La jornada intensiva en verano gana terreno tímidamente en España
El 60% de las empresas españolas ofrecen la jornada intensiva en verano, pero solo un 20% de los trabajadores disfrutan de ella. Los más jóvenes valoran más la flexibilidad laboral que la retribución salarial.
![8 de junio de 2024. La concentración del 8 de junio de CCOO ante la sede de Foment para reivindicar la reducción de jornada laboral y protestar por el bloqueo de los convenios colectivos.](https://imagenes.publico.es/files/image_horizontal_mobile/uploads/2024/12/06/6752d74648025.webp)
María Bosque Senero
Madrid-
Con temperaturas que ya superan los 40 grados en muchos lugares de la península, lo que más apetece es pasar, al menos la mitad el día, en casa o cerca de una piscina, un río o del mar. Sin embargo, a menos que estemos de vacaciones, los horarios de trabajo siguen obligando a las plantillas a estar en sus puestos en turnos partidos o de tardes. El horario intensivo nació como una oportunidad para disfrutar de una mejor calidad de vida durante los meses más calurosos del año. Y aunque su implantación no está siendo todo lo veloz que los trabajadores y las trabajadoras desearía, lo cierto es que sí va ganando terreno en España, aunque solo sea sobre el papel.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), aproximadamente el 60% de las empresas españolas ofrecen ya la opción de jornada intensiva a sus empleados durante el verano. La Abogacía recuerda que el horario de verano "no está recogido como un derecho de los trabajadores" de tal manera que, para poder disfrutarlo, "deberá estar indicado en el convenio colectivo o en el contrato".
La jornada intensiva en verano se caracteriza por la concentración de horas de trabajo en un solo tramo y en horario de mañanas, con entrada entre las 8.00 y las 8.30, y salida entre las 15.00 y las 15.30 horas. Este horario permite a los empleados disponer de las tardes libres, favoreciendo así una mejor conciliación entre la vida laboral y personal.
Esta medida es un reclamo de la sociedad española en los últimos años según los datos del estudio Tendencias en Recursos Humanos 2023 elaborado por Sodexo, el 40% de los españoles renunciaría a una subida de sueldo si a cambio recibiera más flexibilidad laboral. Entre estas medidas de flexibilidad laboral se encuentra la jornada intensiva en verano, una opción que no termina de aterrizar y de la que solo disfrutan en España dos de cada diez trabajadores, según datos de la encuesta Horario Laboral.
En un contexto en que "cerca del 50% de los profesionales afirma sufrir burnout, agotamiento o fatiga", según recoge la última edición de la Guía del Mercado Laboral de People & Culture en HAYS para el Sur de Europa, la jornada intensiva en periodo estival es "una medida que los empleados agradecen" por el impacto positivo que produce en ellos.
Desmontando el mito de la baja productividad
Entre las ventajas de la jornada intensiva se encuentran la mejora en la productividad de los empleados, ya que se reduce el estrés y se fomenta un mejor ambiente laboral. "La productividad por hora de trabajo es más elevada cuando las jornadas diarias son más cortas porque la productividad por hora es decreciente sea cual sea la actividad a medida que se prolongan las horas diarias de trabajo" explica Antonio González, de Economistas Frente a la Crisis. Los estudios demuestran que la jornada continuada diaria, o con interrupciones más cortas, que es más habitual en determinadas actividades industriales y servicios, suele ser más productiva que las jornadas partidas o con grandes interrupciones a lo largo de ellas, por ejemplo, para comer, incluso si este tipo de jornadas diarias son más largas. "Amplias rupturas en la realización de la jornada diaria son un factor que reduce la productividad por hora del trabajo", añade González, quien reconoce que la creencia de que la jornada intensiva hace al trabajador menos productivo es un mito y que, de hecho, sería mucho más beneficioso para las empresas que este tipo de jornada se implantara todo el año.
La jornada intensiva trae cambios en los hábitos horarios, pero no reduce el consumo, según Antonio González
En determinadas actividades, como el comercio, las empresas españolas suelen preferir jornadas diarias lo más prolongadas posible para ampliar los horarios de atención al público. Existe la creencia "errónea" de que "si hay más horas disponibles", los niveles de consumo y de negocio serán también mayores. Sin embargo, las estadísticas demuestran que eso a menudo "sólo determina los hábitos de compra de los consumidores" sin incrementar los niveles anteriormente citados, apunta el economista Antonio González.
En Europa, gran parte de los países cierran varias horas antes que España sus comercios, ya sean pequeñas tiendas, grandes almacenes o supermercados, y lo hacen tanto en verano como en invierno, sin que ello produzca reducciones en el consumo, tan sólo cambios en los hábitos horarios del mismo. Queda demostrado que los horarios diarios de trabajo que permiten a la mayoría de las personas terminar antes las jornadas diarias de trabajo, hacen que también los comercios pueden cerrar antes, y que de esa forma "las familias concilien mejor la vida laboral y familiar en el conjunto de la población", concluye González.
Además, la aplicación de esta medida sirve para retener talento, e incluso puede ser la clave a la hora de atraer nuevos. Las iniciativas que apuesten por la flexibilidad y la conciliación contribuyen más que los parámetros clásicos como la retribución salarial a la hora de atraer profesionales, confirma la Guía del Mercado Laboral. La gestión del tiempo laboral y la conciliación cada vez juegan un papel más crucial, sobre todo para las generaciones de trabajadores más jóvenes.
Detractores y problemas de control
A pesar de las bondades que, a primera vista, puede tener la jornada intensiva, también hay detractores de esta medida. Desde el prisma de las empresas, algunas argumentan que puede afectar a su competitividad y reducir la disponibilidad de servicios para los clientes. Mientras que, del lado de los trabajadores, se quejan de que la jornada intensiva no siempre se traduce en una reducción de la carga de trabajo, sino que simplemente se concentra en menos horas.
Para solventar estos problemas y dudas que surgen por ambas partes, algunos expertos en derecho laboral abogan por la puesta en marcha de herramientas que pueden ayudar en la gestión de las jornadas intensivas, como por ejemplo implementar un software de control compatible con estos nuevos horarios de trabajo. Desde CCOO recuerdan que la jornada real debe imputarse en el registro de jornada, ya que "es la única manera de poder registrar y demostrar los excesos de jornada (tanto diaria como anual) que hayamos podido realizar".
Dependiendo de la política de cada compañía, el número de horas se puede reducir de ocho a siete, pero no existe una pauta generalizada. También trabajar más allá de las 15.00 o 15.30 horas, dependiendo del horario de entrada, otorga al empleado el derecho a recibir las compensaciones correspondientes, "exceptuando los casos de horarios fijos de 8.00 a 16.00 horas durante todo el año o en situaciones de turnicidad y nocturnidad" apuntan fuentes del sindicato Comisiones Obreras -CCOO-. Las compensaciones también variarán según el colectivo al que se pertenezca, por lo que se aconseja "consultar en las FAQ de la empresa", añaden desde CCOO.
Otras medidas de compensación serían facilitar los descansos y ser flexibles (especialmente en verano), acondicionar el puesto de trabajo y organizar actividades de ocio para las plantillas; recomendaciones que hacen las empresas dedicadas a la gestión horaria y control de acceso.
La construcción, otro sector caliente
Cuando pensamos en las altas temperaturas y en el trabajo, nos viene a la cabeza el sector de la construcción. Este es sin duda uno de los más afectados por las jornadas intensivas. En 2023 la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), CCOO del Hábitat y UGT FICA firmaron un protocolo de actuación en el sector de la construcción cuando las altas temperaturas pueden llegar a ser mortales para los trabajadores.
Son propuestas que ponen por delante la salud y los derechos del trabajador, sin que esto repercuta en los beneficios de la empresa
El texto acuerda que las empresas deben de proveer de espacios a la sombra y suministro de agua a las plantillas, además de cremas solares, gafas de protección o ropa transpirable. Además, el protocolo establece tres escenarios o niveles de alerta en los que se aplican una serie de recomendaciones y medidas adicionales. Los niveles se decidirán en función de los datos e información facilitada por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y serán: verde, amarillo y naranja-rojo. En este último estado se prohíben los trabajos en solitario, se priorizarán las tareas en interiores o a la sombra y se suministrará agua con mayor frecuencia. Si se interrumpiesen tareas durante la jornada diaria, los trabajadores deberán recuperar el 70% de las horas perdidas dentro de los seis meses siguientes.
En cuanto a las jornadas intensivas, en Málaga, por ejemplo, después de dos años sin tener calendario de la construcción al no llegar a acuerdo, finalmente, en junio (día 26) entraba en vigor el calendario que contempla la jornada continuada de siete horas durante los meses de verano, y que finalizará el 30 de agosto. Una reivindicación sindical histórica de esta provincia.
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