madrid
La Fiesta de la Primavera de Podemos ha servido, entre otras cosas, para escenificar el entierro de una hoja de ruta donde la formación morada podía formar parte de un proyecto asumiendo una pérdida parcial de su identidad y del liderazgo de un espacio que en la actualidad está en construcción. Los de Ione Belarra mantiene su apuesta por la unidad con el Sumar de Yolanda Díaz de cara a las generales, pero desde una óptica en la que asumen que existen diferencias entre dos actores distintos.
Estas diferencias son políticas y estratégicas, y radican en varios ámbitos que abarcan desde las alianzas estratégicas y las apuestas globales hasta cuestiones más concretas. Que Podemos y Sumar se han distanciado no es una novedad; sí lo es que la dirección de la formación morada asuma de manera directa esta situación, dando un paso más allá en un camino que arrancó inicialmente con una Díaz que se postularía a candidata a las elecciones generales por Unidas Podemos (un espacio que comenzó a reconstruir antes incluso de coger oficialmente las riendas de la izquierda transformadora).
Durante el viernes y el sábado, las principales dirigentes del partido en Zaragoza, Ione Belarra e Irene Montero, han insistido en que Podemos y Sumar son distintos, una constatación empujada por la brecha que se ha acrecentado con la vicepresidenta segunda del Gobierno en los últimos meses, y que tuvo su propia escenificación en la presentación de la candidatura de Díaz a las generales, un acto al que no asistió la formación morada.
Una vez asumida esta situación, en la Fiesta de la Primavera Podemos ha recalcado cuál es su hoja de ruta y su apuesta en el ciclo electoral que comienza en mayo, con las elecciones municipales y autonómicas, y que concluye con la celebración de elecciones generales. Entre sus principales objetivos está la reedición y profundización en la alianza política que mantiene con la denominada mayoría plurinacional, cuyas principales organizaciones son ERC y EH Bildu.
La Fiesta de la Primavera se ha celebrado apenas un día después del acuerdo con el PSOE para impulsar la primera ley de vivienda de la historia de España (que incluye la posibilidad de regular los precios del alquiler), quizá el mayor hito de este bloque político (Unidas Podemos, ERC, EH Bildu) en toda la legislatura.
Algunas voces de la formación morada han destacado las diferencias que existen entre la negociación de esta norma (la mayoría de investidura coordinada frente al PSOE) y las negociaciones de la reforma laboral o de la fracasada derogación de la ley mordaza (con algunos de estos partidos descolgados del acuerdo, lo que terminó complicando las votaciones en el Parlamento).
El músculo militante
El propio Pablo Iglesias, ex vicepresidente del Gobierno y ex secretario general de Podemos, ya planteó en su día que su objetivo era el de profundizar en las alianzas entre UP y los partidos soberanistas para conformar una dirección de Estado donde el PSOE sería un socio coyuntural y necesario (para revalidar el Gobierno y frenar a la derecha) y ERC y EH Bildu, aliados estratégicos.
Respecto a la posición en la izquierda transformadora, los de Belarra también han querido mandar un mensaje claro: su apuesta sigue pasando por una coalición con Sumar y con el resto de partidos que aspiran a unirse para las elecciones generales (como Más País o Compromís), pero desde un imaginario en el que Podemos es la fuerza que representa el principal "motor de las transformaciones".
"Este ciclo electoral va de la posibilidad de seguir transformando este país; para eso hace falta que no gobierne la derecha, pero también que Podemos tenga fuerza. No lo somos todo, pero aportamos ser el motor de las transformaciones que en nuestro país conquistan democracia y más derechos", resumió Irene Montero durante su intervención este sábado en el mitin central de la Fiesta de la Primavera.
Más allá del discurso, este cónclave sirvió a modo de exhibición de músculo militante (acudieron 2.400 personas al mitin central y se vendieron más de 2.500 entradas para todas las actividades del evento) y de recarga de pilas para unas elecciones municipales y autonómicas que son fundamentales para el futuro de la izquierda. En Podemos recordaron que han cerrado coaliciones con Izquierda Unida en 10 de las 12 comunidades autónomas que ponen urnas y en 1.300 municipios (de los 1.500 en los que concurren).
Los de Belarra mantienen su petición a Yolanda Díaz para que haga campaña por sus candidatos en estos comicios, aunque todavía no han recibido respuesta por parte de la vicepresidenta. La ausencia de la formación morada en el acto en el que Díaz anunció su candidatura a las generales parece haber complicado esta posibilidad, aunque todavía no hay una decisión. Las cartas de Podemos están sobre la mesa.
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