Mar o montaña, dulce o salado, monarquía o república. Existen en la vida ciertas dicotomías que generan dudas casi imposibles de solventar. De esta irresoluble indecisión existencial han nacido improbables híbridos como el esquí acuático, el melón con jamón o, en lo que al jefe del Estado en la política española se refiere, el republicanismo monárquico.

La portavoz popular, Cayetana Álvarez de Toledo, se ha erigido como la última defensora de esta corriente ideológica al afirmar este miércoles lo siguiente en una entrevista a RTVE: "Quien mejor encarna los valores clásicos republicanos es el rey". Un oxímoron que ha despertado la sorpresa de muchos pero que, no obstante, encarna una postura ya defendida, con anterioridad y en el presente, por otros representantes políticos españoles.

Como deudores de una Constitución que en su artículo 56 asevera con rotundidad que "el Rey es el Jefe del Estado", los partidos de izquierdas han sido quienes tradicionalmente se han movido más en la indefinición entre monarquía y república cuando han llegado al gobierno.

El PSOE y un Juan Carlos I "bastante republicano"

Figuras notables dentro del PSOE como Alfredo Pérez Rubalcaba defendieron que el republicanismo latente de su partido podía coexistir con la presencia de un monarca. "Los socialistas seguimos sin ocultar nuestra preferencia republicana, pero nos seguimos sintiendo compatibles con la monarquía parlamentaria", aseguró el difunto exdirigente en el Congreso en junio de 2016.

En la misma línea se expresó también durante su etapa como presidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien aseguró lo siguiente sobre Juan Carlos I en una entrevista en la SER el 14 de abril de 2005: "Tenemos un rey bastante republicano. Para mí un republicano es quien es defensor de las instituciones". En la actualidad, el sucesor de ambos en la dirección del PSOE y actual presidente, Pedro Sánchez, defendió en la CNN que el actual rey, Felipe VI, "representa" los valores de la España republicana.

La nota discordante en el seno socialista la puso Felipe González, que se definía con algo más de claridad en el debate entre república y monarquía que históricamente mantiene el PSOE. El expresidente aseguró en 2014 que su partido "era republicano en tanto la monarquía no respetaba la democracia", y que "eso fue lo que cambió" para que los socialistas la apoyasen ahora.

Los aplausos de UP al rey, "valores del republicanismo"

No obstante, el PSOE no es el único partido de izquierdas con una postura cambiante en torno a esta cuestión. Unidas Podemos ha cambiado notoriamente su trato con la monarquía tras su llegada a la Moncloa. De las huelgas de aplausos al rey en el Congreso y el pin republicano en la solapa a las ovaciones comedidas a Felipe en apenas un año. 

UP ha asumido todos los protocolos y deferencias parlamentarias para con la monarquía a cambio de su presencia en el Gobierno, relegando el republicanismo que caracterizaba al partido a un segundo plano. Días atrás, el aplausómetro público escrutinó con ojo avizor las reacciones de los parlamentarios morados tras el discurso de Felipe VI durante la solemne apertura de las cortes.

El recuento final reveló una división en el partido entre los aplausos de los miembros de UP que forman parte del Gobierno y los que no. A colación de estas diferencias internas, Irene Montero aseguraba en la SER que la ovación ministerial "forma parte de los valores del republicanismo, de respeto a las instituciones". "Si para subir el SMI o aprobar una ley contra la violencia sexual hay que aplaudir al rey, lo haremos sin ningún género de duda", sentenciaba. 

El PP y el republicanismo en la intimidad de Aznar

Más allá de la izquierda, además de las recientes declaraciones de Álvarez de Toledo también existen algunos precedentes de esta extraña hibridación entre las filas del Partido Popular. Cristina Cifuentes se confesó públicamente republicana sentada en el chester de Risto Mejide en 2014. Pese a este testimonio, en la misma entrevista reconocía sus simpatías por los entonces Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, y posteriormente el PP madrileño que entonces ella lideraba establecía en sus bases que "la Monarquía Parlamentaria como forma idónea de estabilidad, pluralidad y prosperidad", como recogía en su día El Confidencial.

Las contradicciones han salpicado incluso a figuras poco sospechosas de ser republicanas como la de José María Aznar. Todo ello en un partido que recuerda en sus actuales estatutos que "nuestra Constitución ha recogido en la Monarquía Parlamentaria como forma idónea de estabilidad, pluralidad y prosperidad". "Ha llegado a decir que querría (Aznar) ser presidente de la III República", aseguró en 2013 Durán i Lleida sobre una posible confesión íntima, quién sabe si en catalán, del expresidente popular.