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Feijóo, el buen gestor de sí mismo

El presidente de la Xunta cultiva su imagen de brillante administrador pese a que sus políticas han provocado en Galicia una profunda reversión del Estado del Bienestar

Feijóo, en una imagen de archivo, tras ganar las elecciones autonómicas.- EFE

JUAN OLIVER

A CORUÑA.-  Acababa de sentarse en el sillón central de la Mesa para dirigir la investidura del presidente del Parlamento cuando sonó el teléfono junto a él. “Hola, soy Alberto”. “¿Alberto? ¿Qué Alberto?”. “Alberto, el próximo presidente, coño, Alberto Núñez Feijoo. Te llamo para darte la enhorabuena. Y para decirte que no puedo votarte porque me lo impide la disciplina de partido”. Era el año 2009 y Feijóo acababa de ganar por un diputado las elecciones autonómicas que acabaron con el Gobierno bipartito del PSdeG y el BNG.

El socialista Francisco Cerviño, nefrólogo de profesión y quien presidió el Parlamento Gallego durante unas horas como diputado de mayor edad al principio de la VIII legislatura, cuenta la anécdota para explicar la personalidad cercana y bromista del jefe del Ejecutivo gallego. “Yo le tengo mucho aprecio personal, y creo que es mutuo. Pero eso no quita para que sea muy crítico con él: es un cínico político”, subraya Cerviño, quien conoce a Feijóo desde que este inició su carrera política con 32 años, cuando el ex ministro Romay, por entonces consejero de la Xunta de Manuel Fraga, lo nombrara primero secretario general técnico de la consejería de Agricultura y, tres meses más tarde, lo aupara a la secretaría general de la consejería de Sanidad.

Aún no tenía carné del PP, pero fue también Romay quien, con el primer Gobierno de Aznar, se lo llevó a Madrid para presidir primero el Instituto Nacional de la Salud (Insalud) y más tarde el ente Correos y Telégrafos, donde pilotó la transición de la compañía hacia la liberalización del sector.

“Es un hombre sin ideología, un pragmático que se va de buen gestor, cuando no lo es. Simplemente ha sido un alumno aventajado de Angela Merkel", dice Cerviño

Allí tuvo su oportunidad para cimentar esa imagen de brillante administrador de la cosa pública, la misma que llevó a Manuel Fraga a recuperarlo para la política gallega y, finalmente, señalarlo con el dedo de la sucesión en la secretaría general del PPdeG. Esa fama lo ha colocado a Feijóo como uno de los candidatos mejor situados para un nuevo dedazo ante una hipotética sucesión de Rajoy.

Sin embargo, no hay opositor al PP en Galicia que desmienta rotundamente esa visión: “Es un hombre sin ideología, un pragmático que se va de buen gestor, cuando no lo es. Simplemente ha sido un alumno aventajado de Angela Merkel, que se ha dedicado a hacer méritos para posicionarse en su partido”, prosigue Cerviño, quien subraya que a Feijóo, además de esa personalidad amable en las distancias cortas, lo definen otras características: “Ha sabido alejarse de la derecha ultramontana más conservadora, y tiene una capacidad asombrosa para mentir sin sonrojarse y para atribuirse medallas que no le corresponden”.

El presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy da su aval al presidente de la Xunta y líder del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijóo (d), durante la reunión mantenida hoy con jóvenes de Nuevas Generaciones en Ourense. EFE/B. Lorenzo

El exdiputado pone dos ejemplos: “Su política lingüística ha llevado al gallego a una situación que se aproxima a la era predemocrática, y además, ha sido incapaz de solucionar los problemas más graves de este país, como los que padecen la agricultura y la pesca. Pero nadie lo responsabiliza de eso”.

Desde que Feijóo tomara posesión poco después de aquella llamada de teléfono, han pasado más de siete años de Gobierno. En ese tiempo la tasa de paro ha crecido 5,6 puntos en Galicia, y aunque se mantiene por debajo de la media española, el desempleo juvenil ha pasado del 28,6% al 42%; el paro registrado en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE) ha crecido en 30.000 personas, y los afiliados a la Seguridad Social han caído un 9,6%. Es decir, casi 90.000 cotizantes menos que hace siete años.

El desempleo juvenil ha pasado del 28,6% al 42%; el paro registrado en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE) ha crecido en 30.000 personas

Como resultado, la renta per cápita gallega está casi 3.000 euros por debajo de la española; la pensión media es unos 150 euros inferior (757 frente a casi 900) y la remuneración bruta de los trabajadores, cerca de 200 euros por debajo de la media.

“Mires donde mires, los datos son negativos y tiran por tierra la imagen propagandística de Feijóo como buen gestor”, asegura Ana Pontón, portavoz nacional del Bloque Nacionalista Galego. “Se ha ganado a pulso el título de peor presidente de la historia de la autonomía: triplicó la deuda de la comunidad, de forma que pasamos de pagar 393 millones de euros en el 2009 a 1.600 millones en el 2016, mientras que los gastos en educación y sanidad sufrieron un recorte de 511 millones en el mismo período”, prosigue la líder del BNG.

“Las gradas de los astilleros siguen vacías, la flota sin cuota de pesca suficiente, el sector lácteo con precios por debajo de los costes de producción, y los autónomos, sin acceso al crédito porque Galicia perdió su sistema financiero, vendido a precio de saldo”, subraya, para concluir que Galicia ha perdido influencia porque Feijóo “actuó más como delegado del Gobierno de Rajoy que como presidente de nuestro país, limitándose a acatar las instrucciones que le llegaban de Génova o, todavía peor, de los lobbies empresariales de Madrid”.

Feijoo durante una visita a un centro médico.- Xunta de Galicia

La imagen de buen gestor, sin embargo, sigue pegada a su rostro como la nariz de Cyrano. Y en su partido nadie lo pone en duda. “Ha habido estabilidad y buena gestión, sobre todo en lo que se refiere a los gastos y servicios públicos”, explica Pedro Puy, sobrino de Manuel Fraga y portavoz del PP en el Parlamento gallego, quien destaca que Galicia es una de las dos comunidades que ha cumplido con el programa de déficit (la otra es Canarias), lo que la dota de “autonomía financiera” no sujeta por tanto a la aprobación del Ministerio de Hacienda. Además es una de las que han tenido un menor crecimiento de la deuda pública; de las pocas que han cumplido los presupuestos en materia de ingresos tributarios, y la de mayor capacidad de inversión no financiera (el 14,6%).

La pensión media es unos 150 euros inferior (757 frente a casi 900) y la remuneración bruta de los trabajadores, cerca de 200 euros por debajo de la media.

“También se ha hecho un gran esfuerzo en gasto social, nuestra principal prioridad. Hoy hay 41.500 personas beneficiándose de las ayudas a la dependencia frente a las 14.000 del 2009, hemos aumentado un 70% las plazas en guarderías infantiles, hemos mejorado sustancialmente la sanidad y la educación aplicando criterios de eficacia y eficiencia en el gasto, a pesar de que la inversión ha sido menor”, y hemos logrado que la desigualdad crezca menos que en el resto de España”, defiende Puy.

Su compañero de partido, ex alcalde de Ferrol, ex presidente de la Diputación Provincial de A Coruña, secretario del PP provincial y una de las figuras mejor situadas para cubrir un hipotético retorno de Feijóo a Madrid, opina, evidentemente, de manera similar: “Como gallego me siento en deuda con él y le agradezco la decisión de poner a Galicia siempre por encima de sus intereses personales. Es una persona con gran valía y destacaría esa capacidad de hacer equipos, de dar autonomía para trabajar a todos los que componemos el Partido Popular de Galicia. Me siento orgulloso de pertenecer a una de las comunidades que cumple con el déficit. Y eso se lo debemos a la gestión del presidente de la Xunta, que nos ha demostrado cómo se puede hacer más con menos en los momentos más difíciles de la economía”.

¿Propaganda mesiánica? No del todo. Los datos a los que aluden Puy y Calvo son ciertos. Pero también lo es que en Galicia sólo se repone una de cada diez plazas de médicos y personal sanitario que quedan vacantes por jubilación, o que en siete años se han perdido más de 3.000 plazas de maestros en la enseñanza pública, como recuerda Ricardo García Mira, profesor e investigador universitario y diputado socialista por A Coruña en el Congreso recién disuelto: “En materia de I+D+i han dejado a Galicia en niveles de los años 90 en términos de porcentaje del PIB; se han diseñado estrategias en ese sector sin contar con las universidades, con los centros de investigación y con los investigadores... Como resultado, de los 90.000 millones de euros del programa Horizonte 2020 de la UE, de los que España es el cuarto país más beneficiado, Galicia sólo ha obtenido un 2,6% del total nacional”. Además, añade García Mira, “los fondos se reparten de manera oscura, partidista, sin criterio”. “No hay proyecto de país, se hacen las cosas improvisadamente para ir tapando problemas”, concluye.

En Galicia sólo se repone una de cada diez plazas de médicos y personal sanitario que quedan vacantes por jubilación

Dentro de su partido en Galicia, y en general fuera de ella, Feijóo también mantiene esa imagen de político inmaculado en una formación lastrada por casos de corrupción que a él no le han salpicado por que ha sabido fintarlos con tino. Y eso a pesar de las fotos e las que aparecía a bordo del yate de Marcial Dorado, uno de los más conocidos narcotraficantes gallegos, condenado a 14 años de prisión por tráfico de cocaína y con quien Feijóo posaba a pecho y espalda cubiertos de crema bajo el sol de las rías gallegas. “Es un especialista en no salir tocado ni siquiera de las derivadas judiciales de sus políticas”, opina Antón Gómez Reyno, también diputado saliente por En Marea-Podemos. “Tiene una capacidad asombrosa para gobernar siempre desde una posición que le permite no asumir los golpes que son culpa suya y que debería recibir él, y no otros”, abunda.

feijoo narco

Desde su primer Gobierno, Feijóo se ha rodeado de un Ejecutivo formado por profesionales y técnicos, casi nunca políticos, de perfil bajo tirando a gris, dispuestos a asumir cualquiera de esos golpes y haciendo de pantalla a la medida de la graciosa imagen del presidente-sol: el fracaso de la fusión de las cajas gallegas, la descomposición del sector lácteo, la destrucción de una industria textil que ya sólo cuenta con el monstruo Inditex como referencia; la crisis del naval; la quiebra de Pescanova, una de las empresas emblemáticas más apoyadas por la Xunta, cuyo presidente, hoy procesado por estafa, logró que el presidente en persona ordenara por teléfono que se retirara un centro de depuración de moluscos que iba a ser situado frente a una de las piscifactorías de Pescanova... Nada de todo eso parece haber sido responsabilidad del máximo dirigente de Galicia.

Gran parte de esa estrategia se fundamenta en un control absoluto de los medios públicos y de la mayoría de medios privados de gran audiencia, que reciben subvenciones millonarias que condicionan su línea editorial porque tienen como objetivo, en la mayoría de los casos, la publicación de informaciones en positivo sobre las políticas de la Xunta. Sólo en sus dos primeros años de mandato, el Ejecutivo de Feijóo financió con más de 1,5 millones de euros a una de las cabeceras de Galicia con mayor difusión. Con ese dinero público se podría haber vacunado contra la meningitis B a más de 23.000 niños gallegos de seis años. “En Galicia hay una estructura de medios completamente ocupada por el poder. Más que medios de comunicación son medios de propaganda”, asegura Xosé Mexuto, director de Sermos-Galiza, un diario digital de pago con 20.000 suscriptores que edita una revista semanal en gallego. No reciben ni un euro de la Xunta, pese a que otras cabeceras obtienen cuantiosas cantidades por promocionar el idioma mediante acuerdos que no se cumplen.

Gran parte de esa estrategia se fundamenta en un control absoluto de los medios públicos y de la mayoría de medios privados de gran audiencia

“Feijóo no gobierna, se limita a devolver favores. Tuvo muchos padrinos poderosos a los que no les interesa que cambien las cosas”, narra Rodrigo Faraldo. Es el líder de Ciudadanos en Oleiros, el municipio con mayor renta por habitante de Galicia y donde esa formación obtuvo los mejores resultados de toda la comunidad en las elecciones municipales. “A Feijóo le ha pasado como a Obama. Todos esperábamos mucho más. Despertó la ilusión de que iba a modernizar por fin este país, pero al final esas ilusiones se quedaron en nada. Bajo su mandato hemos vendido un país entero con una gestión nefasta para todos salvo para él”, dice.

Ciudadanos estuvo a punto de ir coaligada con Unión Coruñesa, una formación local liberal liderada por el empresario y pedagogo Carlos Marcos, quien sostiene una versión muy similar al del resto de opositores a Feijóo: “No sé cuál ha sido su gran eje de Gobierno, su referencia, su apuesta... Eso sí, ha sabido gestionar perfectamente la figura institucional que representa, pero detrás de él no hay nada, ni nadie. Si a eso le unes que no ha generado ningún escándalo, más allá de alguna foto desafortunada, te das cuenta de que ha manejado las cosas para que su mejor baza electoral sea, precisamente, la incertidumbre”.

Feijóo es un delfín entre dos aguas, siempre diestro a la hora de encontrar un pequeño canal a su favor cuando hay marejada contracorriente. Quizá le ayude esa capacidad para demostrar empatía con sus interlocutores, esa “inteligencia emocional política”, como la define Francisco Cerviño, aquel socialista que presidió la Mesa del Parlamento gallego poco antes de que el delfín fuera nombrado presidente. Una inteligencia que le lleva también a desvelar sus meteduras de pata sólo en privado. Le sucedió con un periodista de la Televisión de Galicia, ex corresponsal en varias plazas y despedido cuando era director de un informativo matinal. Feijóo se lo encontró un día, lo saludó, y, haciendo gala de esa bonhomía que luce en las distancias cortas, le preguntó cómo le iba. “Pues mal, en el paro”. “¡Vaya, hombre!”, se sobresaltó el presidente, para sonreír y murmurar: “Esto me pasa por pregunta, ¿no?”.

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