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"No tengo ni idea de qué es eso", le contestó Adrià Díaz (Barcelona, 1990) a su entrenador la primera vez que le planteó dar el salto a la danza artística. Fue entonces cuando se lo propuso a Sara Hurtado (Madrid, 1992) y ambos insistieron hasta la saciedad a la Federación para que crearan una modalidad que hasta entonces no existía en España. No sólo hacen buena pareja en la pista, sino también en esta entrevista, en la que ambos complementan a la perfección las respuestas del otro. Estos días, gracias a su empeño personal, pueden decir que serán olímpicos en Sochi, donde comienzan su andadura el día 16.
-Uno de Barcelona y otra de Madrid, ¿cómo se conocieron?
Sara: Por el patinaje, por las competiciones nacionales, que es como nos hemos conocido el resto de patinadores. Somos tan poquitos que en una competición ya nos conocemos todos (risas).
-Su historia es la de un empeño personal. ¿De dónde surgió la idea de emprender este proyecto?
Adrià: Yo ya quería dejar el patinaje porque no se me daba bien saltar. Entonces, mi entrenador en aquella época me dijo que por qué no me buscaba una chica y patinaba en pareja, en danza. Yo le contesté: 'No tengo ni idea de que es eso'. Así que me hizo buscar vídeos para que viera qué era. En aquel momento, la única chica que me gustaba cómo patinaba, y que para mí era la mejor, era Sara. Como ya nos conocíamos de algún campeonato de España...
S: Y a mí tampoco se me daba muy bien saltar (risas)...
A: (risas) ... pues se lo propuse a ella y después lo planteamos a la Federación. Así que cada vez que veíamos a los miembros de la Federación en concentraciones o campeonatos íbamos los dos a preguntarles e insistirles.
S: Les decíamos: 'Por favor, queremos hacer danza. Sería muy bueno para España'. Nos pusimos pesadísimos.
-¿Qué les decían cada vez que les preguntaban?
"Nuestro punto débil es que competimos con parejas que llevan 14 años y nosotros sólo seis"
Sara: Nos comentaban que era muy difícil porque tenían que buscar entrenadores, ya que aquí en España no había ningún tipo de tradición. Ello suponía o irnos fuera o traer un entrenador extranjero a España. Pero claro, tenía que ser un técnico que se dedicara sólo a nosotros, porque no había otras parejas en ese momento. Era muy difícil encontrar a alguien que lo quisiera dejar todo por venirse a España y empezar el proyecto con nosotros. Entonces, la Federación preguntó a diferentes entrenadores y federaciones, y al final fue un británico quien se vino a Madrid y empezó en 2008 el proyecto con nosotros.
-¿No es muy complicada la danza sobre hielo? Imagino que se caerán bastante.
S: Sí, y no sólo caernos sino también tropezarnos el uno con el otro, nos ponemos zancadillas involuntarias (risas).
A: La mayor dificultad es la coordinación, la sincronización entre los dos. Hay que hacer muchas repeticiones, muchas muchas horas. Nuestro punto débil es que competimos con parejas que llevan 14 años y nosotros sólo seis.
-¿Se compenetran bien?
Ambos: ¡Sí!
A: Hacemos muy buen equipo, la verdad.
-¿Y cuándo se van a Canadá?
S: En medio de la temporada 2011-2012.
-Se fueron encantados imagino, ¿no?
S: Por un lado sí y por otro no muy bien la verdad. Por entonces ya estábamos en Londres, porque a nuestro entrenador británico le hicieron una oferta de trabajo en Londres y se fue con su mujer. Nosotros nos mudamos también con ellos en septiembre de 2011, pero allí las cosas no fueron nada bien. Las condiciones no eran buenas, no por las infraestructuras sino porque no teníamos las facilidades que necesitábamos: no teníamos preparador físico ni gimnasio. Era sólo la pista. El hielo, además, lo teníamos que compartir.
A: Londres además es carísimo, y el día a día tampoco nos gustaba mucho, así que allí sólo estuvimos tres meses.
-¿Y cómo dieron el salto a Canadá?
S: Hubo un momento en que nos tuvimos que plantear cambiar de entrenador o de sitio porque no podíamos seguir ahí y al mismo tiempo estar compitiendo en europeos; no en ese nivel. Así que dejamos ese técnico, nos volvimos a España y estuvimos dos semanas sin nadie. Entonces, pedimos ayuda a la Federación y, como ya conocíamos a unos entrenadores de Canadá, les preguntamos si sería posible irnos allí. Tan sólo un poco más lejos (risas). Los técnicos estuvieron encantados de recibirnos y aquí que nos vinimos en diciembre de 2011.
-Supongo que allí en Canadá las infraestructuras serán muy buenas, comparadas al menos con España, ¿no?
S: Sí, aquí es increíble.
A: Hay pistas en todas las esquinas, en cada calle. Y pistas buenas eh. No existe el problema de tener que compartirlo con más gente o con partidos de hockey.
S: Además, las horas son más razonables, no es a las 6 de la mañana. Es otra mentalidad, la danza sobre hielo es algo muy profesional aquí en Canadá.
-Al final su empeño les ha dado la razón porque se han clasificado para Sochi.
S: ¡Pues sí!
A: Un sueño cumplido.
-¿Se lo han echado en cara de alguna manera a la Federación?
A: No, lo normal es que el patinador tenga que dar resultados para que se le ayude. Y, en nuestro caso, digamos que ha sido siempre al revés.
S: Más que nada, tenemos que estarles agradecidos.
-¿Qué se siente al ser pioneros?
"En España nadie sabe que la danza sobre hielo existe"
S: Es muy especial.
A: Algo único, aunque nosotros tampoco pensamos mucho eso. Lo vas haciendo por ti mismo, por llegar a los objetivos que te marcas, es algo más secundario.
S: Es un resultado de nuestro trabajo. Algo que también tenemos en cuenta, pero en el fondo nos damos casi más cuenta cuando la gente nos dice: '¿Os estáis dando cuenta de lo que estáis haciendo?'. Entonces te pones a pensar y dices: 'Ostras, es verdad. Es que hasta ahora no había nada de danza en España'.
-¿Y cuando piensan que son los primeros en un deporte que apenas tiene seguimiento en España?
S: Pues un reto, porque tenemos que estar ahí...
A: ...abriendo puertas.
S: Sí, haciéndonos notar entre los pocos que somos y luchando contra la fama de otros deportes, como el fútbol, que está siempre ahí. Se siente de manera especial que los medios y los aficionados dediquen un poco de tiempo a saber de nosotros.
-¿Se sienten minusvalorados en comparación con otros deportes? En infraestructuras o financiación, por ejemplo.
S: Sí, porque nos hemos tenido que buscar la vida en el extranjero, nos sentimos un poco tristes por no poder practicarlo en nuestro país. A nosotros nos hubiese gustado muchísimo haber seguido con el proyecto en España y haber creado así un poco de escuela. Y también que se hubiesen apuntado más niños a hacer danza, porque ahora mismo sólo hay otra pareja española, y está en Francia. Nuestro sueño sería, ya que hemos abierto esta nueva disciplina a España, pues que hubiera un mayor seguimiento y que cada vez más gente se animara a probarlo.
-¿Cómo ven el futuro de su deporte en España?
A: No creo que llegue alguna vez a ser uno de masas como el fútbol o el baloncesto. Pero si en un futuro se crean algunas pistas más, si hubiese más ayudas...
S: El mayor problema es que la gente no lo conoce, no sabe que existe. En el fondo se puede patinar por puro hobbie, por diversión; no es como el atletismo, por ejemplo, que hay que entrenar. Yo creo que la gente no tiene ese conocimiento del deporte y de lo que se siente al practicarlo. Entonces, si hubiese más pistas...
A: Más ayudas, en definitiva. La gente no lo conoce, y tiene además en contra el ser difícil y caro.
S: Claro, tampoco es un deporte que con un bañador te sirva, tienes que alquilar los patines o comprarlos. Por tanto, no es un deporte muy asequible para todo el mundo, pero engancha mucho. Todo el mundo nos dice: '¡Qué divertido patinar sobre hielo!'. Y sí, la verdad es que es muy divertido.
-Ahora se financian con ayudas del CSD, ¿no?
"En Canadá hay pistas de hielo en cada esquina, es otra cultura"
S: Sí. Antes recibíamos de la Federación, y también nos ha ayudado mucho la Fundación Madrid Olímpico. Este año, además,, al ser olímpico, estamos sacando más ayudas. Aunque tampoco ha caído en muy buen año, porque aún hay mucha crisis y nadie quiere invertir en algo con un riesgo tan alto como nuestros deportes [de hielo].
A: Pero poco a poco también vamos dando resultados.
-¿Alguna vez han tenido que acudir a sus familias y sus propios recursos para poder entrenar o competir?
S: Las familias desde el principio siempre han estado pagando una mayor parte de nuestro patinaje, como el material. Desde que empezamos de pequeños hasta que entramos en el equipo nacional; una vez que entras, la Federación ya se hace cargo de tus horas de hielo y de los entrenadores. Pero todo lo demás, equipación, patines y demás, corre a cargo de papá y mamá.
-Pero Canadá imagino que es bastante caro. ¿Les llega para vivir y para entrenar con las ayudas que les dan?
A: Sí, sí que nos llega. El técnico y los entrenamientos y lo cubre la Federación. Y luego con las becas que tenemos le estamos dando un respiro a las familias, algo que hasta hace poco no podíamos.
S: Tampoco llevamos una vida de lujo, pero estamos bien.
-¿Entrenan muchas horas al día?
S: Sí, cuatro en hielo. Y luego, todos los extras, como gimnasio, ballet o bailes de salón... Todo lo que podamos hacer para complementar el trabajo del hielo.
-¿Cómo es una jornada típica de trabajo suya en Canadá?
S: A las 12:00 vamos a la pista y entrenamos sobre el hielo; hacemos mil veces los programas. Terminamos a las 16:00 y algunos días tenemos gimnasio de 17:00 a 18:00 u otras cosas.
A: Y después ya para casa, que ya se hace de noche y hace frío. Y a prepararse para el día siguiente.
-Se nota que allí en Canadá hay mucha afición por los deportes de hielo, ¿no?
S: Se nota muchísimo. Aquí en la televisión llevan dos meses anunciando los Juegos y haciendo reportajes especiales de todas las delegaciones y los deportistas. Normalmente, la gente sí conoce la danza sobre hielo, aunque sobre todo el hockey. Pero también reconocen a las estrellas del patinaje sobre hielo, saben sus nombres y lo que han ganado. Es otra cultura.
-¿Cuál es su objetivo en Sochi?
A: Clasificarnos para la final, porque compiten 24 parejas y sólo 20 pasan a la final. Si patinamos bien, sin ninguna caída ni fallos tontos, no debería haber problemas para clasificarnos. Incluso quedar los 16º o 17º.
S: El objetivo es hacer dos programas completos, que nos quedemos a gusto con nuestro trabajo y satisfechos con los programas que presentemos.
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