valència
Durante cinco años, el País Valencià se convirtió en la única región de Europa con lengua propia sin medios públicos de comunicación. El dramático cierre de Radiotelevisió Valenciana (RTVV), ejecutado por el gobierno autonómico del PP en 2013, no solo supuso un apagón del derecho colectivo a una información de proximidad sino que, además, fundió a negro una herramienta clave para el fomento de la lengua propia y la creación de identidad. Para más inri, dos años antes el PP ya había forzado el cierre de TV3 tras 26 años de emisiones en territorio valenciano y en 2014 se completó la desconexión con el corte de las señales de Catalunya Ràdio y Catalunya Informació. Era el escenario soñado por aquellos que siempre han querido amputar la lengua propia y llevarla al enmudecimiento.
La puesta en marcha de À Punt Mèdia hace poco más de un año ha sanado en parte aquella anomalía; sin embargo, las entidades cívicas llevan tiempo recordando a los dirigentes políticos sus compromisos de materializar un espacio comunicativo común en catalán a través del intercambio de todas las señales entre los diferentes territorios del dominio lingüístico. Una reivindicación, la de la reciprocidad plena, que viene de lejos y que recientemente está siendo reimpulsada por la Federació d’Organitzacions per la Llengua Catalana (FOLC) a través de una campaña que marcará reuniones con las corporaciones públicas audiovisuales de las Illes Balears, el País Valencià y Catalunya con la finalidad de concretar un calendario de aplicación de los objetivos.
Este nuevo Manifiesto que están rubricando diversas personalidades del mundo periodístico y cultural llega unas semanas después de que el Gobierno español aprobase el Plan Técnico Nacional de la TDT que reordena el espacio radioeléctrico con vistas a la llegada de la tecnología 5G. El decreto, según denuncia la FOLC, consolida la pérdida del segundo múltiplex que se suprimió en 2014 en diversas comunidades autónomas coincidiendo entonces con el proceso de liberación del primer dividendo digital.
El Gobierno español desoye así las alegaciones que la FOLC presentó en marzo de este año en las cuales ponía de manifiesto que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) reconocía que había canales disponibles y que, por lo tanto, no había excusa para no hacer efectiva la reciprocidad televisiva entre TV3, IB3 y À Punt. A pesar de que el ejecutivo de Sánchez, como el de Rajoy, se escuda en razones técnicas, la entidad por la lengua subraya que hay espacio suficiente y opciones legales. Y que este derecho se ampara en la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias, firmada y ratificada por el Estado español.
Cabe recordar que, durante la última década, la reciprocidad ha estado ampliamente reclamada a través de multitud de iniciativas sociales. En 2009, Acció Cultural del País Valencià (ACPV) encabezó una iniciativa legislativa popular (ILP), “Televisió sense fronteres”, a la cual se adhirieron 650.000 personas y que, finalmente, topó con el veto de la Mesa del Congreso en 2010. Entre 2015 y 2017, la red de entidades Enllaçats per la Llengua convocó a la ciudadanía a varias movilizaciones bajo el lema “Una llengua amb senyal”. También la Plataforma per la Llengua consiguió el año pasado 50.000 firmas para denunciar en Europa la “restricción injustificada” de los medios audiovisuales en catalán entre los territorios de este ámbito lingüístico.
Durante la última década, la reciprocidad ha estado ampliamente reclamada a través de multitud de iniciativas sociales
Actualmente, la reciprocidad televisiva solo existe en Balears y Catalunya para las señales de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) y de IB3, si bien con bastantes limitaciones técnicas que afean la experiencia televisiva. Tanto entre los gobiernos catalán y balear como entre los gobiernos catalán y valenciano se han firmado y ratificado acuerdos institucionales a favor de asegurar la reciprocidad. Todo parecía indicar que el nacimiento de À Punt haría efectiva la tan ansiada recepción mútua pero la denegación del segundo múltiplex y una voluntad política que queda en suspenso —especialmente en el País Valencià, donde la opción de alquilar un múltiplex estadístico no convence al gobierno— han aplazado, sin fecha hasta el momento, la opción de encontrarse en el mando las señales de los medios de los territorios vecinos.
Hace unos días, la coalición Compromís, a través de su diputada en Les Corts, Nathalie Torres, presentaba una propuesta para que el Consell inste al Gobierno español a tomar las medidas necesarias para hacer efectiva la reciprocidad de todas las cadenas de televisión públicas autonómicas en el conjunto del Estado. Entre los argumentos, destacaban que sería de gran utilidad para mejorar la cohesión interterritorial y para proteger el pluralismo cultural y lingüístico del Estado.
La maniobra ha sido criticada por algunas voces porque conlleva camuflar y desdibujar la reivindicación originaria en una causa mayor que, aunque constructiva, se percibe como compleja. Los movimientos sociales demandan, sea como sea, que se cumplan las promesas electorales por parte de aquellos representantes políticos del Botànic que en su día se manifestaron públicamente contra el cese de las emisiones de TV3. Y piden que la no concesión del segundo múltiplex no sirva como pretexto para echar balones fuera, ya que los expertos han expuesto alternativas técnicas asumibles.
Incipiente producción común
Pero más allá de la estricta reciprocidad, las organizaciones por la lengua ponen el acento en que la consolidación de un espacio comunicativo pasa también por la colaboración conjunta y la optimización de proyectos. En este sentido, cabe recordar que en junio de este año se estrenó la primera coproducción comuna entre À Punt, TV3 y IB3: Favorits, un programa de curiosidades que pone el foco en el mundo de los contenidos digitales y que sienta un precedente para futuros proyectos. En el ámbito del telefilm, en el que ya se habían producido colaboraciones anteriores con la extinta Canal 9, se ha anunciado que TV3 y À Punt coproducirán la película La mort d’en Guillem, que pondrá en pantalla la historia del asesinato de Guillem Agulló, joven valenciano que perdió la vida a manos de la extrema derecha en 1993. También se espera el estreno de la miniserie La fossa, con TV3 y À Punt de la mano.
Las entidades también piden a las corporaciones audiovisuales que se oferten sus contenidos en todas las plataformas de difusión televisiva en línea para facilitar la reciprocidad en las pantallas digitales y las televisiones conectadas. De hecho, la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals i l'Ens Públic de Radiotelevisió de les Illes Balears ya han puesto en marcha, desde noviembre de 2018, Bon Dia TV, una plataforma digital de contenidos audiovisuales que no cuenta hasta el momento con la presencia de À Punt.
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