El 'Plan Kallas' para ayudar a Ucrania: sin Hungría, voluntario y hasta 40.000 millones de euros en armas
Algunos países de la Unión Europea critican que España quiera incluir en las partidas de seguridad y defensa temáticas como la crisis climática.

María G. Zornoza
Bruselas--Actualizado a
Los 27 ministros de Asuntos Exteriores se dan cita este lunes con las conversaciones para lograr un alto el fuego en Ucrania a pleno rendimiento. Los europeos buscan la fórmula para continuar apoyando al país de Volodimir Zelenski y lo hacen con más presión que nunca debido a la suspensión de la ayuda norteamericana. La Alta Representante, Kaja Kallas, ha puesto sobre la mesa de los ministros del ramo un plan basado en una coalición de voluntarios llamados a proporcionar hasta 40.000 millones de euros en función de su potencial económico.
En Bruselas se ha instalado la percepción de que el consenso y la unidad se mide ya con 26 Estados miembros y no con 27. Los mandatarios europeos suman años buscando mecanismos para que el bloqueo y el veto de la Hungría de Víktor Orbán no los paralice. Así, se ha invitado al primer ministro magiar a abandonar la sala para aprobar decisiones que requerían unanimidad. Y cada vez es más frecuente que las declaraciones conjuntas salgan adelante con una nota al pie de página donde queda reflejado que Budapest no forma parte de ello, como ocurrió en la última cumbre europea.
Con esta coyuntura de fondo, la jefa de la diplomacia europea, una de las políticas más halconas con Rusia en el continente, ha preparado una iniciativa que busca dar predictibilidad al apoyo a Ucrania y redoblar el trasiego de armamento hacia Kiev. El ya bautizado como Plan Kallas se vertebra en torno a una coalición de voluntarios que pretende minimizar el impacto del parón de la ayuda estadounidense. En Bruselas se impone la consigna de que hay que continuar con la estrategia de apoyo a Kiev incluso si se pacta una tregua.
El bloque comunitario asume que Orbán, el líder europeo más cercano a Trump y a Putin, va a suponer un obstáculo para continuar suministrando armamento a Kiev. "26 Estados miembros lucharán por la seguridad europea. Me gustaría que fuésemos 27, pero no es la coyuntura en la que nos movemos. El Plan Kallas es una alternativa para sortear a Hungría. Hay mucha tranquilidad en el compromiso del resto", analiza una fuente diplomática. Los 27 ministros lo debatirán en su encuentro del lunes, aunque no se espera que tomen decisiones firmes, ya que la iniciativa está todavía poco madura y continúa con muchos interrogantes abiertos y divisiones entre las capitales.
Poco después, el miércoles, Ursula von der Leyen presentará en la Comisión Europea su esperado libro blanco sobre la defensa, un documento en el que desglosará los detalles para acometer una inversión masiva en armas para la próxima década con propuestas como las compras conjuntas -como se hizo con las vacunas durante la pandemia- y con un intento de centralizar el poder del Ejecutivo comunitario y de la mandataria alemana.
Más presión para España
Las conversaciones para aumentar el gasto en seguridad y defensa monopolizan estos días la agenda y la energía en los pasillos de poder de la capital comunitaria. El que nació como un proyecto de paz se dispone a movilizar el mayor gasto militar desde la Segunda Guerra Mundial bajo el punto de partida de que Rusia es una amenaza para todo el bloque y de que Putin no frenará en Ucrania. Ello ha puesto más presión sobre los países del sur, especialmente sobre España, que no siente la percepción de amenaza como un ciudadano lituano o polaco. Algunos grandes se quejan de que Madrid arrastre los pies con el presupuesto en defensa. Critican que el peso de la defensa de Ucrania ha caído sobre los hombros del Este y el Norte e incrementan la presión sobre España, el más rezagado de la OTAN en estas partidas.
Hace unos días, el presidente Pedro Sánchez apelaba a través de una entrevista en Financial Times a incluir partidas como la ciberseguridad o la lucha contra la crisis climática en el presupuesto de defensa. "La amenaza nuestra no es una Rusia que lleve sus tropas por los Pirineos a la península, es una amenaza más híbrida, una en la que haya ciberataques. Por tanto, lo que tenemos que hacer es no hablar solo de defensa, sino de seguridad", aseguró recientemente el inquilino de La Moncloa.
"Estamos hablando de seguridad militar y no de seguridad climática ni de seguridad social. Así que me parece un poco extraño decir que todo es cuestión de seguridad porque eso nos hace más difícil avanzar", responde una fuente diplomática de un país con peso. El debate coincide con el momento en el que se activan las negociaciones para cerrar el próximo Marco Financiero Plurianual (MFP). "¿Adónde irá el dinero? La última vez, durante la pandemia, el dinero se dirigía al Sur. Y ahora, con esta amenaza militar, parece que probablemente se dirigirá más al este", reconoce esa fuente.
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