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Adiós a ‘The Crown’, la serie que colocó en el punto de mira a la monarquía británica
La ficción sobre la vida de la familia Windsor se despide este 14 de diciembre con los capítulos finales de la sexta y última temporada. Ahora queda analizar si la serie le ha hecho o no un favor a la Casa Real de Reino Unido.

Fin al drama histórico sobre el reinado de Isabel II. The Crown estrena este jueves 14 de diciembre sus seis episodios finales. Con esta sexta temporada decimos adiós a la historia de la familia real británica que llegó a Netflix en 2016 y cautivó a millones de espectadores en todo el mundo. La ficción, creada por Peter Morgan, se ha coronado como una de las mejores en los últimos años, ganando cuatro Globos de Oro, 21 premios Emmy, tres BAFTA TV, entre otros galardones.
Como ha ocurrido con otras series, The Crown se ha ido desinflando poco a poco. El interés que tuvieron las primeras entregas ha ido decayendo progresivamente hasta llegar a sus mínimos con los últimos capítulos emitidos. La primera parte de la sexta temporada (publicada hace un mes) acumuló 36,9 millones de horas vistas en los tres primeros días. No alcanzó las cifras masivas de temporadas anteriores como la quinta, que consiguió 107 millones de horas vistas.
Tampoco han faltado los comentarios de la crítica. “El épico drama de Netflix sobre la familia real británica que alguna vez fue un placer ver, llega a su dramática temporada final sin haber logrado corregir los terribles defectos de la última temporada”, exponía la periodista cultural de la BBC Caryn James. En Rotten Tomatoes, una de las webs más famosas de reseñas de cine y televisión, la valoración de la primera parte de esta última temporada no supera el 50% (frente al 90% de las cuatro primeras entregas).

Algunos fieles a la Corona consideran que The Crown servirá para acercar la monarquía a los más jóvenes. Otros no dudan en que la imagen de la realeza ha quedado todavía más deteriorada entre las nuevas generaciones. Lo cierto es que durante los siete años que ha estado en emisión, la serie sobre la familia real británica ha sido una de las más comentadas precisamente por su carga política.
El enfado de los Windsor
Si la serie es lo suficientemente realista o pura ficción ha sido uno de los temas centrales desde que esta se estrenó. Hasta el Gobierno británico sugirió a la productora que avisara en cada episodio de que se trataba de una “dramatización”. Quizá algo tuvo que ver que el creador Peter Morgan fuera el primero en confirmar que es republicano y calificar a la monarquía como un “virus mutante”.
En 2020, tras el estreno de la cuarta temporada de la serie, la realeza británica no dudó en criticar la producción desde el Buckingham Palace. Así lo desveló entonces el Daily Mail, periódico británico que aseguró que algunos de los Windsor acusaron a la ficción de ser “irreal e insensible” y crear un retrato “cruel y horrible” de la familia real.
Meses después, el príncipe Harry decidió ir en contra de ese discurso. “[La serie] Es ficticia, pero está ligeramente basada en la realidad. Por supuesto que no es estrictamente exacta, pero te da una idea aproximada de cuál es ese estilo de vida, cuáles son las presiones de poner el deber y el servicio por encima de la familia y todo lo demás, y lo que esto conlleva”, explicó el duque de Sussex durante una entrevista en el late show de James Corden.
Personajes criticables
En sus primeras temporadas, la serie parecía estar muy comprometida con que no todo fueran luces a la hora de mostrar a los personajes que encarnaban a los miembros de la realeza. La temporada pasada, una de las mayores controversias giró alrededor de la idea de que el príncipe Carlos le había pedido al Primer Ministro John Major que lo ayudara a presionar a su madre para que abdicara. En este sentido, el hijo de la reina ha sido durante varios episodios retratado de una manera bastante crítica.
Quizá una de las mejores paradas haya sido precisamente Isabel II, el personaje que está presente desde el principio de la ficción. Entender su pasado le dio un lado emocional a toda la historia y hasta permitió en cierta manera humanizarla durante los primeros episodios emitidos.
Exponer a los personajes con sus grises hizo creer a gran parte de la audiencia que Morgan y su equipo estaban aprovechando el boom de la serie para “cargarse” la imagen de la realeza. Entonces muchos plantearon el gran debate: ¿Acaso una serie sobre la monarquía podía ser antimonárquica?
La versión “oficial”
La respuesta parece que han querido darla en la última temporada, en la que con solo los primeros cuatro capítulos dejan entrever que la versión oficial prima por encima del resto de cosas. “Una historia tan dulcificada para los Windsor, que parecen haberla escrito ellos mismos. The Crown se ha vendido a la versión oficial, tras habernos hecho creer que nunca iba a posicionarse ahí”, reflexionaba hace unos días la periodista Paula Hergar a raíz de la última temporada.
Uno de los personajes más comentados en este sentido ha sido de nuevo Carlos III, interpretado en estas últimas entregas por el actor Dominic West. No hay ni punto de comparación del físico del hijo real de la reina con el de su alter ego televisivo. “Está demasiado bueno para interpretar a Carlos”, llegaron a plantear muchos fans al conocer que West se encargaría de darle vida en la ficción. Un Carlos más sexy y guay que nunca aparece retratado en los minutos que aparece en pantalla, contrarrestando con la imagen de él que se había construido en episodios anteriores.
Hay concesiones también fuera de lo visual. La sexta temporada está centrada en la princesa Diana y aborda, entre otras cosas, su relación con Dodi Al-Fayed, hijo del multimillonario Mohamed Al-Fayed. En los primeros capítulos la posición de la serie en este tema resulta más evidente y parece vender la idea de que la trágica muerte de Lady Di fue culpa de la familia Al-Fayed. La ficción muestra cómo el padre fue el que obligó a Dodi a enamorar a la princesa de Gales y quien también llamó a los paparazzis para seguir cada paso de la pareja. Una Lady Di alocada e inestable contrarresta con la imagen sentimental de la reina y su hijo Carlos.
Teniendo en cuenta el panorama, los últimos seis episodios traerán seguro tela que cortar. Veremos cómo cierra la historia ficticia de los Windsor y cómo se toman los miembros de la familia real el desenlace. Visto lo visto, la polémica está asegurada.