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Economía El encarecimiento de la cesta de la compra se acelerará en 2022 impulsado por la tormenta energética

Los analistas económicos coinciden en pronosticar nuevos aumentos de precios tras la escalada alcista de 2021 pese a la congelación o rebaja generalizada en áreas como el transporte público y mientras pensiones y salarios públicos y privados pierden poder adquisitivo pese a sus mejoras.

El encarecimiento de la cesta de la compra se acelerará en 2022 impulsado por la tormenta energética
La tormenta de los precios de la energía seguirá tirando al alza de los precios durante meses. José Ramón París / Pixabay (CCO)

La subida del coste de la vida en los últimos meses "se explica en un 80% por el encarecimiento de los productos energéticos, en especial de la electricidad", que registraba en noviembre un incremento interanual del 46,7%, explica María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, la Fundación de las Cajas de Ahorro, que anota cómo "los combustibles y carburantes se encarecieron un 34,2%" en ese periodo.

Los principales analistas económicos del país ven una subida de la inflación del 2,4% al 3,1% tras la del 2,5% de 2021

Y eso, según las previsiones de los analistas, va a seguir ocurriendo al menos durante varios meses en los que los precios de la cesta de la compra van a continuar subiendo; al menos hasta que, a partir de la primavera y si se cumplen las previsiones del BCE (Banco Central Europeo), los derivados del petróleo y las materias primas comiencen a bajar.

Sin embargo, esos eventuales descensos no se trasladarían de manera inmediata a los precios de los productos, como tampoco ocurrió en el camino de subida, que no comenzó a empinarse hasta el mes de junio, lo que lleva a los principales analistas económicos del país a pronosticar una subida media de la inflación del 2,4% al 3,1%, con el consenso en el 2,9%, tras la del 3,1% de 2021.

Según esas estimaciones, el resultado en términos de media, que es el índice que (con la referencia de noviembre) se utiliza como referencia para revalorizar las pensiones, será en 2022 ligeramente inferior al de 2021, aunque con un itinerario diametralmente opuesto en el que el IPC interanual seguirá por encima del 4,5% todo el invierno para bajar al 3% en primavera y descender a partir de ahí hasta un suave 0,4% a final de año.

¿Qué va a pasar con los salarios y las pensiones?

Las pensiones contributivas van a subir un 2,5% mientras las no contributivas, mayoritariamente situadas por debajo del umbral de la pobreza por su escasa cuantía, lo hacen en un 3%, aunque la contrapartida será un nuevo escalón en el retraso de la edad de jubilación: será necesario tener cotizados 37 años y medio para retirarse a los 65 con la base completa, situación que se aplaza a los 66 años y dos meses en caso contrario.

Los convenios cerrados en 2021 contemplaban una mejora del 1,6% tras el 2,2% y el 1,8% de los dos años anteriores

También subirá el subsidio para desempleados de larga duración de más de 52 años, que llegará a los 463,21 euros como consecuencia de la revisión del IPREM, el Indicador Público de Rentas Múltiples, que se situará en 579,02 euros mensuales tras el alza del 2,5% incluida en los Presupuestos Generales del Estado. De este índice depende el cálculo de subsidios y prestaciones y de los niveles de renta para el acceso a becas y a ayudas para el alquiler de vivienda.

Paralelamente, el salario de los empleados públicos aumentará un 2% tras el 0,9% de 2021, mientras que en la empresa privada, según recoge el Boletín del Observatorio de la Negociación Colectiva, los convenios cerrados en 2021 contemplaban una mejora del 1,6% tras el 2,2% y el 1,8% de los dos años anteriores.

Al final, en ninguno de esos casos se mantiene el poder adquisitivo ni se gana frente a la inflación media, que cerró el año en el 3,1% tras dispararse la interanual al 6,7%, una tasa, esta última, que duplica con creces a la mejora de las pensiones no contributivas, calculada a priori con un margen de medio punto sobre el dato de noviembre, y que cuadruplica de sobras a las subidas salariales pactadas en los convenios.

¿Cambian las cotizaciones?

En el caso de los autónomos vuelven a subir las cuotas mínimas ocho euros mensuales tras revisarse al alza la horquilla de las bases de cotización, que pasa de 944,40 y 4.070 euros mensuales a 960,60 y 4.139, y aumentar un 0,3% las aportaciones por contingencias y por formación profesional. Eso deja la cuota mínima en 293,94 euros mensuales para los autónomos independientes y en 377,87 para los societarios.

El recargo del 0,2% en la aportación del trabajador y del 0,4% en la de la empresa para la nueva ‘hucha de las pensiones‘ no comienza a aplicarse hasta principios de 2023.

¿Se modifica algún impuesto?

El Impuesto de Sociedades pasa a tener un tipo mínimo del 15% sobre la base imponible, una medida alineada con la postura global de algunas las principales economías del planeta y que afecta a las empresas, y en el de Matriculación cambian los tramos que gravan los automóviles en función de sus efectos contaminantes, lo que puede llegar a suponer un encarecimiento de hasta mil euros por vehículo en algunos casos, según las estimaciones de la patronal de los concesionarios, Faconauto.

¿Hay alguna novedad sobre el ahorro?

Sí, y de calado: el volumen de aportaciones a un plan de pensiones de empresa desgravable en el IRPF se eleva hasta los 8.500 euros, mientras que las de los planes privados que conllevan ese beneficio bajarán de 2.000 a 1.500.

¿Suben o bajan los precios del transporte?

Por lo general o se congelan, como ocurre con las tasas aeroportuarias, con las últimas autopistas a la espera del futuro sistema de peajes para esas vías y las autovías o con el transporte metropolitano en Barcelona; tienden a la baja, como apuntan las previsiones de Adif para los servicios ferroviarios tras la entrada de nuevos operadores en ese mercado en fase de desmonopolización, o directamente bajan como va a ocurrir con los abonos para los mayores de 65 años en Madrid, que pasan de 63 a 33 euros el 1 de enero.

Estas congelaciones y rebajas se producen pese a tratarse de sectores directamente afectados por el encarecimiento de la electricidad y de los combustibles derivados del petróleo, que, a la espera del dato definitivo de diciembre, cerraban noviembre con sendas apreciaciones interanuales acumuladas del 46,7% y el 33,6% y unas medias respectivas del 32% y el 13,6%,

¿Qué va a pasar con la energía?

Depende de la situación de cada consumidor. Por un lado, el Gobierno va a mantener hasta el 30m de abril la rebaja del IVA a los hogares con menos de 10 Kw de potencia contratada y la reducción del tributo a la generación y el especial, que ya acumulan un coste de más de 1.300 millones, más la bonificación del 60% al 70% a los beneficiarios del bono social eléctrico, cuya tarifa está estrechamente vinculada a las desbocadas cotizaciones del mercado mayorista.

Sin embargo, la mayoría de los contratos domésticos y de empresas se formalizan en el llamado mercado libre, por lo que la tasación de la potencia instalada y de la energía suministrada depende de acuerdos directos entre comercializadora y cliente que ninguno de ellos puede modificar de manera unilateral, lo mismo que ocurre con el gas.

¿Cuánto va a costar llenar la nevera?

También depende, en este caso de la dieta de cada hogar, aunque tras acumular los alimentos un encarecimiento anual del 3,3% según los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), hay dos factores que apuntan a que ese aumento de los precios va a mantenerse al menos durante unos meses: por un lado, la repercusión en las producciones del encarecimiento de los factores productivos como la electricidad, el gasóleo, los fertilizantes o los cereales con los que se elaboran los piensos, que va a mantenerse en el tiempo, y, por otro, los efectos de la recientemente aprobada Ley de la Cadena Alimentaria, la cual, por primera vez, pone trabas a las ventas a pérdidas que los intermediarios vienen imponiendo a los agricultores y ganaderos.

¿Hay novedades en las reclamaciones?

Al menos una de calado: a partir del 1 de enero el plazo de garantía de los productos pasa de dos a tres años y el periodo en el que los fabricantes están obligados a disponer de piezas de recambio pasa de cinco a diez, según informa la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), que considera esta medida "un paso adelante en la sostenibilidad y reparabilidad de los artículos".

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