Primero vino el goteo de cancelaciones culturales en los ayuntamientos gobernados por el Partido Popular y Vox, después llegó la reacción de los profesionales de la cultura, en tromba contra "la censura que está atentando contra la libertad de expresión", y, más tarde, la reacción de Génova por boca de su vicesecretario de Cultura, Borja Sémper, que culpa a los "nuevos censores que llevan años cancelando películas, libros infantiles o clásicos que forman parte de nuestra historia cultural, pero ahora se echan las manos a la cabeza por electoralismo". Es decir, a la izquierda.

"La 'cultura de la cancelación' o la censura está en nosotros", defendió Sémper este miércoles. El portavoz del PP se acordó de que "en el verano de 2019 se censuró a C. Tangana a instancias de Podemos y Bildu en el ayuntamiento de Bilbao", pero evitó referirse a ninguna de las obras que la extrema derecha, con la connivencia de su partido, ha quitado de la oferta cultural en distintas localidades del país. 

Por ejemplo, Orlando, de Virginia Woolf, que, con un protagonista que cambia de sexo, ha sido prohibido por Vox en el Ayuntamiento de Valdemorillo (Madrid). O Lightyear, una película infantil donde dos mujeres se besan, ha sido retirada del cartel de verano de Santa Cruz de Bezana (Cantabria), donde gobiernan PP y Vox. Casi una decena de obras de teatro, películas y actuaciones musicales han sido censuradas por los gobiernos de derecha en distintos ayuntamientos. Todas relacionadas con asuntos que no se ajustan a  los criterios ideológicos de la formación ultra.

"Una nueva clerecía"

Así, aunque el responsable de Cultura del PP de Alberto Núñez Feijóo aseguró que a su partido le "importa muy poco el color" de quien "censura" y se comprometió a tomar "medidas", no se refirió ni una sola vez a su socio de gobierno de la extrema derecha y cargó contra la izquierda reaccionaria y extremista. "Hay una nueva clerecía", dijo.  Y justificó: "Ahora resulta que quienes cayeron ante esa cancelación se llevan las manos a la cabeza".​

El PP le allana el camino a Vox en su batalla cultural

Lo cierto es que el PP ha tenido pocos reparos a la hora de ceder las competencias de Cultura a Vox. La formación de Santiago Abascal siempre pone este área sobre la mesa en las negociaciones, convencidos de que es fundamental para la batalla cultural que libran contra la izquierda. 

En el País Valencià, sin ir más lejos, el popular Carlos Mazón aceptó darle a Vox la Consejería de Cultura, que está ahora en manos del torero Vicente Barrera. En el ayuntamiento de Valladolid el PP también cedió la concejalía de Cultura a la extrema derecha, aunque quitando la gestión del festival de cine más importante de Castilla y León, la Seminci.