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La ultraderecha Los grupos del Congreso estudian cómo blindarse ante el "discurso del odio" de Vox

Las formaciones de la izquierda estudian cómo frenar la estrategia de la ultraderecha para crispar a la Cámara, aunque todavía no tienen una acción común. "Si bajas al barro enciendes a su electorado", advierten. Los partidos y el Gobierno mantienen contactos para tratar de rebajar la tensión en el Parlamento.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, participa en un mitin en Lugo junto a la candidata provincial de la formación, Sonia Teijeiro, este viernes en Lugo. EFE/Eliseo Trigo
El presidente de Vox, Santiago Abascal, en una imagen de archivo / EFE

La crispación política no da tregua al Congreso. Desde el principio de la legislatura la Cámara es el escenario de debates e intervenciones subidas de tono que reflejan la tensión existente entre los grupos parlamentarios. Los enfrentamientos son constantes entre los dos bloques del hemiciclo; el Gobierno y los partidos de la investidura, por un lado, y el bloque de las derechas, por otro.

La sesión constitutiva de las Cortes o el debate de investidura fueron un anticipo de la deriva que seguiría la legislatura en los meses siguientes, donde la tensión, lejos de rebajarse, ha ido en aumento. Uno de los debates más broncos se produjo a finales de mayo, en la primera sesión de control al Gobierno dentro del luto decretado por los fallecidos a causa de la covid-19.

La llegada de Vox al Congreso parece haber influido en esta situación. Al menos así lo apuntan buena parte de los grupos que comparten el espacio parlamentario con los diputados de la ultraderecha. "Mantener una crispación constante no es una cuestión fruto del fragor o de la pasión con la que defienden sus iniciativas o sus discursos, es una estrategia", apuntan fuentes del hemiciclo.

Los de Santiago Abascal acostumbran a protagonizar intervenciones broncas y discursos que han endurecido tras la emergencia sanitaria del coronavirus, cuando adoptaron calificativos como "Gobierno criminal". A principios de junio, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, decidió intervenir para tratar de rebajar la tensión en la Cámara, y se reunió con los portavoces de los diferentes grupos: "Los ciudadanos miran en estos momentos al Parlamento y esperan encontrar soluciones y alternativas", recordó la presidenta.

La irrupción de la ultraderecha en el Congreso movilizó a los partidos ante la incógnita de cuál sería la estrategia de Vox en el hemiciclo. El PSOE propuso, incluso, al comienzo de la legislatura imponer un "cordón sanitario" para que, mediante las mayorías y los acuerdos, los de Abascal se quedasen fuera de los órganos de dirección de la Cámara. Sin embargo, el PP no se sumó a la propuesta y Vox terminó teniendo presencia hasta en la Mesa del Congreso.

Sin embargo, lo que más preocupa a algunas formaciones es el "discurso de odio" que a su juicio lleva a cabo Vox como estrategia. "Llevan a cabo una guerra de baja intensidad por medio de agresiones, amenazas y presencia constante", aseguran fuentes parlamentarias. Estas mismas fuentes denuncian que, más allá del tono duro en los debates públicos, los gritos e insultos en el hemiciclo por parte de algunos diputados de Vox y del PP son constantes, especialmente con algunos parlamentarios: "Con las diputadas más jóvenes hemos vivido momentos de vergüenza, palabras y gritos que las cámaras y los micrófonos no llegan a recoger".

La situación motivó que la CUP presentara un escrito ante la Mesa pidiendo limitar los discursos de odio. También se mantienen contactos permanentes entre buena parte de los grupos de la Cámara para tratar de atajar la situación de forma conjunta. Aunque se llegó a apuntar hacia actuaciones concretas (como la de no intervenir desde la tribuna cuando Vox presentara determinadas iniciativas o defendiera determinados discursos), la realidad es que los partidos no han llegado a ningún consenso definitivo.

La frontera del voto entre el PP y Vox

"Hay conversaciones con los partidos, y hay una apuesta común por tratar de frenarlos, pero luego cada uno sigue un poco sus estrategias", explican fuentes de la Cámara Baja. "Lo que tenemos que hacer es ponerles el espejo, defender tus valores e ideales, los derechos sociales, y que ellos se vean en el espejo para que la gente pueda ver lo que son en realidad", añaden.

Sin embargo, hacer frente a la estrategia de Vox de una forma decidida tiene sus "riesgos". "Si bajas al barro enciendes a su electorado. Hay una frontera de voto desdibujada entre el PP y Vox, y si enciendes determinados temas borras esa frontera. Hay que tener cuidado", advierten fuentes del Congreso.

"No vale con hacer aspavientos, hay qye garantizar más derechos. La respuesta es más fenimismo y más antirracismo"

"Vox es capaz de marcar discurso y condicionar la agenda política, como hemos visto con su acusación popular durante el juicio del procés, con afirmaciones racistas presentes en todos los medios de comunicación o en debates sobre feminismo, inmigración u otros en el mismo Congreso de los Diputados", reflexiona un diputado de la Cámara.

Desde algunas formaciones denuncian que el Gobierno no ha protagonizado una estrategia firme ante la ultraderecha, que ha incrementado su capacidad para marcar la agenda: "No basta con hacer aspavientos y oponerse a la propuesta de Vox de forma comunicativa o retórica, hay que luchar también para proveer soluciones a la crisis económica y promover la solidaridad. Ante los ataques de la extrema derecha a los derechos de las mujeres, las personas migrantes o el colectivo LGTBI, la mejor política antifascista es garantizar más derechos, es más feminismo y más antirracismo".

Durante las últimas semanas, la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, ha mantenido reuniones con todos los portavoces parlamentarios para hablar del calendario legislativo más próximo. En estos encuentros, según apuntan fuentes parlamentarias, Calvo ha trasladado a los grupos la necesidad de "rebajar la tensión" en el hemiciclo para facilitar la labor parlamentaria. "Con Vox marcándole el paso al PP va a ser muy difícil. Casado no dejará de apretar si Abascal sigue haciéndolo", concluyen fuentes del Congreso.

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