¿La costumbre de cargar pequeños gastos personales al
Ayuntamiento de Zaragoza que parece estar arraigando con fuerza entre los miembros del equipo de gobierno de la popular Natalia Chueca sería un dispendio, que es un "gasto, por lo general
excesivo e innecesario", una regalía, que son las "gajes o provechos que
además de su sueldo perciben los empleados de algunas oficinas", u otra cosa como, por ejemplo, un pago en especie?

Ni el episodio de la merendola de hamburguesas que la alcaldesa y cuatro concejales cargaron al ayuntamiento como "comida de trabajo", según la versión que dio en público Chueca pese a la ausencia de papeles en la mesa y al ambiente lúdicofestivo que recogía el vídeo del evento, ni tampoco la difusión del cargo de una docena de churros para desayunar que ella misma había efectuado poco antes no parecen haber tenido, pese a su evidente impacto en la imagen pública de la afectada, grandes efectos en los usos de su equipo de gobierno.

Tampoco es que la reacción de Chueca acabara resultando ser del todo ejemplarizante, ya que el anuncio del reintegro de los 136,70 euros que costó la merendola de hamburguesas y que la actual alcaldesa había cargado al Área de Servicios Públicos y Movilidad, de la que seguía siendo responsable en funciones en vísperas de su investidura, no se vio seguido del pago de ese dinero de su bolsillo por la edil.

Según indica una certificación emitida por el Área de Hacienda del consistorio a solicitud del PSOE y a la que ha tenido acceso Público, la cuenta de la merendola acabó pagándola el Grupo Municipal Popular con dinero público.

Dos botellas de vino de 14,5 grados y una copa para cinco 

En el tiquet de la merendola, cuyo coste ascendería a 8,5 gominas, la emblemática medida del presunto malgasto municipal que el PP zaragozano acuñó cuando lo comandaba el actual presidente del Gobierno autonómico, Jorge Azcón, que tampoco es que aplicara a rajatabla en la alcaldía los baremos éticos que blandía en la oposición, llamaba la atención la abundancia de líquido: cuatro vinos, cuatro copas de cerveza, dos aguas y un refresco para seis hamburguesas.

Y ese rasgo aparece de nuevo en un reciente gasto cargado al Ayuntamiento por la concejal de Cultura y exvicealcaldesa con Cs, Sara Fernández: dos botellas de vino y una copa para cinco menús en un restaurante en Navarra.

La comida tuvo lugar a mediodía del 25 de septiembre en el restaurante Merindad de Olite, donde cinco comensales se comieron cinco "menús de temporada", a 35 euros cada uno, regados con dos botellas de Kimera Garnatxa, a 19 cada una, y una copa más de vino. La cuenta, que incluye dos cortados y un café, asciende a 220,80 euros (200,73 de principal y 20,07 de IVA).

La normativa navarra sobre el menú del día obliga a incluir en este la oferta de, "al menos, dos platos, pan, una bebida y postre", aunque "asimismo se podrá ofertar en el menú la posibilidad de elegir un único plato".

El vino es un tinto de denominación de origen navarra elaborado con uva de la variedad garnacha por Bodegas San Martín, la cooperativa de San Martín de Unx, que se vende a unos 13 euros tras envejecer un año en tinaja de barro y alcanzar los 14,5 grados. Se trata de un vino fuerte del que, si quien conducía no bebió, los otros cuatro comensales salieron a media botella por cabeza.

Un paquete de caramelos para el viaje de regreso a Zaragoza

La responsable de Hacienda y Fondos Europeos, Blanca Soláns, también ha optado por cargar a las cuentas municipales algún gasto que, visto su sueldo de 82.889,52 euros brutos anuales como miembro de la Junta de Gobierno Local, resulta llamativo.

Se trata de un paquete de caramelos Halls que adquirió por 1,70 euros la tarde del 18 de julio en el área de servicio de la autopista en Logroño.

En realidad, Soláns, que había participado en un acto en la capital riojana, pasó al consistorio dos tiquets de esa tarde, emitidos con apenas un minuto y medio de diferencia: uno de un café con leche de 2,20 euros a las 19.12 y otro de 3,65 de los caramelos y una botella de agua mineral a las 19.14.

Los sueldos de Soláns y Fernández, que también es miembro de la Junta de Gobierno, triplican con creces los 24.153,38 en los que la Encuesta Anual de Coste Laboral sitúa el salario medio de los trabajadores, a los que, en consecuencia, cualquier consumo, incluidos los de caramelos y de cafés, les suponen un esfuerzo tres veces mayor que a las concejalas.

Cena para 64 por un título que cuesta 100.000 euros

Decididamente, muchos de los miembros del actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza mantienen una peculiar relación con la comida, o quizás sería más acertado decir que en ocasiones con su pago, algo que podría estar comenzando a calar a nivel del grupo.

En esa dirección apunta la cena de 64 asistentes, a 57,75 euros (IVA incluido) el cubierto, con la que el consistorio celebró en un conocido restaurante de las afueras de Zaragoza la concesión del título de Capital Europea del Deporte para 2026, tras un empate técnico con Nápoles, que lo será en 2025.

El título se obtiene previo pago a ACES Europe de una serie de tasas y de cánones a los que se añade el coste de los desplazamientos y la manutención de los evaluadores, para lo que el Ayuntamiento de Zaragoza tenía prevista una partida de 100.000 euros, un coste cuya magnitud hizo que tanto el PSOE y ZeC (Zaragoza en Común) por la izquierda como Vox por la ultraderecha se desmarcaran del proyecto entre dudas, también, sobre el carácter oficial de esa capitalidad.

El equipo de evaluación de la candidatura para ACES Europe, la entidad que lo concede terminó sus trabajos en Zaragoza precisamente el sábado 4 de noviembre, el día de la cena, que tuvo un coste total de 3.696 euros.

La capital aragonesa tendrá ese título años después que otras ciudades españolas como Madrid (2001), Alacant (2004), València (2011) y Málaga (2020).