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Actualizado:Las hijas de María, a punto de cumplir los noventa años, la visitan puntualmente a las ocho de la tarde. Diez minutos de cháchara y Pasapalabra. Así lo han hecho durante años, hasta este martes, cuando Telecinco dejó de emitir el concurso por orden del Tribunal Supremo. “Ahora dejarán de venir a verme, ¡vaya por dios!”, ironiza María, quien recibe la noticia al otro lado del teléfono.
“A ver, repite, ¿que quitan Pasapalabra?”. No se lo cree y hay que explicarle que Mediaset, la empresa dueña de Telecinco, dejó de pagar los derechos de emisión del programa a la cadena británica ITV porque entiende que algunos formatos son propios. Como el rosco, en minúscula, porque ya se ha convertido en un término genérico, como el papel albal.
Para María, Pasapalabra era más que un espacio televisivo: el momento en el que se encontraba cada día con sus hijas y, cuando volvían a casa, con sus nietas, quienes viven fuera. “Una forma de estar todas juntas”, explica la anciana. “¡Manda narices que lo hayan cancelado! ¿Y ahora qué vamos a hacer?”, se pregunta intrigada, al tiempo que reflexiona sobre el resto de la parrilla. “Todo es política y trapallada”. Huelga decir que María es gallega.
Otros fans de Pasapalabra tampoco daban crédito, aunque la mayor parte desconocía que Christian Gálvez desaparecería de sus pantallas este miércoles. La sentencia del Supremo, que dictaba el cese inminente del programa, se había anunciado horas antes de la emisión de ayer, si bien desconocían que sería la última.
Paco se disponía ayer a ver el partido del Real Madrid, pendiente de que comenzase el concurso de Telecinco, ignorante de que hoy ya no podrá cumplir con su imperdible cita: “No te puedes imaginar lo que me fastidiaría tener que dejar de verlo, porque soy un asiduo y hay muy pocos programas de este tipo”.
COMUNICACIÓN OFICIAL SOBRE 'PASAPALABRA' pic.twitter.com/AcGy4uUBRa
— Mediaset España (@mediasetcom) October 1, 2019
Luego criticará algunos formatos de la competencia, pero antes debe hacer la digestión de la infeliz noticia. Como él, otros tantos seguidores de Pasapalabra, que comenzó su andadura en Antena 3 a comienzos de siglo y dio el salto a la cadena de Mediaset en 2007.
María, 87 años, hostelera jubilada
“Pasapalabra es muy entretenido y, durante una hora, no piensas en nada. Luego miras un rato por la ventana como pasa la gente por la calle y, así, pasas el tiempo hasta el Telediario”, explica María, quien trabajó toda la vida en un bar hasta que se jubiló hace más de dos décadas. Su otro espacio favorito es Saber y ganar, cuyo presentador, Jordi Hurtado, desafía el paso del tiempo y compite en lozanía con la octogenaria coruñesa.
Ella prefiere comer sola, pero que no le quiten ese rato con sus dos hijas cuando pasan diez minutos de las ocho de la tarde. “Era muy bonito estar todas juntas”, confiesa esta jubilada coruñesa, sin darse cuenta de que está hablando en pasado, como si Pasapalabra fuese un recuerdo.
“Si no tenemos un programa con sentido, no sé qué veré a partir de este miércoles, porque en general todo es un bombardeo político y ya estoy harta", afirma María. "Casi mejor apagar la televisión”.
Paco, 75 años, empleado de banca jubilado
“Además de gustarme la lengua, Pasapalabra está bastante bien dentro del género de entretenimiento. Yo lo veo todos los días”, explica Paco, canarión residente en Granada desde hace una vida. “Y tampoco viene mal un poquito de cultura, porque ya estamos hartos de ver tanta política y cosas que nos molestan en la tele”.
Paco no dejó la banca por Pasapalabra, sino porque ya iba siendo hora de jubilarse, pero reconoce que se enganchó haciendo zapping. “¡Quieto parao!”, se dijo cuando lo vio por primera vez. “Me gustó, volví a ponerlo al día siguiente y me enganché”, reconoce este andaluz de alma isleña, quien avanza el plan de esta noche: primero toca el Real Madrid-Brujas en Champions League, luego Christian Gálvez y después el Telediario.
“El presentador es una persona agradable y los concursantes, gente con cultura. Eso sí, a veces dejan en evidencia a los invitados del mundo del arte”, sonríe Paco con cierta sorna. ¿Cómo del arte? “Sí, la farándula. A veces te planteas que en lo suyo serán muy buenos, pero culturalmente son bastante flojos”, explica el jubilado canario, quien suele verlo solo.
¿Y a partir de esta tarde? “Bueno, en la otra cadena tienes ése en el que se van por los agujeros, aunque deja mucho que desear”. ¿A qué se referirá Paco? “Sí, a un programa de preguntas muy malo y el presentador, peor todavía”, responde, en referencia a Ahora caigo, presentado por Arturo Valls en Antena 3.
Sin Pasapalabra, o ves al Real Madrid o mejor apagar la tele, porque estoy harto de que me cuenten lo del señor Torra, lo del señor Puigdemont, lo del señor Pedro y lo del señor otro. El mismo rollo y el mismo engaño todos los días”, se queja el exempleado de banca. “La televisión que tenemos es de pena, pero más pena da que te quiten un programa que se defiende y está medio bien. ¡Estoy hasta las narices de todo!”. Pasemos la palabra...
Laura, 42 años, arquitecta y joyera
“Me encanta, pero ahora no puedo verlo a diario por el trabajo y por mis hijas”, explica Laura, arquitecta madrileña. Al contrario que Paco, ella prefería a la anterior presentadora. “Yo era más de Silvia Jato [en los tiempos de Antena 3] que de Christian Gálvez, pero todo evoluciona en la vida”, bromea la también profesora de joyería.
Algo así como ser más de Kiko Ledgard que de Mayra Gómez Kemp, aunque al igual que por el Un, dos tres... pasaron Jordi Estadella o Miriam Díaz-Aroca, por Pasapalabra lo hicieron Constantino Romero y Jaime Cantizano.
“El rosco es lo más. Más allá de las palabras, cuando ves a un concursante muy bueno que está a punto de conseguirlo, te emocionas”, confiesa Laura. Como tantos seguidores del programa de Telecinco, horas antes el mando de la televisión apunta hacia La 1 de TVE. “He de reconocerlo: mi marido y yo también somos carne de cañón de Saber y ganar”.
¿Minuto y resultado? Jordi 1 - Christian 1, aunque el partido en T5 ha llegado a su fin y las preguntas siguen rodando en la sobremesa de Televisión Española.
Blanca, 67 años, administrativa jubilada
“No me pierdo ninguna entrega desde que empecé a verlo. Si estoy fuera de casa, vengo corriendo, pero si se me pasa la hora, qué le voy a hacer…”. Cuando se va al pueblo, en Segovia, también intenta ser fiel a Pasapalabra, al que se enganchó cuando lo vio por primera vez. “Tenía una amiga y una vecina que eran adictas, me hablaron de él y hasta hoy”. En realidad, hasta ayer, aunque El País señala que Mediaset podría estar negociando con ITV, al margen del fallo judicial, para que continúe el programa.
“Me molestaría muchísimo que lo cancelasen. Siempre me han gustado los significados de las palabras. Además, en Valladolid siempre se ha hablado muy bien. Cuando estaban mis hijos en casa y no sabíamos algún término, yo les decía: Vamos al diccionario”. Blanca, quien trabajaba como administrativa y reside en Madrid, concuerda con Paco en que Pasapalabra es un programa familiar. María no lo dice, pero lo practica.
¿Quién no ha escuchado a su madre, a su padre, a sus tíos o a sus abuelos hablar solos en la salita? En realidad, no eran carne —que diría Laura— de psiquiátrico, sino que respondían en voz alta a las preguntas de Jordi Hurtado o Christian Gálvez. Algunos, a gritos, intentando que la respuesta llegase alta y clara al estudio. “Me sé muchísimas definiciones, aunque me pierdo con los libros y las películas”, presume Blanca. “Sin embargo, en geografía les gano, porque hoy ya no se estudian los ríos ni los montes, algo que yo me tuve que empollar en el colegio”.
¿Y ahora, sin Pasapalabra, qué hará? “Pues habrá que tirar del otro concurso de preguntas y respuestas, donde también se llevan mucho dinero. Creo que lo emiten en Antena 3, pero yo no lo veo. Eso es cosa de mi marido, porque cada uno vemos nuestro programa preferido en una televisión distinta, igual que el fútbol”, sonríe Blanca, quien intenta rebuscar en el pasado el motivo de su afición por Pasapalabra.
“No sé. Siempre me ha gustado la lengua. Quizás porque mi padre era maestro y quería conocer su origen. Yo estudié latín y de ahí sacas muchas definiciones. En cambio, muchos chicos ya no lo cursan y les haría bastante falta. Hicieron mal en quitarlo”, se queja esta madrileña de adopción. ¿Le parece peor el desdén hacia las lenguas clásicas en los institutos o que cancelen Pasapalabra? “Pues igual de mal, aunque al final lo aceptas”.
Mientras Blanca atiende al teléfono, le echa un ojo al clásico de Jordi Hurtado. “Son programas cortos que no crean demasiada dependencia, si bien reconozco que Pasapalabra me ha enganchado. Además, no es necesario verlo todos los días para seguir el hilo, por lo que es fácil retomarlo si te perdiste alguno. Eso sí, con Saber y ganar me pego una cabezada y la verdad es que me viene muy bien”.
Jordi 1 - Christian 2. ¿Fin del partido o habrá prórroga?
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