Quemados en el trabajo: ¿cómo se cura la enfermedad del 'burnout'?
Más de la mitad de los españoles sufre estrés excesivo en el trabajo, y un 30% desarrolla 'burnout'. La solución no es la medicación, sino que pasa por ir a la raíz de las causas.

Madrid-
“Afecta como mínimo a un 30% de los trabajadores”, explica a Público el psiquiatra Carlos Cenalmor, autor de Síndrome de burnout (Vergara, 2025). Y la cifra aumenta en ciertos sectores profesionales, como los sanitarios, los profesores, los directivos y los empresarios. Se refiere al burnout, “una enfermedad que es consecuencia del estrés laboral excesivo y mantenido en el tiempo”, añade.
Este doctor sabe bien de lo que habla, no solo por los pacientes en los que se especializa en su consulta, sino porque él mismo lo ha vivido en sus carnes.
Todo empieza por un fase previa de estrés en el trabajo, “algo normal y que todos tenemos en ciertos momentos de sobrecarga”. Tan habitual que un 25% de los trabajadores europeos admiten sufrir “estrés laboral excesivo”, según un informe de 2024 de UGT. Un poco más alta es la cifra de un estudio de ManpowerGroup donde, tras encuestar a 12.000 trabajadores de 16 países sobre su bienestar laboral, concluye que siete de cada diez españoles admiten sentir estrés a diario en su empleo.
En la misma línea, una investigación de la consultora Gallup, también de 2024, asegura que uno de cada cuatro empleados españoles siente tristeza diaria en su lugar de trabajo. Los datos del V Barómetro InfoJobs refuerzan esta idea: la primera preocupación de un 56% de los encuestados es el estrés laboral, condicionado por el exceso de carga de trabajo y los plazos de entrega ajustados.
Por qué aparece
Hay empresas, según Cenalmor, donde el ecosistema es tóxico. ¿De qué manera? “Lo más típico es un entorno muy exigente en que hay una cultura extrema de éxito y productividad. Esto produce mucha tensión, hace que la gente se queme”.
Otro escenario tiene que ver con la falta de límites. “Cuando las responsabilidades no están muy claras, la gente más salvadora y ayudadora se sobrecarga”, afirma. Por otro lado, “ciertas políticas de trabajo generan más estrés, como las oficinas abiertas, que está de muy de moda últimamente, en que hay más distracciones y ruidos. Para muchos es una tortura porque pierden el foco de concentración continuamente”.
Se trata, en el fondo, de una combinación de factores externos con aspectos individuales, relacionados con la personalidad. Características como el perfeccionismo, el no saber poner límites, el bajo concepto de uno mismo u ocupar el rol de salvador (esas personas que se sobrecargan con los problemas de los demás) solo vienen a empeorar las cosas.
De estrés a enfermedad
¿Cuándo cruzamos la línea de estar estresados a padecer la enfermedad de burnout? Hay, según este médico, unos síntomas claros, que empiezan con “un agotamiento físico crónico que acaba transformándose en distintas patologías: problemas digestivos, cardiovasculares (hipertensión, por ejemplo), infecciones repetitivas por un mal funcionamiento del sistema inmune, trastornos autoinmunes como la soriasis...”
Otra señal de alerta es el agotamiento mental. “Falla la concentración, la memoria, resulta difícil tomar decisiones, se cae en el desánimo”, apunta Cenalmor. Además, aparece un sentimiento de desconexión emocional, primero hacia el trabajo y luego hacia los demás aspectos de la vida.
Cenalmor: Falla la concentración, la memoria, resulta difícil tomar decisiones, se cae en el desánimo
“Se pierde la ilusión, el interés y la motivación. Las cosas que antes te gustaban empiezan a generar irritabilidad”, comenta. En los casos más avanzados, se añade, además, la falta de realización personal y la pérdida de sentido de la vida.
Hay gente que lo padece, pero no está diagnosticada. “Siguen yendo a trabajar, hasta que empiezan a tener problemas de salud importantes o pasan meses de baja, con crisis de ansiedad y depresión”, advierte.
La cura pasa por ir a la raíz
Pero ¿tiene cura el burnout? “Los médicos y los psicólogos, en general, no estamos formados para reconocerlo y entenderlo”, opina Cenalmor.
Según esta especialista, hay muchos abordajes, pero la mayoría se quedan cortos. Por ejemplo, “el mindfulness es una herramienta interesante, pero solo es un parche que alivia, no va a la causa”, observa.
Lo mismo ocurre con la medicación, algo a lo que este psiquiatra es reacio: “Una persona con burnout va al médico y el médico, que también está quemado en su trabajo, tiene que ver a muchos pacientes en poco tiempo, le recita ansiolítico porque no tiene más herramientas”, nos dice. Otro parche que no soluciona nada.
En su experiencia, “como es un problema integral, necesita un tratamiento integral. Hacemos un trabajo psicológico a nivel de personalidad”. Al mismo tiempo, “hay que enseñar al paciente a desconectar cuando sale del trabajo, por ejemplo, para que pueda regenerarse mentalmente”. También son importantes los hábitos de autocuidado. “Hacemos mucho hincapié en que duerman las horas necesarias, hagan deporte, coman bien”.
En ocasiones, por otra parte, “cambiar de trabajo es una decisión necesaria cuando el ambiente es demasiado tóxico o cuando la persona está en un momento de inflexión profesional. Solo el 10% de los pacientes lo hacen”, nos confía.
Una sociedad que quema
“Vivimos en la cultura de la hiperconectividad, la velocidad. Somos la sociedad del cansancio”, sentencia Cenalmor. “En la época que mayor desarrollo tecnológico tenemos, en vez de aprovechar para descansar, lo que decidimos es trabajar más, hasta agotarnos. Nos hemos convertido en nuestros propios explotadores”.
Cenalmor: Vivimos en la cultura de la hiperconectividad, la velocidad. Somos la sociedad del cansancio
También tiene que ver el contexto. “La propia ciudad es, en sí misma, un elemento de estrés, con su contaminación del aire, acústica, lumínica”. Sin embargo, y aunque desde su hogar en los Pirineos este especialista reconoce que la naturaleza disminuye el estrés, tiene claro que “no hace falta irse a vivir al campo para superar el burnout”.
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