular, Pablo Casado (d), pregunta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), durante la sesión de control al Gobierno celebrada este miércoles en el Congreso de los Diputados.
El líder del Partido Popular, Pablo Casado (d), pregunta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), durante la sesión de control al Gobierno celebrada este miércoles en el Congreso de los Diputados. Chema Moya / EFE

El desfile militar del 12 de Octubre ha llegado este martes al Congreso de los Diputados. Los insultos y abucheos que recibió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han sido mencionados por el líder del Partido Popular (PP), Pablo Casado. Y lo ha hecho para justificarlos desde su escaño. Una estrategia, la de la bronca política constante y la crispación que viene acrecentándose desde la oposición, especialmente representada por Vox. 

"Ayer escuchó lo que dice la calle de usted. Nosotros no somos catastrofistas, lo que pensamos es que usted es una catástrofe para España. Debería arrimar el hombro y no llevarnos a todos al barranco", le dijo Casado a Sánchez al final de su intervención durante la sesión de control al Gobierno. Sánchez escuchó a su llegada al desfile y junto a Felipe VI y Letizia gritos como "okupa", "paleto", "traidor" o "hijoputa", entre otros.

En su respuesta, el presidente señaló que "siempre que gobierna la izquierda hay abucheos, hay insultos a los presidentes de izquierdas". "Eso es cómo ustedes y la ultraderecha entienden la convivencia y el respeto al orden constitucional", añadió. Efectivamente, Sánchez no era la primera vez que recibía insultos parecidos. En 2018 o 2019 el recibimiento fue parecido. Tampoco se libró de ellos José Luis Rodríguez Zapatero en los desfiles de 2010 o 2011, por poner dos ejemplos más. 

A la justificación de Casado desde el Congreso se le unió también el portavoz nacional del PP, y alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. En una entrevista en el programa Herrera en COPE, señaló que cada vez que Sánchez tiene un acto público, "las escasas veces que lo hace", es pitado. "No es algo que pase sólo en el 12-O. Sánchez ha perdido el pulso y el sentir de la calle", afirmó. 

La misma línea argumentativa siguieron desde la ultraderecha de Vox. De manera irónica, el portavoz del partido en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, dijo que "nada me gustaría más que pensar que toda esa gente era de Vox, quería decir que estamos cerca de la mayoría absoluta". En un cruce de palabras con la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, acusó a Sánchez de "escudarse" en el Rey para evitar ser abucheado y criticó que el Gobierno haga homenajes a la bandera cuando a la vez pacta "con quienes han hecho todo lo posible para acabar con ella".

Hace tres años, Casado no se alegraba por los insultos

La actitud mostrada este martes por el líder del PP se diferencia de las palabras que usó en 2018 para referirse a los insultos recibidos por Sánchez. En aquella ocasión, Casado dijo a los periodistas que "no le resulta agradable" que se abuchee a las instituciones. A continuación sí añadió, tratando de justificar como este año, que "la gente está muy cabreada". Pero el primer matiz, el del respeto institucional, no lo ha sacado a relucir Casado en esta jornada. 

PP y Vox se desmarcaron a comienzos de este año de una iniciativa para declarar al Congreso "libre de crispación"

La crispación y la bronca política ha sido una constante durante esta legislatura. Algo que a tenor de los hechos se ha trasladado también a las calles, ejemplificado con los habituales insultos en el 12 de Octubre. El clima en la Cámara Baja ha sido complicado en algunos momentos. Tanto es así que desde el grupo parlamentario de Unidas Podemos intentaron sacar adelante una iniciativa para que el Congreso quedara "libre de crispación". A principios de este año tanto PP como Vox se descolgaron del asunto pese a que dos diputados habían mostrado su conformidad en participar de ese consenso.

La estrategia del PP, en todo caso, no es nueva. Ya el año pasado se vieron escenas de tensión protagonizadas por la bancada del PP. Varios diputados gritaron, por ejemplo, "Sánchez dictador" al presidente del Gobierno. Los expertos en politología señalan que los picos de polarización política se suelen dar a la vez en la calle y en las instituciones.

Y alertan de que la deslegitimación de las urnas pone en peligro la estabilidad democrática. Ahí está el uso que se ha dado del término "okupa", escuchado en las calles pero también en boca del propio Casado, para crear una imagen de que Sánchez es un presidente ilegítimo. 

La justificación del PP de los insultos a Sánchez coincide además con la consolidación de una estrategia dura de Casado con la intención de acercarse más a los votantes de Vox. Así lo mostró en su discurso de cierre de la reciente Convención Nacional en Valencia. Esa "política sin complejos" y la proclamación de que el "PP ha vuelto" pretende precisamente que aquellos votantes populares que se marcharon a la ultraderecha vean en el proyecto de Casado la única alternativa real de Gobierno. 

Esta "vuelta" del PP a posiciones más duras también ha sido señalada por Cs, que ya no resulta una amenaza electoral real para los populares. El partido naranja ha querido desmarcarse ideológicamente con fuerza durante las últimas semanas del discurso del PP. "Liberales" contra "conservadores". 

En cambio, los puntos de unión de los de Casado con la ultraderecha se han fortalecido especialmente en torno, precisamente, al 12 de Octubre. La reivindicación de la "Hispanidad", el no pedir perdón por los abusos cometidos en el Descubrimiento de América y en general una reivindicación nacionalista española son elementos en los que el PP, y la ultraderecha, quieren "ganar" la "batalla cultural". 

 

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