madrid
Falta de consenso. Una concejala que no cumple su palabra. Autoritarismo. Nuevo mazazo a la participación. Son algunas de las ideas que se transmiten durante los últimos meses desde la oposición política hacia el Ayuntamiento de Madrid. En concreto a su delegada de Cultura, Andrea Levy. El último episodio tiene que ver con el nuevo reglamento del Consejo de la Cultura, un organismo participativo creado en el año 2019 bajo el mandato de Manuela Carmena. Sus nuevas directrices han levantado ampollas también en multitud de organizaciones del sector.
El proyecto definitivo para el Consejo de Cultura de la ciudad fue aprobado en Junta de Gobierno el pasado 5 de diciembre de 2018. Y luego fue aprobado en el Pleno del Ayuntamiento, sin los votos de PP y Cs, el 29 de enero del año siguiente. "El Consejo de Cultura es de naturaleza mixta y se constituye como un órgano consultivo, de participación y de asesoramiento en materia cultural en colaboración con el sector y a su vez posee capacidad de decisión en su propia organización", señalaba el texto.
El órgano nunca se puso en funcionamiento y al llegar las elecciones se quedó en estado de espera. "El Consejo de la Cultura fue la primera proposición que llevé a Pleno en el mandato pasado. Estaba en el acuerdo de investidura con Manuela Carmena. Pasaron muchos meses y proposiciones hasta que llegamos a un acuerdo con ella. Lo presentamos, salió y se hizo un trabajo de muchísimo tiempo, muchísimas reuniones con muchísima gente en las que participaron todos los partidos políticos. PP y Cs se descolgaron pero ya al final, en el pleno en el que se votaba. El Consejo quedó constituido pero nunca se convocó. Se crearon todas las mesas pero ningún grupo municipal tuvo el conocimiento de la composición exacta", recuerda al diario Público Mar Espinar, concejal del PSOE.
Con la llegada a la Alcaldía de José Luis Martínez Almeida y de Levy al Área de Cultura, el nuevo equipo de gobierno municipal decidió no convocar dicho Consejo y aprobar un nuevo reglamento. "En ese momento Andrea Levy, se comprometió a aprobar un nuevo Consejo de Cultura solo si había consenso político y con el propio sector afectado. Más Madrid ofreció toda su colaboración al PP para consensuar este nuevo Consejo a pesar de entender que no era necesario llevar a cabo esta reforma", señalan desde Más Madrid, primera fuerza de la oposición el Gobierno de PP y Cs.
"Decían que el anterior se generó sin consenso. Con lo cual su objetivo era generarlo para hacer un texto nuevo que incorporaran todas las voces que según ellos no estaban en el reglamento anterior. Cuando uno tiene una voluntad de consensuar lo que tiene que hacer es generar espacios de debate y encuentro para hacer esa labor. Lo que no puedes hacer es sacarlo a comunicación pública como único método de consenso. Eso es un proceso administrativo ordinario normal que no tiene nada que ver con el proceso participativo hasta la extenuación que hubo en el mandato anterior. Nuestra insistencia de generar espacios de debate ha sido ninguneada", explica a este medio Pilar Perea, concejal de Más Madrid. En este sentido, afirma que la propia Levy dijo que en los Acuerdos de la Villa, pactados durante lo peor de la pandemia entre todos los grupos políticos, no se iba a tratar el tema del Consejo. "Ganas de consenso no tenía ningunas", añade Perea.
Tanto ella como Espinar insisten en que no habido ninguna voluntad de diálogo. "A mí solo me recibieron una vez, ni siquiera la delegada, al principio de mandato para explicarme que querían un Consejo de la Cultura, no el que había, pero que querían consenso. Nosotros hemos defendido siempre lo mismo, que un Consejo de la Cultura es muy necesario. Estábamos dispuestos a negociar, con la única línea roja de la convocatoria de las mesas existentes, porque había que convocarlos para respetar el trabajo hecho el anterior mandato. No volvieron a llamarnos ni a contactar con nosotros", destaca la edil socialista.
De repente, con el paso del tiempo, lo siguiente que conocieron fue el borrador del nuevo reglamento. Se presentaron una serie de enmiendas y tanto Perea como Espinar mantuvieron reuniones con organizaciones del sector para coordinarse. Tanto el PSOE como Más Madrid renunciaron a realizar una enmienda a la totalidad. Se presentaron 5 alegaciones que fueron rechazadas. También en formato de enmiendas.
No supieron nada más hasta que llegaron a la Comisión de Cultura celebrada el pasado 13 de julio. Por sorpresa, la aprobación del nuevo reglamento estaba en el orden del día. Perea y Espinar pidieron en dicha comisión que se retirara el punto. "El consenso no se ha trabajado y por lo tanto no se tiene. Le pediría a la señora delegada que lo dejara encima de la mesa para que se pudiera debatir en septiembre y que así dé margen a la oposición para poder hablar con el Gobierno así como a parte del sector que no ha quedado contestado", dijo la socialista.
La encargada de responder fue Carmen González Fernández, Secretaria General Técnica del Área de Gobierno de Cultura Turismo y Deporte. "Hemos manifestado en reiteradas ocasiones nuestra voluntad de que se aprobase por unanimidad pero no hemos sido capaces de conseguir ese consenso y no podemos seguir bloqueados en esta situación. El gobernar implica tomar decisiones con todas sus consecuencias y con mayor o menor acierto, y en definitiva hemos tomado la decisión de que exista o salga adelante si el pleno lo aprueba este Consejo de cultura con el modelo propuesto por el actual equipo de Gobierno. Y en función de la mayoría parlamentaria si es aprobado contará con la misma legitimidad que contó en su momento el reglamento que está vigente actualmente", apuntó.
Las enmiendas de PSOE y Más Madrid
Que se incorporen expresamente las siguientes funciones del Pleno del Consejo: Participación en las comisiones de valoración de subvenciones y los concursos de las direcciones artísticas de centros culturales. Participación en la elaboración del Plan Estratégico de la Cultura y en la de un código de buenas prácticas en la gestión cultural. Elaborar y elevar propuestas sobre temas relacionados con derechos laborales y sociales ligados al ámbito de la cultura, así como sobre las subvenciones y las ayudas que incidan en políticas empresariales y sociales.
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Que todos los colectivos del tejido cultural de la ciudad inscritos en el Censo Municipal de Entidades y Colectivos Ciudadanos, o cualquier otro registro de entidades culturales de alguna de las administraciones, puedan participar en el Consejo.
Que, para evitar la politización del Consejo, el pleno de ese órgano esté integrado mayoritariamente por profesionales y miembros de entidades culturales que ejercerán con voz y voto y serán elegidos por periodos de dos años y equilibrio de género.
Que a las sesiones pueda asistir público y sean retransmitidas en streaming, al igual que los plenos y comisiones del Ayuntamiento, para favorecer la transparencia de sus debates y decisiones y la participación de todo el sector cultural y la propia ciudadanía en su funcionamiento.
Que la defensa del patrimonio cultural y el espacio público tengan una mesa específica en el Consejo.
La previsión es que casi con total seguridad el reglamento se apruebe definitivamente en el Pleno de la semana que viene. "Han destrozado el trabajo de dos años. Di por hecho que Levy iba a cumplir su palabra, y que si no tenía consenso no lo iba a lanzar. Se enroca y me parece una pena, creo que en política una mujer vale lo que vale su palabra. Y Levy acaba de demostrar que no la tiene, una vez más. No es la primera", concluye Espinar.
"Tiran para delante con un reglamento sin consenso y las líneas rojas, que son la representatividad y las funciones. Nadie quiere un consejo que no sirva para nada o que no tenga representatividad suficiente. Este consejo está cojo de las dos cosas. Tampoco hemos tenido un espacio de debate como sí lo ha habido con otros organismos. Este Gobierno no contempla entre sus líneas la participación. En el mandato anterior se trabajó muchísimo en ese sentido y no es una cosa de derechas o izquierdas, es un derecho de la ciudadanía. En materia de cultura, la personalidad de la delegada marca mucho y no hay ni siquiera unos mínimos espacios de debate que sí hay en otras áreas", añade la concejala de Más Madrid.
Preguntadas al respecto por este medio, fuentes oficiales del Área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid señalan que "durante año y medio se ha invitado a la oposición a llegar a un consenso, pero únicamente querían volver al suyo". Y recuerdan que ese Consejo "nunca llegó a funcionar".
Más de 100 asociaciones en contra
Las críticas no vienen solo desde el ámbito político. Una gran representación del sector cultural también ha mostrado públicamente su descontento. "Les hicimos varias preguntas al nuevo Área para ver cuándo reunía al Consejo ya existente. Se descolgaron con un nuevo reglamento. Nosotros pensábamos que había que partir del trabajo hecho. Llegar a ese reglamento costó mucho tiempo, reuniones y discusiones desde el 2017 al 2019. Fue todo muy debatido, con una amplitud importante. Estaba representado todo el abanico de la cultura, incluidas las industrias culturales y todo el abanico del sector. Nos hizo caso omiso y llegado un momento nos reunimos más de 120 asociaciones", explican a este medio desde la Plataforma en Defensa de la Cultura, que agrupa a 80 colectivos.
Entonces, en marzo mandaron una carta a la delegada Andrea Levy. Fue firmada por ese más de centenar de asociaciones profesionales, agrupados en plataformas como Artistas Visuales Asociados de Madrid, Librerías de Madrid, la Asociación Colegial de Escritores de España, la Asociación de Mujeres Cineastas, la Asociación de Artistas Plásticos Escénicos de España o la Mesa Sectorial del Arte Contemporáneo de Madrid, entre otros.
"Consideramos que para la redacción del texto que proponen no han reunido la mínima participación democrática de quienes somos los verdaderos creadores y trabajadores de la Cultura", apuntan en el texto. Además, recuerdan transcritas las palabras de Levy en una Comisión de Cultura celebrada en noviembre de 2019. "Les anuncio que vamos a iniciar un proceso para que haya un modelo de Consejo de Cultura que seamos capaces de aprobar por unanimidad y consenso total", destacó la delegada.
La interlocución, desde entonces, con el sector ha sido nula. "Le escribimos un correo y nos contestó diciendo que su equipo creía que en ese nuevo Consejo se deberían primar las industrias culturales. Les volvimos a contestar diciendo que no hay industria cultural sin la creación o la interpretación. Se olvidan las industrias del germen por el que existen. No hay industria sin creación. Ahí ya no contestó", apuntan desde la Plataforma en Defensa de la Cultura. Este medio ya publicó cómo se habían guardado en un cajón una serie de subvenciones también para creadores culturales.
Para este colectivo, "se va a quedar un Consejo de Cultura sin mucha cultura" y denuncian que el órgano va a tener un "control político tremendo". "Ha sido un desprecio al trabajo hecho. Despreciar todo ese tiempo y esa labor es una grosería", concluyen.
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