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El conflicto en Ucrania alcanza los mil días con fuerzas rusas consolidando su posición en el este del país, aunque enfrentan un elevado número de bajas. Moscú sigue priorizando su ofensiva a pesar de las dificultades logísticas y humanas.
Estados Unidos podría estar considerando permitir el uso de los misiles ATACMS por parte de Ucrania, una herramienta militar que podría alterar el equilibrio estratégico. Estos misiles tienen un alcance de aproximadamente 300 kilómetros, algo que Kiev ha solicitado durante meses.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reaccionó ante esta posible noticia subrayando que su país necesita armas de largo alcance para alcanzar sus objetivos estratégicos. Insistió en que los resultados no se anuncian con palabras, sino con acciones en el campo de batalla.
El retorno de Trump
El retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos genera inquietud en torno a la guerra en Ucrania, ya que el republicano asegura poder resolver el conflicto en 24 horas. Sin embargo, Kiev teme que su propuesta implique ceder a Rusia los territorios ocupados. Esta preocupación se suma al reciente anuncio sobre la autorización de misiles ATACMS por parte de Estados Unidos, que permitirían a Ucrania realizar ataques en suelo ruso, particularmente en la región de Kursk, donde se reporta la participación de soldados norcoreanos junto a las tropas rusas.
Zelenski ya ha mantenido contacto con Trump tras su victoria, en una llamada que incluyó al empresario Elon Musk, mientras el líder ruso, Vladímir Putin, ha elogiado al expresidente estadounidense. A pesar de rumores sobre conversaciones telefónicas entre Trump y Putin, el Kremlin lo ha negado. La relación de Trump con Zelenski ha sido compleja desde su primer mandato, especialmente tras el juicio político que enfrentó en 2019 por presionar al líder ucraniano en un caso relacionado con los Biden.
Desde el fracaso de la segunda contraofensiva ucraniana, Rusia ha retomado la iniciativa en el frente oriental. Aunque el Kremlin no ha logrado controlar todo Donetsk, ha registrado avances significativos en esta región clave.
A principios de octubre, las fuerzas rusas tomaron el control de Vugledar, al sur de Donetsk. Este punto estratégico ha servido como base para nuevas operaciones dirigidas hacia Kurájove y Pokrovsk, los objetivos principales de Moscú en el área.
Los combates en los ejes de Kurájove y Pokrovsk han alcanzado un ritmo alarmante, con alrededor de 100 ataques diarios. Este nivel de intensidad busca debilitar las líneas defensivas ucranianas y consolidar los avances rusos.
El ejército ruso también podría estar preparando una nueva ofensiva en la región de Zaporiyia, situada al sureste. Si bien esto aumentaría la presión sobre las fuerzas ucranianas, no está claro si Rusia cuenta con los recursos para abrir un nuevo frente de manera efectiva.
Datos del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) indican que las fuerzas rusas conquistaron 414 kilómetros cuadrados en octubre, marcando su mayor avance territorial en más de un año. Sin embargo, esto ha tenido un coste significativo en términos de bajas humanas.
Kiev reconoce los avances rusos, pero resalta que se han logrado con enormes pérdidas para Moscú. La estrategia ucraniana sigue basada en la esperanza de que Rusia no pueda sostener este ritmo debido a la falta de recursos humanos y materiales.
En agosto, Ucrania inició una operación en la región rusa de Kursk, manteniendo el control de una parte del territorio desde entonces. Este movimiento estratégico buscaba distraer a Moscú de sus operaciones en el este de Ucrania.
Según informes de inteligencia, Rusia ha desplegado hasta 10.000 soldados norcoreanos en Kursk bajo un acuerdo de asistencia mutua con Pionyang. A pesar de este refuerzo, las tropas ucranianas han logrado mantener su posición en esta región.
El uso de fuerzas extranjeras por parte de Rusia podría marcar un peligroso precedente en el conflicto. Esto podría desencadenar una mayor involucración de actores internacionales, incluyendo a la OTAN, en la guerra.
El respaldo de la Unión Europea ha sido crucial para Ucrania, con más de 108.000 millones de euros destinados a ayuda financiera, humanitaria y militar. Por su parte, la OTAN ha coordinado misiones de formación y apoyo militar por un valor de 40.000 millones de euros este año.
Mientras las fuerzas ucranianas resisten con apoyo occidental, el conflicto parece lejos de resolverse. Las decisiones estratégicas de aliados como Estados Unidos y Europa serán determinantes en el rumbo que tome la guerra en los próximos meses.
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