MADRID
Netanyahu miente y en el seno de Naciones Unidas dice sin crispar el gesto que Israel busca la paz. Trump grita en los mítines que los inmigrantes se comen a las mascotas de los ciudadanos americanos y consigue ganar las elecciones. Feijóo y Mazón se quitan la palabra a ver quién miente más y más deprisa para tapar su manifiesta incompetencia… Son los discípulos, unos más aventajados que otros, en este siglo XXI de Joseph Goebbles, el ministro de Propaganda de Hitler.
Cerebro del mecanismo de seducción del nazismo, con sus maniobras consiguió, en palabras del cineasta alemán Joachim Lang, la complicidad de millones de alemanes en los atroces crímenes que cometieron contra millones de personas. Ahora, la película El ministro de Propaganda explica cómo gestó la gran mentira, una de las más siniestras de la historia de la humanidad. "Algún día mi diario y mis fotografías conformarán la idea de esta época. Pero nadie sabrá jamás cómo movilicé al pueblo en torno al Führer. He prohibido revelar nuestras técnicas de manipulación de masas".
Un momento muy oportuno para hablar de las técnicas de manipulación de masas de Joseph Goebbles. ¿Cómo habla su película a los espectadores de hoy?
En primer lugar, se trata de una película sobre la historia y de una pregunta que me ha ocupado toda la vida, ¿cómo ha sido posible que Hitler y Goebbles hayan podido cometer los crímenes más grandes de la historia de la humanidad y qué tantos alemanes les siguieron en estos crímenes, los más grandes que jamás se han cometido en la Segunda Guerra Mundial? Pero, naturalmente, se trata de una película para el presente.
Lo que quiero mostrar es cómo trabajan los populistas de hoy, cuáles son los medios que utilizan actualmente. Hoy disponen de medios modernos como la Inteligencia Artificial y las redes sociales, pero los principios siguen siendo los mismos. Lo que quiero conseguir es quitar la máscara a los populistas para que las personas tengan más resistencia contra ellos. Les invito a estar alerta, porque ésta es una película contra la seducción y contra la manipulación.
Hoy la dinámica de las noticias falsas y la desinformación crece sobre una basa de ignorancia, ¿ocurría lo mismo entonces?
No estoy seguro, lo que sí sé es que los populistas siempre triunfan en tiempos de crisis, cuando hay determinados grupos de personas que están dispuestos a radicalizarse. Entre estos grupos se encuentran con populistas y entonces hay mucho peligro. En el nazismo, las estrategias estaban adaptadas a las personas de aquella época, pero el discurso del Palacio de Deportes en 1943 hoy sería un evento con los medios. Allí estaban los del partido, estaba la prensa, la radio... y una vez que se logra seducir a la gente… Si antes era fácil, hoy es aún más fácil porque disponemos de más medios para seducir a la gente.
Da la sensación viendo la película de que ha hecho un esfuerzo por mostrar a estos personajes tan siniestros de la historia como seres humanos. ¿Le parecía importante esto?
Es un punto muy importante porque nos hemos acostumbrado a que se representen como demonios o como personas ridículas, lo cual facilita el distanciamiento, pero nada de eso explica por qué las personas seguían a estos criminales. Y la respuesta es sencilla.
¿Cuál es?
Quienes lo cometieron eran personas. Lo dice Thomas Mann, por ejemplo, en su trabajo sobre Hitler, cuando son personas las que cometen los crímenes, entonces son también las personas las que pueden impedirlo. Ya no es el destino. Los horrores cometidos por personas pueden ser impedidos por personas.
¿Qué hay en la película que se muestre por primera vez?
Hay bastantes cosas. La película se basa en los trabajos de investigación actuales. Las investigaciones sobre el discurso en el Palacio de Deportes son nuevas. El hecho de que todo fuese improvisado, el uso de los altavoces… Hay materiales históricos nuevos también que no se ha mostrado antes, pero sobre todo el enfoque es nuevo. Se intenta descifrar la estrategia de propaganda teniendo en cuenta el presente, esto es algo nunca visto y hoy en día es importante porque queremos impedir el trabajo de los demagogos actuales.
Y en la actualidad, ¿cuál cree usted que es el papel de la prensa y los periodistas en esta labor?
Cuando los populistas se hacen con el poder, intentan aprovechar y limitar la independencia de la justicia y de la prensa. Esos ataques los vemos en todos los sitios, en los Estados Unidos de Trump, en la Hungría de Orbán, en la Argentina de Milei, la Francia de Le Pen... Todos atacan a los periodistas. Esto se hacía también en la época nazi. Mi película muestra lo que pasa cuando los populistas llegan al poder, entonces disponen de más medios que los que les da la democracia. Toda la prensa les tiene que obedecer y ellos pueden hacer lo que les dé la gana.
Hay un momento en la película en que los nazis apuestan por más cine de entretenimiento para evitar otros temas. ¿Los blockbusters de hoy, cine de entretenimiento, están dirigidos a idiotizar al espectador?
Naturalmente. Es propaganda. La mejor propaganda es la que gusta. Si tú quieres caer bien a una mujer, entonces la halagas. Es un concepto de propaganda que tiene más éxito que la propaganda directa. La propaganda indirecta es más efectiva. Ellos pensaban que tenía que ofrecer más entretenimiento para que la población estuviera contenta y con ese tipo de películas preparar a la población para la guerra.
En la película hay imagen real junto a la ficción. ¿Cómo trabajó la incorporación de estas imágenes de propaganda?
Es una pregunta muy importante, porque todas las imágenes documentales han pasado por el escritorio de Goebbels y él intentaba invertir la verdad, él intentó proyectar su propia imagen también teniendo en cuenta la posteridad. Entonces, si reproducimos estas imágenes una y otra vez, corremos el peligro de dar continuidad a la propaganda de los nazis.
Por esta razón, yo no puedo utilizar estas fotos solo mostrándolas, tengo que mostrar cómo se consiguieron y debo crear también nuevas imágenes, porque no existen imágenes de la realidad. Hay una excepción que son las imágenes de las atrocidades del Holocausto y de la guerra. Estas no se hacían con fines de propaganda, y éstas las puedo dejar tal cual, pero el resto de imágenes se crearon a propósito y solamente me queda la ficción.
Al final de la película están los testimonios de Margot Friedlander y de Primo Levi.
Todos los testigos contemporáneos aportan la verdad, son el nexo con la realidad, estas personas tienen la última palabra. Esto demuestra que el Holocausto fue una realidad y que la democracia y el humanismo deben estar en primer lugar. Estas personas tienen la última palabra.
¿Cómo han sido las reacciones a la película?
Ha sido muy importante en Múnich haber ganado el Premio del Público en la situación histórica que estamos viviendo hoy. Me alegro mucho. En Alemania ha habido un debate, la gente se preguntaba si se debían mostrar estas imágenes tan horribles, pero yo pienso que los supervivientes son la instancia más elevada. Y yo pregunté a una superviviente, ¿podemos mostrar estas imágenes que ofenden a las víctimas? Y ella dijo: "¿Por qué me pregunta usted eso? debe mostrar estas imágenes para que la gente se dé cuenta de la gravedad".
Usted dice en el prólogo de su película que el pueblo alemán fue coautor de los crímenes.
Esta es una película que gira alrededor de los perpetradores. Y sí, en el prólogo ya digo que el pueblo alemán también se ha convertido en coautor de los crímenes. No tiene excusa. Creo que una situación tan grave como la que se dio en Alemania pasa en épocas de crisis, cuando aumenta el número de personas que se deja convencer por este tipo de seductores y líderes. Lo que quiero demostrar es que éstos, una vez que han llegado al poder, es muy difícil actuar contra ellos. Por esto, quiero transmitir que hay que estar alerta y no se debe formar coalición con este tipo de gente. Hay que defenderse de los populistas antes de que lleguen al poder.
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