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Atlético, una tortura

El equipo de Quique, incapaz de ganar, aplaza su clasificación para la Liga Europa

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Lejos de cerrar con cierta autoridad o, al menos, con una actuación aseada su clasificación para la Liga Europa, el Atlético someterá a sus aficionados a la enésima tortura. El próximo día 8 les brindará el amargo trago de jugarse en casa la clasificación para la Liga Europa. Ayer fue incapaz de ganar en Chipre. Empató y sólo le saca un punto al Apoel.

Agotadas las excusas, surgen las sospechas. Cuando un equipo como el Atlético insiste en la inoperancia y encadena bochornos, no existen preguntas capciosas, sólo dudas razonables y, si se quiere, lógicamente desesperadas.

Tras empatar, el conjunto español se dedicó a mantener el resultado

¿Desprecian los futbolistas del Atlético la Liga Europa? Sólo así se explica la jugada del primer gol chipriota, fruto de la indolencia supina con la que compareció el equipo rojiblanco.

¿En qué categoría podrían manejarse sin sonrojo Ujfalusi, Juanito y Perea? Con generosidad, de Segunda B hacia abajo. El checo permitió que Alexandrou se rehiciese de un par de torpes traspiés y le dejó centrar hacia el corazón del área, donde dormitan sus dos compañeros centrales. Como hacen las vacas cuando pasa el tren, estos siguieron plácidamente el manso discurrir de la pelota y vivieron en primera fila el remate letal de Mirosavljevic. El famoso Mortadelo, ex del Cádiz, lo vio tan fácil, tan irreal, que tardó unos segundos en escenificar la alegría.

¿Por qué visten de rojiblanco unos centrocampistas que maltratan cada uno de los conceptos básico del fútbol de creación? Pases cortos y horizontales, parálisis, imprecisión e incluso, fruto de la impotencia, entradas a destiempo y golpes zafios. Eso es todo lo que ofrecen.

De los últimos 17 partidos oficiales, los rojiblancos sólo han ganado tres

¿A quién le beneficia que no exploten los jóvenes canteranos? Exponer a chavales como Domínguez o Camacho en un escaparate como el actual es buscarles la ruina. El Atlético, enfermo, contagia.

¿Cuándo explotará el Kun? El día que, como sucedió ayer, no se tire, literalmente, de los pelos. Sucedió tras un arreón de garra que terminó en nada. Agüero, desesperado, quiso arrancarse la cabeza y desaparecer. Luego, fabricó la jugada del empate, con la inestimable colaboración del portero rival y la habilidad de Simao, otro desaparecido.

¿Vive Forlán de las rentas? Tras flirtear con el Madrid en verano, ha prolongado su renovación por causas no explicadas y, mientras, es un desconocido. Un delantero ramplón, ausente y fallón.

¿Está provocando Quique el despido? O quiere castigar a los jugadores o pretende señalar a la dirección deportiva por la confección de la plantilla o, simplemente, está harto. Sólo así se explica que, perdiendo primero y empatando después, miserablemente en ambos casos, el entrenador haga el primer cambio cuando queda menos de un cuarto de hora. Y, en el colmo de la desfachatez, ejecuta las otras dos sustituciones en los minutos 86 y 92. La perfecta imagen de la ruindad.

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