BARCELONA
Actualizado:La negociación para la investidura de Pedro Sánchez, si es que se llega a dar, ha comenzado pero de forma puramente incipiente. Los primeros contactos entre los representantes -que no las primeras espadas- del PSOE, Junts y ERC, con el hacer entre bambalinas de las gentes de Sumar, se han limitado a pura exploración e intento de ganar confianzas entre las partes. "La negociación tendrá diversas fases y ahora mismo estamos en una de pura aproximación" asegura un miembro de la dirección nacional de Esquerra. "Esto no será ni fácil ni rápido" añade un dirigente de Junts, a diferencia de lo que se apunta desde los socialistas que preferirían una negociación más rápida. Y es que el tempo de la negociación tendrá tanta importancia, o más, que los temas a resolver ya que afronta un septiembre diabólico lleno de trampas entre la Diada y el 1-O.
Nogueras (Junts): Después de los acuerdos de la Mesa "cambia mucho el panorama" político en el Estado
Tanto Junts como ERC desvinculan la negociación de la investidura del acuerdo para la Mesa del Congreso que ha dado la presidencia a la socialista Francina Armengol. Aunque bien es cierto que los republicanos se muestran satisfechos: "Hemos comenzado con buen pie", aseguran desde la dirección de Esquerra. Y también en Junts han hecho un giro en su posición contraria a la negociación y la propia jefa de filas del partido en el Congreso, Míriam Nogueras, se muestra optimista admitiendo que después de los acuerdos de la Mesa "cambia mucho el panorama" político en el Estado. "Veremos si el PSOE se mueve o no", añade.
Fuerte impacto ambiental sobre la negociación
Pero ello no elimina la complejidad de las líneas rojas que han impuesto tanto Esquerra como Junts: La ley de amnistía y el referéndum de autodeterminación respectivamente. A lo cual hay que sumar que la negociación para la investidura no escapará del impacto ambiental. La convocatoria electoral del 23J, y el resultado, han comportado una conjunción astral que obliga al PSOE a depender de un acuerdo con los independentistas catalanes que deberá negociar con ellos en el mes de más presión política en Catalunya de todo el año, especialmente en el frente soberanista. Siempre que no se llegue a un acuerdo antes del 11 de Septiembre, cosa sumamente improbable si se cumplen los augurios de los dirigentes independentistas consultados, tanto de Esquerra como de Junts, que aseguran que "la negociación va para largo". Entre ellos el president de la Generalitat, Pere Aragonès, según el cual "el acuerdo del jueves es un acuerdo estrictamente de la Mesa, ahora empiezan las negociaciones para la investidura".
la investidura de Pedro Sánchez deberá enfrontar muy probablemente un mes de septiembre diabólico que tiene fechas significadas y de mucha carga política para los independentistas catalanes
Así las cosas, la investidura de Pedro Sánchez deberá enfrontar muy probablemente un mes de septiembre diabólico que tiene fechas tan significadas y de tanta carga política para los independentistas catalanes como la Diada o el 20 de septiembre. Fecha en que se conmemoran los seis años del asalto policial y judicial a la Generalitat para evitar el referéndum y que acabó con la detención y encarcelamiento de los entonces presidentes de la ANC y Òmnium, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. Un calendario que culmina ya en octubre en una siempre tensa, emotiva y enfervorecida conmemoración del sexto aniversario de dos hechos claves: el referéndum del 1 de octubre de 2017 y las protestas del 3 de octubre de 2017 contra las brutales cargas policiales que afectaron a miles de ciudadanos que acudieron a los colegios electorales el 1-O.
El PSOE intenta no perder tiempo
No es de extrañar que, con este calendario sobre la mesa, desde el Partido Socialista aspiren a conseguir cerrar, o por lo menos encarrilar, un acuerdo o principio de acuerdo que si no se puede firmar antes de la Diada por lo menos siente las bases para llegar a la investidura una vez superada la tensión de estas paradigmáticas fechas. Aunque cabe el peligro que, según se produzcan las movilizaciones, la tensión en las calles se pueda llevar por delante lo negociado hasta entonces. Si bien es cierto que la capacidad movilizadora de las entidades independentistas ha bajado sustancialmente en los últimos años también lo es que mantienen una ruidosa capacidad de convocatoria y que Junts, a diferencia de Esquerra, es un partido muy sensible a la presión de estas bases independentistas más radicalizadas.
El Partido Socialista, no ha perdido ni un minuto más de lo necesario para activar los mecanismos de la investidura
De momento, por si acaso, el Partido Socialista no ha perdido ni un minuto más de lo necesario para activar los mecanismos de la investidura y la fulgurante nueva presidenta del Congreso, Francina Armengol, ya visitó el viernes al rey Felipe VI, pocas horas después de ser elegida, para que el Jefe del Estado pueda iniciar las rondas de contactos con los grupos parlamentarios. Cosa que el monarca ya ha empezado este lunes aunque con la ausencia de los independentistas vascos y catalanes de Esquerra, Junts, EH Bildu y BNG. Habrá que esperar a ver cómo se desarrolla la audiencia de este martes con los líderes del PP, Alberto Núñez Feijóo, y del PSOE, Pedro Sánchez. Y cuando, y sobre todo cuál, es la decisión de Felipe VI al respecto de la investidura, si la encarga directamente a Sánchez o da una primera oportunidad a Feijóo a pesar de la evidencia de no tener ninguna posibilidad de éxito.
Los escenarios para la negociación que puede abrir Felipe VI
Esta será una decisión fundamental. Tendrá relevancia de fondo político, especialmente para el futuro de Feijóo, pero sobretodo marcará el tempo a Sánchez. Felipe VI podría decidir no mover ficha y ganar tiempo posponiendo el encargo para después de una segunda ronda de consultas en unas semanas. Pero si decide activar el proceso y encargar una investidura tiene dos opciones: la primera, a todas luces fallida, a Feijóo –siempre en caso que el presidente del PP opte a ello como de momento aseguran todos los dirigentes del partido-, que Armengol fijaría para antes de la Diada, ello abriría un periodo de dos meses para Sánchez que tendría tiempo para negociar su investidura hasta finales de octubre o principios de noviembre. Con el cronómetro en contra pero ya lejos de las tensas citas independentistas de septiembre y principio de octubre. Y algunas fuentes socialistas apuntan que "Sánchez se mueve bien bajo presión y tener en marcha el cronómetro puede ser un acicate e incluso un instrumento para presionar a ERC y a Junts".
Felipe VI podría decidir no mover ficha y ganar tiempo posponiendo el encargo de la investidura o proponer a Feijóo o a Sánchez
En cambio, si el Jefe del Estado descarta la investidura de Feijóo y se la encarga directamente a Sánchez antes de acabar el mes de agosto, ello podría complicar las cosas, ya que la presidenta del Congreso tiene la potestad de fijar la fecha del pleno de investidura pero difícilmente la podría llevar hasta el mes de octubre si las negociaciones se alargan como consecuencia del intenso calendario independentista de septiembre. Esta situación llevaría a Sánchez a tomar una decisión entre rechazar el encargo del Rey en esta primera ocasión y retomarla más adelante con el acuerdo ya cerrado, si es que lo consigue, –un caso que ya tiene un precedente en Mariano Rajoy el febrero de 2016-. O asumir una primera sesión de investidura fallida que ponga en marcha el cronómetro parlamentario hacia la convocatoria de nuevas elecciones y negociar contrarreloj con los independentistas hasta finales de octubre para ser investido en una segunda sesión –nada impide que un candidato se someta a más de una sesión de investidura-.
Sin obviar una tercera posibilidad: Que en caso de que Sánchez rechace provisionalmente someterse a una investidura, Feijóo estaría legitimado a pedir al Rey el encargo de una sesión de investidura, en caso de no haberla recibido antes, a pesar de no tener opciones –también existe el precedente de Pedro Sánchez en marzo de 2016 después de la renuncia de Rajoy- y una vez más la investidura fallida activaría el cronómetro que aceleraría la negociación. Pero siempre situando las opciones de Sánchez para finales de octubre o principio de noviembre.
Las fechas icónicas del independentismo radical
Y es que en cualquiera de los escenarios que se dibujan, una vez Felipe VI tome la decisión constitucional de encargar investidura a uno de los candidatos, lo primordial va a ser evitar situarla en el marco que va desde el 11 de septiembre al 3 de octubre. La Diada es la Festa Nacional de Catalunya, pero históricamente supone una jornada marcada de simbolismo reivindicativo para el nacionalismo y el independentismo catalán. La conmemoración de la derrota de la Guerra de Sucesión en esa fecha de 1714 se vive en los sectores soberanistas desde hace siglos, incluso clandestinamente durante la dictadura y especialmente a partir de la recuperación democrática, como una fecha de afirmación nacional y de reivindicación para la recuperación de las libertades nacionales y sus fueros que perdió Catalunya tras la victoria borbónica del siglo XVIII.
La negociación para la investidura deberá hacer frente a las conmemoraciones de las icónicas fechas del referéndum del 1 de octubre de 2017 y de las protestas del 3 de octubre
A ello cabe añadir -ya en tiempos modernos- las conmemoraciones de las icónicas fechas del referéndum del 1 de octubre de 2017 y de las protestas del 3 de octubre. U otras en septiembre como la actuación policial del 20-S o, aunque menos reivindicada, por el independentismo pero sí muy recordadas por el unionismo españolista, las sesiones parlamentarias del 6 y el 7 de septiembre en que se aprobaron en el Parlament las leyes para realizar el referéndum. Sin olvidar que el día 19 de septiembre será importante lo que decida el Consejo de Asuntos Generales de la UE, bajo presidencia española, respecto a la petición de oficialidad del catalán, el euskera o el gallego cursada por el Gobierno español a raíz de los acuerdos con Junts para la Mesa del Congreso.
Todas estas fechas han sido un potente motor de movilización de los sectores más radicalizados del independentismo aglutinados entorno a la Assemblea Nacional Catalana (ANC).
Después de las convocatorias unitarias y multitudinarias del independentismo que se sucedieron entre 2012 y 2017, la Diada y el resto de fechas icónicas relacionadas con el referéndum del 1-O han ido concentrando a los sectores más favorables al unilateralismo independentista y contrarios a la negociación con el Gobierno español. Con una objetiva reducción de la participación pero manteniendo una nada menospreciable capacidad de movilización. Y con una impugnación total a la negociación que ha llevado a cabo Esquerra con el Gobierno del PSOE y UP en la Mesa de Diálogo en la anterior legislatura. Rechazo que llevó a Esquerra a no participar el año pasado en la manifestación de la Diada por primera vez en la historia. Y que desembocó en un fuerte abucheo e insultos a la expresidenta del Parlament, la republicana Carme Forcadell, que participó en la conmemoración del quinto aniversario del 1-O. Ni los casi cuatro años de cárcel como consecuencia del referéndum libró a Forcadell de las iras de los exaltados.
Junts pierde el escudo frente a las duras críticas de la ANC
Junts hasta ahora se ha sentido cómodo en este escenario adverso a Esquerra, por no decir que lo ha instigado. Pero está por ver si una parte considerable de estas bases independentistas aceptan el nuevo papel de los de Carles Puigdemont como elemento negociador con el PSOE y si no le reprochan el acuerdo con el PSOE para la Mesa del Congreso. Por mucho que en Junts se esfuerzan por vender los acuerdos como si hubieran conseguido el Santo Grial frente a una supuesta "inoperancia" i "entreguismo" de Esquerra. Cambiando su posición de "ninguna negociación con el PSOE es aceptable" a "nosotros sí podemos negociar porque conseguimos cosas constatables".
La ANC lamenta los acuerdos de Junts y ERC con el PSOE que califica de "pactos de rebaja" y se queja de que "blanquean al Estado ante Europa"
Y es que la ANC ya ha fijado posición, y nada favorable para Junts, sobre el acuerdo de la Mesa del Congreso. La entidad lamenta los acuerdos con el PSOE que califica de "pactos de rebaja" y se queja de que "blanquean al Estado ante Europa". También considera que facilitar la constitución de la Mesa supone "entrar en el juego" de quien quiere que los catalanes sean "súbditos" y que esa estrategia no llevará a la independencia. La organización liderada por Dolors Feliu también alerta del "peligro de perder de vista el objetivo de la independencia" y señala que "sólo el bloqueo de las instituciones españolas puede precipitar la quiebra del Estado y abocar a los partidos a la necesidad de resolver el conflicto catalán si quieren gobernar". Concluyen que cualquier pacto con el partido que quiera gobernar el Estado sólo se podría asumir "como resultado del reconocimiento explícito de que el referéndum de independencia fue el acto de soberanía que valida a Catalunya como sujeto político en conflicto con el Estado".
El "cuarto espacio" independentista y la pugna electoral
El desmarque de la ANC respecto a Junts y Puigdemont no se puede desvincular del llamado "cuarto espacio", o lo que es lo mismo una nueva opción electoral independentista llamada "lista cívica"
Hay que tener en cuenta que la posición de la ANC contraria al acuerdo de la Mesa del Congreso supone una ruptura con el seguidismo que ha acostumbrado hacer la entidad de las directrices emanadas de Waterloo por parte de Carles Puigdemont, que preside el llamado Consell per la República, otra entidad independentista -donde participan Junts y otros partidos y grupos pero no Esquerra ni la CUP- cada vez más dividida. Y el desmarque de la ANC respecto a Junts y Puigdemont no se puede desvincular del llamado "cuarto espacio", o lo que es lo mismo una nueva opción electoral independentista llamada "lista cívica" que se sumaría a las de Esquerra, Junts y la CUP, impulsada des de la presidencia de la ANC que ostenta Dolors Feliu y que competiría por el voto independentista más radical, con especial afectación sobre Junts.
Con todos estos mimbres habrá que hacer el cesto de la investidura pero el independentismo no se cansa de advertir a Sánchez y los suyos que la negociación "será larga". Y partiendo desde cero: "La investidura no está ni más cerca ni más lejos" después de la constitución del Congreso, afirma el president de la Generalitat, Pere Aragonès, que augura una negociación "larga y compleja". Y que tendrá que recorrer un camino lleno de minas en un septiembre y un principio de octubre movidos y de infarto.
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