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Trump abraza a Milei y adelanta su postura agresiva hacia Latinoamérica

La victoria del expresidente estadounidense da alas a su homólogo argentino y proyecta un futuro político incierto y agresivo para la región latinoamericana.

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, saluda al presidente argentino, Javier Milei, en la gala del America First Policy Institute (AFPI) en Mar-A-Lago en Palm Beach (Florida, EEUU). REUTERS/Carlos Barria
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, saluda al presidente argentino, Javier Milei, en la gala del America First Policy Institute (AFPI) en Mar-A-Lago en Palm Beach (Florida, EEUU). Carlos Barria / REUTERS

Javier Milei volvió exultante de Estados Unidos. Logró una foto con los habituales pulgares hacia arriba junto a Donald Trump en su mansión de Mar-a-Lago, y que éste le dedicara unas palabras: "Javier, te quiero felicitar por el trabajo que has hecho, de hacer la Argentina grande de nuevo. Es increíble cómo la estás arreglando y es un honor que estés aquí".

El recibimiento ocurrió en el evento organizado por el think tank  conservador America First Policy, donde acudieron empresarios y parte del recién nombrado gabinete de Trump. Varios saludaron informalmente al presidente argentino, como el vicepresidente y posible sucesor J.D Vance, el asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, o el ahora responsable del departamento de Eficiencia Gubernamental, Elon Musk, con quien Milei ya tiene varias fotos.

Milei, único mandatario invitado, tomó la palabra en la mansión convertida en Casa Blanca ad hoc desde la victoria de Trump el 5 de noviembre. "Hoy el mundo es mucho mejor porque soplan vientos de libertad que son muchísimo más fuertes. Un verdadero milagro y prueba fehaciente de que las fuerzas del cielo están de nuestro lado", dijo, visiblemente emocionado, antes de que le fuera cortado el micrófono sin preaviso ante la llegada de Trump.

El viaje de Milei, el séptimo a Estados Unidos en menos de un año de gobierno, le sirvió para mostrarse reconocido por el próximo presidente a quien admira de forma abierta, anunciar una subordinación aún mayor de Argentina a la órbita de Washington, y autopublicitarse como un liderazgo que crece internacionalmente.

Milei y Trump
El presidente argentino, Javier Milei, posa junto a Elon Musk y Donald Trump durante la gala del America First Policy Institute (AFPI) en Mar-A-Lago en Palm Beach (Florida, EEUU). AFP

Para Trump, quien prepara su regreso triunfal a la Casa Blanca en enero con un gabinete marcado por la hostilidad contra el gobierno chino, se trató de otra señal que anticipa cuál será su política hacia América Latina.

El factor Marco Rubio

La designación al frente del departamento de Estado de Marco Rubio ratificó por un lado la política agresiva hacia Beijing, y por otro una importancia hacia América Latina en vista del propio recorrido político de Rubio. El hijo de cubanos nacido en Florida, bastión político republicano, se caracteriza por su fuerte confrontación con varios gobiernos latinoamericanos, especialmente los de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Rubio protagonizó episodios claves en los años recientes, como en 2019 cuando Estados Unidos reconoció a Juan Guaidó como "presidente encargado" de Venezuela. Rubio visitó entonces el Comando Sur y la frontera entre Colombia y Venezuela al frente de lo que resultó finalmente una derrota política de Guaidó y del equipo encargado de la misión en Washington.

Su hostilidad hacia la izquierda en la región se expande por ejemplo hacia Colombia, donde mantuvo varios idas y vueltas con el presidente Gustavo Petro. Éste afirmaba en 2019 que Rubio era "expresión de los sectores más retardatarios de la política estadounidense y ha ayudado a construir una política exterior violenta", mientras que el próximo secretario de Estado acusó este año a Petro de ser "portavoz de asesinos y criminales" por su posición ante el gobierno de Israel, y "poner en peligro dos décadas de progreso en Colombia".

"Marco Rubio expresa el sector hispano, latino de Florida, fuertemente conservador, tiene una mirada fundamental sobre América Latina, afirmar su subordinación a Estados Unidos, la hegemonía de Estados Unidos en el hemisferio occidental. Encarna esa política que combina la intención trumpista de avanzar contra China como eje central, y le agrega este punto muy importante de una asertividad mucho más fuerte de mantener la primacía continental que se ve amenazada por la presencia de China y otras potencias", explica Gabriel Merino, profesor e investigador del Conicet de Argentina, en diálogo con Público.

Esa "amenaza" de China para la hegemonía estadounidense se vio por ejemplo materializada este jueves 14 de noviembre, con la inauguración del megapuerto de Chancay, en Perú, construido con capitales chinos. El presidente Xi Jinping estuvo en la inauguración de lo que será el mayor puerto del Pacífico sur, clave en el comercio entre ambos continentes.

Pero la preocupación de Washington y en particular de Rubio en el continente proviene también de lo que Merino califica de "procesos más autonomistas", como en el caso del presidente brasilero Lula da Silva, actor clave en la política de los BRICS y en la perspectiva de una potencial (re)integración latinoamericana.

Armas, presiones y aranceles

"Creo que va a haber un gran avance y una militarización de la política hacia América Latina, es decir un reforzamiento de la Doctrina Monroe, plantear áreas de influencia a nivel global, repliegue relativo en otros lugares, y reforzamiento del intento de control sobre América Latina. Milei es muy funcional a eso, casi no pidiendo nada", afirma por su lado Leandro Morgenfeld, docente universitario, especialista en las relaciones entre Estados Unidos y Argentina, en diálogo con Público.

"La importancia que puede tener la Argentina para Trump es únicamente del punto de vista geopolítico y de afinidad político-ideológica con el gobierno de Milei, en el sentido que le va a permitir poner una cuña entre los países de la región, atacar todos los gobiernos no alineados. La propuesta de Milei de un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos sería directamente dinamitar el Mercosur, va a ser parte de la ofensiva encabezada por Rubio", explica.

Sin embargo, "la gran duda es cuánto de esa evidente afinidad se puede traducir en ayuda económica. Creo sí que puede interceder ante el departamento del Tesoro para que tenga una posición favorable en una renegociación del FMI con Argentina y en ese sentido puede replicar la política de Trump 2018 con Mauricio Macri, un acuerdo con el FMI en función de la necesidad geopolítica de Estados Unidos".

La pregunta por la economía toma particular importancia en el marco de un presidente que asumirá bajo promesa de elevar en 10% los aranceles al conjunto de importaciones, y 60% en el caso de las chinas. El hombre encargado de llevar adelante las riendas de la economía será Robert Lighthizer, quien comenzó con Ronald Reagan, fue representante de Comercio de Estados Unidos entre 2017 y 2021, es un ferviente adversario de la globalización, y defensor de la necesidad de que EEUU vuelva a ser una economía de producción.

Lighthizer sostiene no solamente la necesidad de una fuerte política arancelaria contra China, algo continuado por la administración saliente de Joe Biden, sino separar las dos economías en los sectores más importantes. La profundización de lo iniciado por Trump.

¿Cuál será el lugar económico de América Latina ante esa política de aumento arancelario anunciada? Se trata de una pregunta particularmente crítica para países que mantienen un gran flujo comercial con Estados Unidos, como el caso de México, con más de 3.000 kilómetros de frontera común, donde asumió Claudia Sheinbaum como presidenta a principio de octubre.

Faltan aún dos meses para que Trump ingrese nuevamente por la puerta grande de la Casa Blanca, con más votos, poder, y experiencia que la primera vez. Y, según deja ver su gabinete, también una mayor radicalidad que durante su primera temporada en Washington.

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