madrid
Se llamaba Juan Chueca Sagarra. Era un jornalero de 42 años, natural de Magallón (Zaragoza). Tenía cinco hijos y fue fusilado por las tropas franquistas en el mes de agosto de 1936. Fue arrojado a una fosa común en Borja (Zaragoza). Durante los años 50 sus restos fueron trasladados, como los de otros muchos republicanos, al antiguo Valle de los Caídos, hoy renombrado como Cuelgamuros.
Su familia, como otras tantas, nunca fue informada por las autoridades franquistas de ese traslado. Ni su hijo, Enrique, ni sus nietos y nietas se enteraron de su paradero hasta hace apenas unos meses. Este domingo, el propio ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, comunicó a Pilar Chueca, una de las nietas de Juan, que sus restos habían sido identificados gracias al proceso de exhumaciones que comenzaron a desarrollarse en virtud de la la aplicación de la Ley de Memoria Democrática.
"Cuando me llamó el ministro me emocioné", explica a Público la propia Pilar un día después de la confirmación oficial de que su abuelo se encuentra en Cuelgamuros. Lamentablemente hace un par de meses su padre, Enrique, falleció a los 92 años. "Se nos ha quedado esa espina de no poder decírselo a mi padre, me duele que no se haya enterado mi padre", añade.
"Acabo de comunicar, entre sollozos y la gratitud de su nieta, la identificación de los restos de Juan Chueca Sagarra en el Valle de Cuelgamuros. Emocionada, ha lamentado no poder habérselo dicho a su padre -hijo de Juan-, Enrique Chueca, que falleció hace unas semanas. Un acto de reparación, emotivo y cargado de humanidad", escribió, por su parte, Torres.
Como en otras muchas familias, el silencio ha rondado la historia de Juan Chueca. Su nieta Pilar sí que sabía, a través de su padre, que había sido fusilado en Borja. Pero no se hablaba demasiado del tema. Y ni mucho menos podían imaginarse que sus restos mortales habían sido enviados a Cuelgamuros.
Así fue el proceso
La familia Chueca no tenía contacto con su localidad de origen, Magallón. La esposa de Juan se marchó pronto a Zaragoza a buscarse la vida tras su asesinato. Pero algo cambió el pasado año. "Llamó a casa de mis padres una señora diciendo que era familiar de mi padre, de Magallón. Nos contó que su bisabuelo era hermano de mi abuelo Juan. Me estuvo diciendo que estaban buscando porque creían que lo habían llevado a Cuelgamuros", relata Pilar.
"No sabíamos nada de esto, siempre ha dicho que estaban en Borja, enterrado, es lo que le había contado su madre", añade Pilar.
Entonces ella y su familia se pusieron en contacto con Pilar Gimeno, presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los Asesinados y Enterrados en Magallón (Afaaem). "Hablé con ella y nos reunimos mis hermanos y yo con ella. Nos contó que había una caja y que probablemente estaría mi abuelo allí". Entonces iniciaron el proceso para comprobar el adn con su padre, Enrique.
La salud del hijo de Juan Chueca empeoró hace dos meses y los médicos les dijeron que no iba a poder recuperarse. El proceso entonces se aceleró. "Llamé a Pilar Gimeno y vino al hospital un médico forense. Mi padre pensaba que era increíble. ¿Qué hace mi en Madrid si lo mataron en Borja?, se preguntaba. No se creía la historia", apunta.
Durante la visita del doctor, su nieta recuerda que le hacía preguntas. "¿Es verdad que van a encontrar a mi padre? ¿Es verdad que lo llevaron a Madrid? Él estaba con esa ilusión, estaba muy ilusionado. Decía que si era verdad que lo volvieran a traer a Aragón", apunta Pilar.
En octubre, cuenta Pilar, se realizará el acto de entrega de los restos de Juan a su familia. Un acto para reparar la memoria de una víctima más del franquismo. Es el segundo cuerpo procedente de una fosa de Borja (Aragón) que es identificado en el Valle de Cuelgamuros (el anterior fue Esteban Giménez Ezpeleta). Enrique ya lo no podrá ver pero allí estarán sus nietos.
En total se ha logrado identificar ya en Cuelgamuros a 13 personas represaliadas, 11 de ellas de Aldeaseca (Ávila). Y hasta el momento son 170 las familias que han solicitado identificaciones en el Valle. La de Juan Chueca, por tanto, no será la última identificación. Según las estimaciones del equipo forense, en breves fechas se podrán identificar más cuerpos de esta zona aragonesa.
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