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Ser o no ser buena madre: cuando la Justicia discrimina a las mujeres por su forma de crianza

Los estereotipos de género en las resoluciones judiciales en torno a lo que significa ser o no buena madre suponen un obstáculo en el acceso de las mujeres.

Juana Rivas
Manifestación en Pamplona contra la sentencia a Juana Rivas (archivo). EFE

Las sentencias y los autos emitidos por la Justicia sin perspectiva de género tienen como consecuencia introducir estereotipos y prejuicios en las decisiones judiciales. Entre ellos, los que tienen que ver con el rol que deberían asumir las mujeres en la maternidad o los modelos de crianza, que en muchas ocasiones son puestos en entredicho o directamente criticados en las decisiones judiciales que en muchos casos intentan dirimir si las mujeres son o no buenas madres.

Ocurrió este fin de semana al conocerse el auto de una juez de Marbella, que concedió la custodia provisional de un niño de 13 meses al padre, porque la madre, tal como advierte el auto, había cambiado de domicilio de su hijo sin el consentimiento de su expareja. Más allá de este supuesto ilícito, por el que le retiró la custodia del menor a la madre, la jueza refleja en el auto un desprecio hacia el medio rural, afirmando que una "pequeñísima población" de la "Galicia profunda" donde la madre se había llevado al menor, no puede dar tantas oportunidades a un niño de un año como una ciudad como Marbella (donde reside el padre).

Tal como reflejan diversas abogadas y juristas consultadas por este medio, el auto abunda también en una crítica hacia la madre y a su modelo de maternidad. Veladamente critica la decisión de la madre de dedicarse en exclusiva al cuidado de su hijo, afirma que tiene "nula intención de buscar trabajo" a pesar de que tiene "30 años, es diseñadora de interiores y debería buscar una estabilidad profesional", resalta que la madre sólo le dio el pecho durante un mes y que la madre "antepone sus propios intereses a los de su hijo".

El auto, que afirma aplicar la perspectiva de género, está atravesado por múltiples estereotipos que perfilan una forma erronea de enfrentar la maternidad por parte de la madre. 

No es el único caso. Múltiples sentencias y resoluciones están atravesadas por estos prejuicios. A lo largo de los últimos años se han conocido algunos casos sangrantes que abundan en estos estereotipos sobre las 'malas madres'. Tal vez uno de los casos más escandalosos fue el de un juez mexicano que en 2010 le retiró la custodia de su hijo a una mujer española, Silvia Benegas, afirmando que no cumplía el "rol de madre tradicional" y le ordenó recibir terapia psicológica para reeducarse y aceptar "los roles tradicionales de género". Esta sentencia recibió el premio a la peor decisión judicial organizado por la organización Women's Link en 2016. En nuestro país no son pocas las sentencias que utilizan fórmulas parecidas, aunque más sutiles.

Recientemente, el juez de vigilancia penitenciaria de Granada que ordenó un cambio en el tercer grado de Juana Rivas y la devolvió a prisión, afirmó en su escrito que la madre debía someterse a "un programa de tratamiento específico tendente a lograr la plena concienciación de los derechos de la infancia en toda su amplitud y el escrupuloso respeto que debe presidir toda actuación en las relaciones paterno filiales y el obligado respeto que se debe al cumplimiento de las resoluciones judiciales firmes". Rivas fue condenada por permanecer un mes en paradero desconocido con sus hijos afirmando protegerlos de un padre al que había denunciado por maltrato continuado. A pesar de que tanto ella, como sus hijos estaban considerados víctimas de violencia de género por instituciones oficiales de la Junta de Andalucía, estas denuncias nunca fueron tenidas en cuenta el el proceso judicial.

El tratamiento psicológico al que fue sometida, cuyo programa no es conocido, duró ocho semanas. Uno de los puntos clave, tal como afirman fuentes cercanas a Rivas, consistía en que la madre debía arrepentirse. Curiosamente, tal como explica esta misma fuente, la expareja de Juana Rivas, Francesco Arcuri, cambió en 2009 los tres meses de prisión por maltrato hacia Rivas por un curso de control de la agresividad. Un programa obligatorio que, sin embargo, nunca llegó a realizar.

"Los estereotipos de género siguen siendo un obstáculo en el acceso de las mujeres y niñas a la Justicia en todo el mundo"

Para Estefanny Molina, abogada de la organización Women's Link, "los estereotipos de género siguen siendo un obstáculo en el acceso de las mujeres y niñas a la Justicia en todo el mundo. En muchas ocasiones, los jueces y juezas basan sus decisiones en ideas estereotipadas sobre cómo se deben comportar las mujeres en base a roles tradicionales, como el de la buena madre y esposa. Por culpa de estos estereotipos y prejuicios de género, sigue siendo frecuente ver sentencias que culpabilizan a las mujeres de la discriminación o de la violencia que sufren". Cuando las mujeres no pueden acceder a la Justicia en igualdad de condiciones, afirma esta experta, sufren discriminación. 

El SAP como corrector de las 'malas madres'

El Síndrome de Alienación Parental, una patología que no que no está reconocida por ninguna organización médica o psiquiátrica internacional y que, además, ha sido prohibida en nuestro país desde hace unos meses en la ley contra la violencia en la infancia y la adolescencia, es otra de las puestas de entrada de este estereotipo de la mala madre en el sistema de justicia. 

Creada por el norteamericano Richard Gardner, el SAP entra en los procesos judiciales culpando a las madres de alienar a sus hijos para que no quieran ver a su progenitor, aduciendo que son ellas las que interfieren en la relación paterno-filial, en la mayoría de ocasiones sin tener en cuenta el testimonio del menor y los motivos por los que rechaza la figura patena. Este supuesto síndrome se aplica muy a menudo en procesos en los que hay denuncia por violencia de género o de abusos sexuales a menores y tiene como resultado que muchas madres acaben perdiendo la custodia de sus hijos. 

A Irune Costumero también la obligaron a realizar una terapia si quería tener alguna opción de recuperar la custodia de su hija. En 2017 los servicios sociales de la Diputación Foral de Navarra le quitaron la custodia de su hija cuando ésta tenía solo cinco años, aduciendo que no era una buena madre y que tenía que realizar terapia para reeducarse. La lista es larga. Recientemente una veintena de madres denunciaron a España ante la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer de Naciones Unidas (CEDAW por sus siglas en inglés) por la violencia institucional de la que han sido objeto tras denunciar la violencia sexual, física y psicológica en contra de sus hijos e hijas por parte de sus padres. En él denuncian la aplicación extendida del SAP en la justicia de nuestro país.

"Todos los casos en donde se utiliza el falso SAP directamente o estereotipos de género sobre las mujeres que son madres, también quieren decir que ellas no son buenas mujeres, y están teniendo como consecuencia que les quiten la custodia de sus hijos e hijas y les impidan el contacto. Es necesario hacer el vínculo entre estos casos y el de Silvia Benegas, porque aunque este último la violencia es mucho más evidente, hay muchos otros casos en donde también está presente una visión sesgada y estereotipada sobre el papel que se considera deben desempeñar las madres, pero que pasan desapercibidos. Además hay que tener en cuenta que el patriarcado intersecta con el racismo, y conocemos casos de mujeres migrantes, afrodescendientes y migrantes en donde está sucediendo lo mismo", afirma Tania Sordo, jurista experta en violencia de género.

Para Molina, es responsabilidad de los Estados asegurar que los jueces y las juezas tengan más formación en género. "De hecho, en el año 2014, el Comité CEDAW recomendó a España que mejorara la formación en género de los jueces y juezas, como parte de las medidas dictadas por el caso de Ángela González. Se están dando pasos para que haya más formación, pero aún debe asegurarse que sea adecuada, continuada en el tiempo y obligatoria, especialmente para los operadores judiciales que están en contacto con víctimas de violencia de género o de violencia sexual. Solo a través de la formación, se podrá asegurar que no aplican prejuicios de género en sus decisiones y que comprenden los diferentes contextos de discriminación y violencia a los que se enfrentan las mujeres en su día a día", concluye.

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