Feijóo cambia su estrategia con Vox y entra al cuerpo a cuerpo por el miedo a las encuestas
Fuentes del PP coinciden en que no pueden seguir dejando "vía libre" a Vox.
No todos comparten la decisión de Génova de ir al choque con Abascal.
![Alberto Núñez Feijóo El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, este jueves durante una visita a una empresa en Palencia.](https://imagenes.publico.es/files/image_horizontal_mobile/uploads/2025/02/06/67a4dc87a16de.jpeg)
Madrid-
El Partido Popular deja atrás la estrategia de no confrontación con la extrema derecha. En una actitud inédita por su parte, en las últimas semanas, Alberto Núñez Feijóo ha entrado al cuerpo a cuerpo con Santiago Abascal. El presidente nacional del PP había apostado desde que llegó a la planta noble de Génova, hace casi tres años, por ignorar a Vox bajo un mantra que su equipo repetía sin cesar: "Cada ataque de Vox es bueno para Feijóo. Ellos contra nosotros y nosotros, contra el Gobierno". Pero algo ha cambiado a raíz del volantazo de Feijóo con el voto el decreto ómnibus.
Fuentes de Génova lo desligan del auge electoral de sus rivales/socios por la derecha y explican que "llega un punto en el que tiene que defenderse", que no van a quedarse callados ante los ataques de Vox. Sin embargo, la beligerancia de Abascal hacia el PP ni es nueva ni ha alcanzado cotas extraordinarias que justifiquen el cambio de tono en el PP. ¿Por qué ahora Feijóo elige azuzar la batalla con Vox? Distintas fuentes populares coinciden: no pueden seguir dejando "vía libre" a los de Abascal.
Las encuestas —a las que, pese al duro golpe de las generales del 23 de julio de 2023, Génova sigue prestando mucha atención— reflejan una tendencia al alza de Vox a nivel nacional, pero también en los territorios. Y, aunque la dirección popular desprecia la coyuntura internacional y se contenta con que todo el bloque de derechas sube —en una asimilación con los de Abascal que ya han asumido—, la preocupación por la capacidad de Vox para ganar votos entre los más jóvenes y afianzar electorado preocupa en el cuartel general del PP.
Así, la tensión entre las dos formaciones ha estallado. Abascal vio en el giro de Feijóo con el 'sí' a la revalorización de las pensiones una oportunidad de oro para exprimir las contradicciones de los conservadores y reivindicarse como la "verdadera" oposición al Gobierno. Era la reacción esperada en Génova y la que condicionó los cálculos políticos que se hicieron en la dirección nacional del PP antes de decidir cambiar su voto. Por eso Feijóo arremetió contra Vox en su primera intervención pública tras el arriesgado movimiento político. "De quien a menudo parece que tiene más interés en sustituir al PP que en sustituir al PSOE, en esto no podemos aceptar lecciones, ni chantajes ni presiones", dijo. Anunciado el voto a favor del decreto pactado por el Gobierno con Junts, los de Feijóo se centraron en intentar que Vox no sacase rédito de una jugada que muchos en el PP reconocen como fallida.
Ese fue el primer golpe, pero el líder de la oposición dio más fuerte este lunes con un discurso ante la plana mayor de su partido pensando para reivindicar su liderazgo. Fue ahí donde cargó contra Abascal, del que, dijo, hace "oposición de tumbona, de sarao y de dedito levantado". Nunca antes, ante un foro interno, se había pronunciado así. "Me echaré en una tumbona sólo después de recorrer España y el resto del mundo para que sepan que PP y PSOE han traicionado y estafado a los españoles", respondió el líder de Vox a través de sus redes sociales.
Pero no se quedó ahí y X (antes Twitter) se convirtió en un ring. La cuenta oficial del PP devolvió el golpe a Abascal sacando a relucir la marejada que sacudió a Vox: "Están a medio tuit de decir que la dimisión de Gallardo también ha sido cosa nuestra". En Génova siempre se han mostrado respetuosos con los problemas orgánicos de la formación de Abascal y nunca han querido pronunciarse sobre las purgas internas. Sin embargo, en esta ocasión han hurgado en la herida para sacar provecho.
"Algo se está moviendo en Vox y es evidente que hay gente que no está de acuerdo en cómo se dirige, cómo se organiza y cómo se manda en ese partido", señaló Feijóo el martes durante una entrevista en Antena 3. Reconoció estar "siguiendo las distintas renuncias de personajes importantes" de la formación. La de Juan García-Gallardo, exlíder de la formación en Castilla y León, ha sido la última y en el entorno de Alfonso Fernández Mañueco— que no piensa en convocar elecciones— no ha causado sorpresa.
La relación con la extrema derecha sigue siendo el gran asunto sin resolver de los populares y por ello no todos comparten la decisión de Génova de ir al choque con Vox. Sin ir más lejos, el portavoz del partido en el Congreso, Miguel Tellado, defendió en una entrevista hace pocos días que había que ahondar en la colaboración con Abascal: "Nosotros tenemos que entendernos con Vox sin ningún complejo". Es la posición de un sector del partido, que está convencido de que son su único aliado posible y de que, igual que sucede en la izquierda, una imagen bronca que no proyecte entendimiento les penalizará. Por contra, el ala más moderada del PP se resiste a atar su futuro a la extrema derecha y aboga por marcar distancias.
Feijóo se ha lanzado a abonar el choque con Vox para frenar el impacto en las encuestas de su acercamiento al Gobierno con el ómnibus, pero lo cierto es que Génova está cultivando con discreción las relaciones con Abascal desde el arranque de la legislatura. Las reuniones y encuentros entre miembros de ambas formaciones son recurrentes y, en el caso popular, es Miguel Tellado quien encabeza la misión.
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