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Actualizado:Corría el verano de 2018 cuando Donald Trump visitaba por primera vez los cuarteles generales de la Alianza Atlántica. Y lo hacía tras reunirse en Helsinki con su homólogo ruso, Vladimir Putin. El entonces líder norteamericano aterrizó en Bruselas, ciudad a la que se refirió como un "agujero del infierno", al grito de calificar a la OTAN como "obsoleta", de exigir con vehemencia el gasto en defensa del 2% a Alemania y de cuestionar su compromiso con el Artículo 5, la cláusula de defensa colectiva.
Cuatro años después, la escena no puede ser más diferente. Los 30 aliados se dan cita con el regreso de la guerra a Europa, que ha propiciado su mayor expansión desde la Guerra Fría. Y, en consecuencia, un aumento del gasto militar en la mayoría de países. La principal decisión que deja la cita es el establecimiento de cuatro nuevos batallones en Bulgaria, Rumanía, Hungría y Eslovaquia.
El escenario es más sombrío con la amenaza de armas prohibidas planeando. Los 30 aliados han acordado enviar material de protección a Ucrania para hacer frente a la amenaza biológica, química, radiológica o nuclear, incluyendo equipos de protección médico y protocolos de entrenamiento para responder a este escenario.
Pero la OTAN da un paso más y también comienza su escudo a nivel interno. El comandante jefe ha activado los protocolos de defensa previstos para un ataque "químico, biológico, radiológico o nuclear" a nivel OTAN, de países miembros y con los batallones desplegados en las fronteras orientales, ha anunciado Jens Stoltenberg, su secretario general, en la rueda de prensa posterior al encuentro.
La OTAN enviará material de protección a Ucrania para enfrentar la amenaza biológica, química, radiológica o nuclear
El temor en los cuarteles de la Alianza es que el Kremlin esté preparando el gran asalto que impulse su campaña. "Estamos preocupados por la retórica rusa y por que pueda estar preparando un pretexto para utilizar este tipo de armas", ha asegurado el ex primer ministro noruego. No tranquiliza el empleo previo del Kremlin de armas químicas contra opositores rusos en suelo británico o el apoyo a Bashar al Assad en Siria.
La de la Alianza es la primera cita de un maratón diplomático que ha continuado en el G7 y en el Consejo Europeo. Todas estas citas cuentan tienen un mismo componente: condenar la invasión de Vladimir Putin y medir los próximos pasos para castigar. A las tres asiste Volodimir Zelenski, presidente ucraniano, que continúa su campaña para ganar apoyo internacional el mismo día en el que se cumple el primer mes de guerra en Ucrania.
La situación sobre el terreno se deteriora por momentos. Los objetivos civiles son una constante y ciudades como Mariúpol son lo más parecido a un infierno terrenal. Aun con todo, la OTAN continúa manteniendo sus líneas rojas: no enviará soldados, ni cazas de combate ni establecerá una zona de exclusión aérea. El consenso es que este movimiento incrementaría el riesgo de un choque frontal y directo con Rusia, algo que causaría mucha más "muerte y destrucción". La estrategia, por tanto, es rearmar al Ejército ucraniano y sellar las fronteras del flanco oriental para disuadir a Moscú de que mida muchos sus pasos ante cualquier error de cálculo o ataque intencionado contra un país aliado.
La resistencia de Occidente a implicarse más en la contienda está frustrando a Kiev. El discurso de Zelenski ante los aliados ha sido emotivo, duro y directo. Su sensación es que su país ha quedado atrapado en una "zona gris" entre Occidente y Rusia preso de los caprichos históricos, geográficos y políticos. Además, el líder ucraniano ha advertido de que Putin no se detendrá en Ucrania: "Los próximos serán Polonia o los Bálticos".
En su intervención virtual, ha pedido a la OTAN que redoble sus apoyos militares alegando que su Ejército lleva un mes resistiendo el embate ruso en clara desventaja con el gran brazo armado de Putin, especialmente desde el aire. "Tenéis miles de aviones de combate y no nos habéis dado ni uno. Tenéis 20.000 tanques. Os pedimos el 1%. Pero no obtenemos respuesta. Y el silencio es lo peor en tiempos de guerra", ha afeado. Así, la primera etapa de la jornada en la capital comunitaria se salda con el habitual cruce de acusaciones. Zelenski responsabiliza a Rusia de utilizar bombas de fósforo en su país, mientras que el Kremlin asegura que la OTAN tiene un "entendimiento histérico e inadecuado" de lo que está ocurriendo en Ucrania.
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