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Actualizado:España ha vivido dos periodos republicanos en diferentes circunstancias. La I República, que apenas duró un año, desde febrero de 1873 hasta enero de 1874. Y la II República, que fue proclamada el 14 de abril de 1931 y que confluyó después de que los militares golpistas acabaran con la democracia tras un golpe de Estado que produjo la Guerra Civil en 1936.
Para entender los orígenes de la I República española, primero, hay que retroceder hasta 1868. En aquel año se produce la Revolución conocida como "La Gloriosa" que puso fin al reinado de Isabel II de Borbón.
Ese mismo año, se convocan elecciones constituyentes, las primeras celebradas por sufragio universal masculino en España. El principal debate de esa nueva Constitución era si España debía ser una república o, en cambio, debía convertirse en una monarquía parlamentaria. Finalmente, se impuso la vía monárquica.
No obstante, los políticos españoles tenían claro que el trono no lo debía ocupar un Borbón. Así que el nuevo Estado tuvo que decidir cuál sería su futuro rey entre varias dinastías europeas. El elegido fue Amadeo de Saboya, el cual contaba con el respaldo del general Juan Prim, que pertenecía al Partido Progresista.
Entre los nuevos derechos que introdujo la Constitución de 1869 se encontraba el derecho a libre asociación, una reclamación del movimiento obrero, o la libertad del culto religioso. Además, el diseño constitucional tenía como objetivo limitar notablemente los poderes del nuevo monarca.
Sin embargo, la muerte de Prim provocada por un atentado en 1870 desestabilizó la monarquía de Saboya. A esto habría que sumarle la oposición que ejercían los sectores más conservadores de la Iglesia, los terratenientes y empresarios. Todo esto provocó que Amadeo de Saboya abdicase y renunciara al trono de España.
El debate republicano, ¿centralismo o federalismo?
De esta manera, se abrió la posibilidad para el nacimiento de la I República. Las cortes de España formaron una Asamblea Nacional cuyo presidente fue Francisco Pi y Margall, que prometió realizar unas nuevas elecciones constituyentes para poder acabar con la monarquía parlamentaria. Además, dentro del nuevo Gobierno se debatió entre qué modelo de República debía ser España: si optaba por la vía federal o por la vía centralista. Pi y Margall se inclinaba por una República federal.
Pi y Margall fue el primer presidente de la República en España
La principal característica de una república federal es que las regiones que componen el territorio tienen un alto grado de autonomía y soberanía sobre su territorio. Este modelo ha sido optado por Alemania o por los EEUU. Por el contrario, en una república centralista las diferentes regiones del territorio tienden a organizarse y administrarse de manera más uniforme y homogénea. Este es el caso de Francia, Grecia o Italia.
La corta vida de la I República se explica por los diversos frentes que no pudo solventar. Por un lado, en el norte de España se había reactivado la guerra con los carlistas. Por otro lado, Cuba iniciaba un proceso para independizarse de España. A esto habría que sumarle el movimiento cantonal, un levantamiento popular que exigía mayor soberanía en territorios como Cartagena, Málaga o Sevilla.
Estas circunstancias debilitaron a la Asamblea Nacional: Pi y Margall dimitió como presidente porque se negaba a reprimir a los cantones. Emilio Castelar fue el encargado de sucederle en el puesto. Sin embargo, en enero de 1974 el general Pavía entró en el Congreso para dar un golpe de Estado y poner fin a la Primera República.
Después de esto, se formó un Gobierno presidido por el general Serrano. Más tarde, se restauraría la monarquía borbónica de la mano de Cánovas del Castillo y con Alfonso XII como monarca. Además, se aprobó la Constitución de 1976 que duraría hasta 1931.
El 14 de abril, el nacimiento de la II República
De manera similar, la II República llegó con el debilitamiento del anterior sistema, la Restauración borbónica de Cánovas del Castillo. El rey Alfonso XIII había sido muy cuestionado por haber llevado a España a una guerra con Marruecos (1920–1927) y por apoyar la dictadura de Primo de Rivera (1923–1930).
En 1930, se firma el Pacto de San Sebastián para fijar unos objetivos de cara a una futura república
Varios políticos republicanos firmaron en 1930 el Pacto de San Sebastián con el que fijaban tres objetivos de cara a una futura república: establecer la libertad religiosa, convocar cortes constituyentes y permitir que las regiones pudieran presentar unos estatutos autonómicos.
En las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931 ganaron los partidarios de la república. De esta manera, el 14 de abril daba comienzo la II República española, mientras que Alfonso XIII marchaba al exilio.
Las ambiciosas reformas republicanas
El 9 de diciembre de 1931 es aprobada la nueva Constitución, en cuyo artículo primero se establecía que "España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia".
Esta Constitución dejaba el poder legislativo bajo un modelo unicameral, el ejecutivo a manos del presidente con una serie de poderes muy limitados y a una justicia que velaba por la independencia gracias al Tribunal de Garantías Constitucionales. El primer presidente de esta nueva república fue Alcalá Zamora que estuvo acompañado por Manuel Azaña como jefe del Gobierno.
La II República trató de llevar a cabo tres grandes reformas. Por un lado, una reforma religiosa con la que España se convertía en un Estado laico. Por otro lado, una reforma militar, con la que se quería depurar dentro del Ejército a posibles militares golpistas. Y, finalmente, una reforma agraria que permitiese liberar a la tierra de los grandes terratenientes.
De la dictadura a la monarquía parlamentaria
Estos fueron los tres grandes sectores que se opusieron a la II República. El 18 de julio de 1936 un grupo de militares dio un golpe de Estado para derrocar la República. Comienza la Guerra Civil española, que se prolongaría hasta el 1 de abril de 1939.
En 1978, se aprobó la vigente Constitución española en la que se establece que España es una monarquía parlamentaria
Tras el fin de la guerra, Francisco Franco se convirtió en dictador. Se mantuvo en el poder hasta su muerte, en 1975. A partir de ese año, España abrió otro periodo democrático, la Transición. En 1978 se aprobó la vigente Constitución española. En ella se establece que España es una monarquía parlamentaria.
El principal rasgo de una monarquía parlamentaria es que el rey o monarca cumple la función del jefe del Estado y el poder ejecutivo es gestionado por un Gobierno elegido democráticamente. España se sitúa en la línea de países como Reino Unido, Noruega, Suecia o Países Bajos, que también poseen este modelo de Estado.
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