Opinión
Vida y milagros de un IRPF


Por Guillermo Zapata
Escritor y guionista
He aprendido mucho sobre la cotización del IRPF esta semana. Sobre los tramos impositivos, sobre si está ligado al salario mínimo o no, o si debe estarlo, sobre exenciones fiscales y otra serie de cosas muy interesantes de las que no voy a hablar aquí, porque no soy experto y porque creo que, si bien son absolutamente fundamentales a la hora de diseñar políticas públicas, no sirven para explicar “el problema político de los impuestos”, de la misma forma que explicar el funcionamiento de un autobús o cómo se diseña el trazado de una calzada no sirve para explicar el problema político de la movilidad urbana.
Esta semana hemos hablado del IRPF porque el Ministerio de Hacienda ha anunciado que los perceptores del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) no estarán exentos de su pago. Esta noticia, relevante, que habla de quién y cómo se pagan los tributos, se conoció en la mañana del martes. El momento es importante, porque esa mañana se celebraba también el Consejo de Ministros (es todos los martes) que iba a aprobar la subida, precisamente, del SMI.
Es un hecho relevante que un ministerio que no participa en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros porque no tiene nada que anunciar, anuncie algo antes de la rueda de prensa del Consejo de Ministros. Es relevante en tanto que es anómalo. Es relevante en tanto afecta a aquello que se va a anunciar. Es relevante, también, porque la decisión de Hacienda (Ministerio del PSOE) es contraría al planteamiento al respecto que tiene el Ministerio de Trabajo (Ministerio de Sumar).
El cuándo, por tanto, es relevante. Esta semana no se ha podido contar limpiamente que el SMI subía en 50 euros al mes, 700 euros al año en 14 pagas.
Lo que ha pasado después es, también, relevante. Ha habido una rueda de prensa del Consejo de Ministros que no ha podido representar unidad de gobierno (función esencial de la rueda de prensa de un ministerio) debido a algo que un Ministerio del gobierno había hecho público justo antes de dicha mesa.
El actor Bill Murray, protagonista de Cazafantasmas, Atrapado en el Tiempo o Lost in Translation entre muchísimas otras películas, tiene la costumbre de acercarse a la gente que está comiendo en algún restaurante en la calle o cadena de comida rápida, y quitarle las patatas en vivo y en directo indicándoles que si cuentan lo que ha hecho, nadie les creerá.
Es difícil de creer que un actor famosísimo de Hollywood va por la vida robándole las patatas a la gente. Esto era algo que tenía carácter de leyenda e incluso cierto encanto parecido al de la magia, hasta que internet vino a matar el misterio y se ha podido grabar al actor quitándole las patatas a la gente, convirtiendo la anécdota en un meme.
El Ministerio de Hacienda intentó el martes quitarle las patatas del Salario Mínimo Inteprofesional a… bueno, su propio Gobierno con la idea -quizás- de que es difícil de creer. Días después sabemos que Hacienda tenía incluso una propuesta de los propios técnicos del Ministerio para evitar que los perceptores del SMI tributaran el IRPF. Internet, ya digo, convierte la magia en meme.
Pero, ¿por qué querría alguien ensuciar un anuncio de una buena noticia? Eso sigue quedando en el territorio del misterio.
Lo que pasa es que ni el funcionamiento de las cosas, ni las anécdotas, ni los misterios, explican la política. La política es, de hecho, más sencilla que los funcionamientos y las anécdotas. La política va de explicar por qué ser rentista en España es muchísimo más rentable que trabajar y cobrar el SMI, por ejemplo. La política es ser capaz de explicar el motivo por el que, en un momento en el que el proyecto político de la derecha se basa en atacar la legitimidad de los impuestos y promover una sociedad individualista, la forma de dar ejemplo pasa por quien menos tiene y no, por ejemplo, por la banca, las energéticas, las eléctricas o, por ejemplo, por perseguir el fraude fiscal, que empobrece nuestro país y corroe la confianza en las instituciones.
Lo difícil de explicar es, teniendo alternativas – algunas de ellas, por cierto, camino del Congreso en forma de proyectos de ley con muchas posibilidades de salir adelante – por qué el Ministerio de Hacienda cree que la pedagogía se hace siempre por abajo. Porque cuando toda pedagogía se hace por abajo, lo que suele quedar al descubierto es más bien la nula pedagogía que se hace por arriba. Ayer mismo la Ministra de Hacienda, Maria Jesus Montero, dijo que los perceptores del SMI afectados por la medida (en torno a un 20%, en su mayoría jóvenes) tenían que hacer “los deberes”. Sería bueno saber por qué ellas y ellos sí, y los rentistas no.
Los impuestos, al final, definen a quién protegen las instituciones, a quién le piden cuentas, a quién se vigila y a quién se le deja volar libre. La pregunta no es, nunca es, impuestos altos o impuestos bajos, sino a quién.
El Ministerio de Hacienda ha decidido robar unas patatas para estropear una foto a costa del salario de quien menos tiene y tarde o temprano, tendrá que rectificar. Ojalá sea por su propia voluntad.
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