¿Quién muere en soledad en Barcelona? Mujer de más de 85 años, viuda y con la pensión mínima
Cada año se registran entre 120 y 150 muertes de este tipo en la ciudad, y son consecuencia de la falta de una red familiar y de amistades, la escasez de recursos o la pérdida de movilidad. Quienes las sufren lo viven como una "injusticia".

Alba Mármol
Barcelona--Actualizado a
Cada año, en Barcelona y en Catalunya, hay personas mayores que mueren solas en sus casas, sin la compañía de nadie durante sus últimos momentos de vida. Esta realidad es fruto de la ausencia de una red familiar, la pérdida de amistades o la falta de recursos para acceder a un acompañamiento digno, entre otros factores. Es un fenómeno también extendido en Japón, donde se conoce como kodokushi, que significa, literalmente, muerte solitaria.
Esther Pascual, coordinadora del Área Social de la Fundación Avismón –una entidad que ofrece acompañamiento a personas mayores para paliar la soledad– señala que algunas de las personas a las que acompañan "expresan el miedo a morir solas y lo viven como una injusticia". Aunque asegura que tienen constancia de estos casos "muy a menudo", es difícil traducir esta realidad en una cifra concreta que permita dimensionar el problema.
Tanto desde los Bomberos de Barcelona como desde los de la Generalitat, que son quienes acceden a las viviendas donde se sospecha que ha habido una muerte, explican que contabilizan de forma genérica las veces que entran en un domicilio y encuentran un cuerpo, pero no distinguen si se trata de una muerte natural, un homicidio o un suicidio, entre otros posibles casos. Del mismo modo, los Mossos d’Esquadra coinciden en la dificultad de encontrar datos disponibles sobre estas muertes.
En Barcelona, cada año mueren entre 120 y 150 personas mayores en soledad
Sandra Escapa, socióloga y profesora en la Universitat de Barcelona, insiste también en que "no se puede determinar una cifra clara" de personas mayores que han muerto en soledad. "En Barcelona, las cifras totales oscilan entre los 120 y los 150 casos anuales, y la media de edad de las personas que encuentran los bomberos cuando acceden a las viviendas es elevada, entre los 70 y los 80 años, por lo que estos datos pueden servir como referencia", detalla.
Según Pascual, pueden pasar entre dos y cuatro días hasta que se encuentra el cuerpo, aunque hay ocasiones en que la labor de entidades como la Fundación Avismón permite evitar estas situaciones. "Intentamos estar muy presentes en la vida de las personas que acompañamos: las llamamos una vez a la semana, siempre a la misma hora, así que si no localizamos a alguien, se nos enciende una pequeña alarma", explica. Otras veces, es la propia persona quien avisa a la entidad de que no se encuentra bien y pide que la acompañen al médico.
La soledad no deseada
Las relaciones sociales y familiares, así como la intensidad y la frecuencia de estas, tienen un peso enorme en el envejecimiento saludable. Cuando una persona tiene unas expectativas de compañía que la realidad no satisface, la calidad de vida y la salud se resienten. "Nosotros atendemos esa soledad no deseada, causada por pérdidas familiares y de la red de amistades, pero también por la jubilación, que supone un cambio radical en la vida de muchas personas, o por la pérdida de capacidades y de movilidad", dice Pascual.
Dos de cada cinco mujeres barcelonesas mayores de 75 años viven solas
Por otro lado, Aïda Solé, demógrafa y profesora agregada en la Universitat Pompeu Fabra, destaca que la soledad afecta más a las mujeres que a los hombres, ya que ellas viven más años y, por tanto, pasan más tiempo solas. De hecho, en la Fundación Avismón el perfil que más se repite es el de una mujer de más de 85 años, viuda y que cobra una pensión mínima, porque "muchas veces no han cotizado", subraya Pascual. Según el informe de 2023 de la Agència de Salut Pública Catalana, dos de cada cinco mujeres barcelonesas mayores de 75 años viven solas.
Sobre esta cuestión, Solé explica que las personas con mayor nivel socioeconómico cuentan con más recursos para tener un buen acompañamiento al final de sus vidas, ya sea en casa o en una residencia para personas mayores. Aun así, "tener una buena red social que permita un envejecimiento activo, sobre todo después de la jubilación, que representa un tercio o más de los años de vida, es tan o más importante que el factor económico".
"Tener una buena red social que permita un envejecimiento activo es tan o más importante que el factor económico"
"Cada vez preocupa más"
La soledad no deseada es una cuestión que genera cada vez más preocupación y, por tanto, desde las administraciones se desarrollan más estrategias para combatirla. La socióloga Sandra Escapa, que colabora en el diseño de la Estrategia municipal contra la soledad del Ayuntamiento de Barcelona, explica que desde hace tiempo se trabaja para paliar la soledad de las personas mayores, como con el programa Comidas en compañía o con el proyecto Radars, que se articula mediante la creación de una red de barrio con vecinos, comercios, farmacias, voluntarios, entidades y equipamientos para detectar cambios en las dinámicas de las personas mayores del entorno e informar a los Servicios Sociales.
.Además, "desde los Centros de Atención Primaria también se empieza a tener más en cuenta y se empiezan a hacer prescripciones sociales", apunta
Menos nacimientos y más hogares unipersonales
El cambio demográfico que está experimentando Catalunya pone sobre la mesa el futuro de las personas mayores. Según la demógrafa Aïda Solé, el hecho de que un 20% de la población catalana tenga más de 65 años, que la esperanza de vida sea cada vez mayor (actualmente en torno a los 80 años en Catalunya) y que la tasa de fecundidad (de 1,11 hijos por mujer hoy en día) lleve años descendiendo "explica cómo será la composición de la población en el futuro".
Asimismo, que haya menos nacimientos implica que la composición de los hogares cambiará en los próximos años. Según las previsiones del Institut d'Estadística de Catalunya, los hogares unipersonales representarán el 27,3% del total en 2034, pasando de 799.000 en 2024 a 915.000.
Además, el mayor aumento de hogares unipersonales corresponderá a personas de entre 60 y 79 años (21,1%) y de 80 o más (28,9%), y en 2034 habrá 183.000 hogares formados por personas solas de 80 años o más, de las cuales el 76,1% serán mujeres.
Un problema social
¿Pero estamos concienciados sobre lo que significa vivir solo y afrontar una muerte en soledad? Según Esther Pascual, de la Fundación Avismón, "la pandemia supuso un boom de voluntarios en la entidad, ya que concienció sobre lo que significa no poder salir a la calle ni socializar con normalidad". "Hace algunos años, cuando hablábamos de soledad no deseada, había que explicarlo mucho más y ahora, en cambio, está a la orden del día, aunque aún queda mucho camino por recorrer", añade.
Por su parte, Sandra Escapa alerta de que, cuando hablamos de soledad no deseada, "la imagen que se nos viene a la cabeza es la de una persona mayor, pero las cifras también apuntan a niños, jóvenes y adolescentes, que viven una soledad que cuesta más de entender". En cualquier caso, "la soledad no deseada no debe entenderse como un problema individual, sino como un problema social", concluye Escapa.
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