OLEIROS (A CORUÑA).- En el municipio más rico de Galicia el PP arrasa en las elecciones generales y autonómicas, pero desde hace 37 años sus habitantes prefieren que los gobierne un alcalde de izquierdas, firme defensor de la revolución cubana y de la causa palestina y enemigo declarado de Mariano Rajoy y de su Gobierno . Se llama Ángel García Seoane, Gelo, músico de profesión y uno de los ejemplos paradigmáticos de supervivencia política y, también, de coherencia ideológica.
Oleiros es un municipio pegado a A Coruña plagado de hermosas playas, bosques, parques y espacios naturales. Su callejero llama la atención: rúa Simón Bolívar, parque José Martí, avenida del Che Guevara, de Salvador Allende, calle de Dolores Ibárruri... Pero también, y sobre todo, destaca por el exquisito cuidado urbanístico y la amplia oferta de servicios sociales y de instalaciones públicas: gimnasios y piscinas, una red de nutridas bibliotecas, centros para mayores, parques infantiles, espacios verdes, auditorios, casas de propiedad municipal que se ceden gratuitamente a los vecinos para que organicen fiestas y cumpleaños, campos de fútbol de hierba artificial dotados con las mejores instalaciones...
Oleiros tiene la mayor renta per cápita de Galicia, por encima de grandes ciudades como Vigo, A Coruña y Santiago
Oleiros tiene el mayor índice de viviendas sociales por habitante de toda Galicia, y también la mayor renta per cápita de la comunidad (casi 35.000 euros al año), por encima de grandes ciudades como Vigo, A Coruña y Santiago. Aquí es donde la Agencia Tributaria registra a la media más alta de bases imponibles del Impuesto Sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en Galicia, y donde residen buena parte de los empresarios, ejecutivos y profesionales más adinerados de la comunidad. Pero también es la casa de miles de familias de clase media y baja que disfrutan de un apoyo de su Administración local inexistente en la mayoría de los municipios del mismo tamaño.
“Somos distintos, somos singulares”, reza el lema de Alternativa dos Veciños, el partido que Gelo, por entonces militante del Partido Comunista, contribuyó a fundar en 1979, y que se hizo con la Alcaldía con otro candidato. Él tomó las riendas con una moción de censura a su compañero de partido en 1985, y desde entonces gobierna casi sin interrupción.
Sólo dejó el bastón de mando en un breve período de tiempo en el que fue inhabilitado temporalmente para el ejercicio de cargo público por ordenar el derribo de una caseta construida ilegalmente junto a una playa en una zona de titularidad pública. “El abogado era el padre del candidato del PP”, justifica Gelo con sorna. Pese a todo, siguió mandando, contratado como asesor por la concejala que la sustituyó durante aquella etapa y que se limitaba en la práctica a cumplir sus instrucciones.
Al alcalde se le nota más que satisfecho. Sobre todo después de que en las últimas elecciones aumentara su mayoría absoluta arrebatándole tres escaños al Partido Popular (el BNG y el PSOE mantuvieron su representación) , haciéndose con cerca del 62 % de los votos. En las autonómica gallegas, el PP obtuvo aquí el 46% de los sufragios, y en las generales de junio, el 40%. En las municipales del 2015 los populares se quedaron en el 20,7%. Gelo les triplicó en votos y pasó de 11 a 14 de los 21 concejales de la corporación. Si tiene que competir con él, el PP se desangra y pierde la mitad de sus votantes.
'Gelo' gobierna en Oleiros casi sin interrupción desde 1985. Sólo fue inhabilitado momentáneamente por la denuncia del padre del candidato del PP
¿Cómo se explica eso? “El PP trajo a una candidata desconocida (Tristana Moraleja, una lucense exdiputada en el Congreso cercana al secretario general del PP coruñés, Diego Calvo), una vividora de la política que aquí nadie conocía”, explica el alcalde, quien, sin embargo, no atribuye su victoria solamente al supuesto desconocimiento popular de su rival: “La gente no es tonta. Aquí hemos demostrado que la izquierda puede convencer a la gente de derechas que nuestra gestión también les beneficia. Y yo no me escondo, ni me disfrazo. Pero hacemos una política para los ciudadanos. Hay gente de derechas que me para por la calle y me felicita. Esas personas no están conmigo ideológicamente, pero ven que cumplimos”, subraya.
El PP lleva años intentando inútilmente hacerse con el poder en un Ayuntamiento muy goloso, que ha experimentado un explosivo boom demográfico (pasó de tener poco más de 15.000 habitantes en 1981 a más de 35.000 el año pasado) y económico, que le permite disponer de uno de los mayores presupuestos municipales, medido en inversión por habitante, de toda Galicia: 26 millones de euros para este año. El gasto por vecino supera en un 8% a la media autonómica.
"Aquí hemos demostrado que la izquierda puede convencer a la gente de derechas que nuestra gestión también les beneficia", defiende el alcalde
Gelo se ha manejado con muy buen tino por la política gallega. Sus buenas relaciones con el Gobierno cubano y directamente con Fidel Castro (fue nombrado hijo adoptivo por el Ayuntamiento de La Habana) le sirvieron para echarle una mano a Manuel Fraga cuando el entonces presidente de la Xunta preparaba su visita a La Habana. Gelo viajó con él.
El alcalde de Oleiros también presume de haber manejado con tino las arcas municipales, cobrando elevados impuestos e imponiendo draconianas restricciones urbanísticas a los constructores que en los años de la burbuja inmobiliaria pretendieron aprovechar las condiciones naturales y paisajísticas del municipio para plagarlo de bloques de cemento de diez alturas.
“Lo primero que hicimos al llegar fue parar una urbanización de 1.700 viviendas en Canide [una zona costera natural frente a la bahía de A Coruña] y dejarla en poco más de 300”, recuerda. Al promotor de aquella urbanización, Gelo le voló con Goma-2 un chalé que se había construido ilegalmente en un islote de titularidad pública frente a la conocida playa de Mera. “Me llamó terrorista. Era el presidente del Opus Dei en Galicia”, dice el alcalde.
A Gelo no se le caen los anillos cuando defiende con vehemencia que para hacer políticas de izquierdas hay que cobrar impuestos a los ricos. “Hay que ser coherente y decir las cosas como son, aunque eso no te de votos. ¿Cómo le voy a exigir a un vecino que pague las tasas municipales si permito que un constructor no abone las licencias municipales correspondientes?”, se pregunta. Gracias a esos ingresos, Oleiros ha sido de los pocos ayuntamientos de España que, lejos de recortarlos, ha elevado un 20% sus gastos en protección social. Y la lógica de Gelo es aplastante: “Es en la crisis cuando esas inversiones son más necesarias, ¿o no?”.
'Gelo' defiende que para hacer políticas de izquierdas hay que cobrar impuestos a los ricos
Con los años, la relación con los constructores que antes lo acusaban de cobrar “el impuesto revolucionario” se ha ido suavizando. Lejos de los grandes bloques de viviendas que caracterizan al resto de barrios y municipios-dormitorio que rodean A Coruña, en Oleiros los edificios raramente superan las tres o cuatro alturas y están siempre acompañados de espacios verdes urbanizados y acondicionados.
En 1993 se levantó una de las primeras urbanizaciones de chalés adosados de Galicia, en la parroquia de Os Regos. La constructora fue Fadesa, que desde aquella promoción no paró de crecer hasta convertir en multimillonario a Manuel Jove –a quien Gelo llama cariñosamente Manolo-, su propietario y presidente. Tras vender Fadesa al empresario madrileño Fernando Martín, Jove invirtió lo que obtuvo en hacerse el mayor accionista del BBVA, mientras Martinsa-Fadesa quebraba. Hoy Jove tiene vivienda en Oleiros, donde también residió varios años Amancio Ortega, y donde también tiene su domicilio el sucesor de este en la presidencia de Inditex, Pablo Isla.
“Lo primero que hicimos al llegar fue parar una urbanización de 1.700 viviendas y dejarla en poco más de 300”, recuerda. Al promotor de aquella urbanización, 'Gelo' le voló con Goma-2 un chalé que se había construido ilegalmente en un islote público
En el pequeño cementerio de la coqueta parroquia de Liáns, está enterrada Rosalía Mera, ex mujer de Ortega y hasta su muerte la mujer más rica de España. Su heredera sigue viviendo en Oleiros, y su nieta estaba matriculada hasta hace bien poco en un colegio público del municipio a unos trescientos metros de la glorieta donde se levanta una imponente estatua del Che Guevara, de ocho metros de altura, construida a semejanza de la icónica foto que hizo Alberto Korda del líder revolucionario.
La oposición de derechas montó en cólera con aquel proyecto. Pero Gelo es un tipo con mucho carácter. En los plenos se permite desplantes, utiliza insultos para hablar de sus oponentes políticos y rememora los tiempos en que se sentía amenazado de muerte, cuando le quemaron el coche delante de su casa o cuando veía gente vigilando su casa.
“Un día salí con un cuchillo y un palo y les grité qué coño andaban buscando. ¡No veas cómo corrían calle abajo!”, se ríe. Pero se pone serio cuando recuerda que en su carrera como alcalde le llegaron a interponer hasta diecisiete querellas criminales, y que todas fueron sobreseídas. También asegura que fue espiado por el CESID y por la CIA, y también por el Mossad, después de que unas declaraciones suyas llamando “asesino” al ex presidente israelí Ariel Sharon motivaran una protesta oficial de la embajada de ese país en Madrid. También protestó Washington cuando, tras declarar a Irak la Primera Guerra del Golfo, el Ayuntamiento de Oleiros empezó a vender camisetas serigrafiadas con un rollo de papel higiénico con la bandera de Estados Unidos y el lema USAme. La recaudación de la venta de aquellas camisetas se destinó íntegramente a una ONG de ayuda al desarrollo.
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