El kirchnerismo atraviesa uno de los momentos más comprometidos de su trayectoria, con la presidenta Cristina Fernández apartada de sus funciones tras haberse sometido el 8 de octubre al drenaje de un hematoma cerebral. Tres años después del fallecimiento de su marido, Néstor Kirchner, el movimiento político que lleva su apellido es todavía la fuerza más votada a nivel nacional, pero los resultados de las elecciones parlamentarias dan paso a un reajuste de equilibrios que el Gobierno deberá manejar durante los dos años que le quedan de legislatura.
Los comicios, con los que se renovará la mitad de los diputados (127) y un tercio de los senadores (24), han confirmado la derrota del oficialista Frente para la Victoria (FpV) en la mayoría de los 24 distritos del país, incluido el mayor de todos ellos, la provincia de Buenos Aires. Allí, un hombre que perteneció al oficialismo, Sergio Massa -exjefe de gabinete de Cristina-, ha conseguido imponerse por 12 puntos de diferencia y con el 44 % de los votos al candidato del Gobierno, Martín Insaurralde.
El oficialismo tampoco ha encontrado consuelo en el distrito autónomo de la ciudad de Buenos Aires, en el que Frente para la Victoria (FpV) se ha quedado sin representación en el Senado al quedar en tercer lugar. De celebración está el partido del alcalde bonaerense Mauricio Macri, el PRO, que ha sido el partido más votado y que ingresa por primera vez en la Cámara Alta con dos bancas. El otro escaño en juego lo ha obtenido la coalición UNEN con su candidato Fernando 'Pino' Solanas. La capital ha mantenido la misma correlación de fuerzas para diputados, con el PRO como la fuerza más votada, seguida de UNEN y FpV.
La coalición kirchnerista ha quedado rezagada, por otro lado, en provincias clave como Córdoba, Mendoza y Santa Fe, y ha perdido en otras que hasta ahora se mantenían fieles a ella, como Catamarca, Jujuy y Chubut, mientras que ha triunfado en Entre Ríos, Chaco, Río Negro y San Juan. Quien ha calificado de 'histórica' su elección ha sido el Frente de Izquierda, que no tenía representación en el Congreso, y que ahora ha obtenido tres diputados, correspondientes a las provincias de Buenos Aires, Mendoza y Salta.
Han sido unas elecciones concurridas en las que ha votado el 75% de las 30,5 millones de personas con derecho a voto, cinco puntos más de participación que en las primarias celebradas en agosto. La comparación entre ambos comicios puede servir de alivio al kirchnerismo, que ha conseguido más votos que en las parlamentarias de 2009. Además, ha mejorado su desempeño con respecto a la tendencia que se delineó en las primarias de agosto dos meses atrás.
En aquellos comicios, el FpV sacó el 26% de los votos a nivel nacional, mientras que en las elecciones de este domingo, la coalición ha vuelto a ser la fuerza más votada en todo el territorio al superar el 33% de los sufragios. El segundo partido más votado es la UCR, el tercer lugar lo ha conquistado el Frente Renovador de Massa y en cuarta posición queda el PRO, que aprovechó el domingo para lanzar a su líder como postulante a presidente para 2015, aunque este partido no tiene prácticamente arrastre afuera de la capital argentina, exceptuando Córdoba y Santa Fe.
Cristina Fernández no podrá presentarse para un tercer mandato en los próximos comicios de 2015De manera estricta, en estas elecciones sólo se decidía la composición de las dos cámaras del Parlamento, que quedará configurada a partir de diciembre. Los medios de comunicación argentinos más hostiles al Gobierno han ido más allá al calificar estos resultados como el fin del ciclo kirchnerista. Lo cierto es que el oficialismo cedió terreno en las elecciones parlamentarias de 2009 para luego recuperarlo en las presidenciales y legislativas que se celebraron dos años después.
La principal diferencia, quizás, es que Cristina Fernández no podrá presentarse para un tercer mandato en los próximos comicios de 2015, y no queda claro quién podría sucederla en su cargo. Por otro lado, el Gobierno debe hacer frente a más desafíos sociales y económicos que por entonces.
Con la nueva configuración del Congreso, el oficialismo mantiene quórum propio en el Senado y conseguiría mayoría absoluta con sus aliados, mientras que en la Cámara Baja gana cinco escaños pero necesitará tejer alianzas para alcanzar la mayoría. Con Massa en escena, el kirchnerismo tendrá que ser hábil para no perder oxígeno y asegurarse la gobernabilidad.
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