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La entrevista se iba a celebrar en el merendero de Buenavista de Zaragoza, en el parque del gran José Antonio Labordeta y al lado de la estatua de Alfonso el Batallador. Pero el cierzo no quiso. Finalmente, sala vip donde se iba a celebrar el mitin. Sánchez iba con camisa blanca y pantalón de traje negro. Impecable, tanto para posar en Vogue, como para irse a una boda. Estaba serio mirando a su móvil, pero luego cambió de actitud.
En broma, nada más vernos, dijo que derogará las encuestas en cuanto gobierne, y se echó a reír. Se le ve seguro de lo que está haciendo, que está cumpliendo y que se está dejando la piel en este segundo intento. Confía en doblar el pulso a los sondeos, y asegura que Iglesias nunca será presidente del Gobierno con los votos del PSOE, pero que tampoco habrá gran coalición, ni terceras elecciones. Se encastilla en que la solución pasa por el PSOE, pero no da ninguna otra salida. El sudoku es complicado. ¿Moncloa o Mojácar?
Una pregunta que le va a interesar mucho a sus hijas, ¿el 15 de agosto dónde van a estar: en La Moncloa o en Mojácar (Almería)?
(Pedro suelta una larga carcajada). Lo que es seguro es que el 15 de agosto espero estar con ellas y descansar unos días, porque después de dos años al frente del PSOE y cinco elecciones creo merecemos tener también un tiempo para descansar. Y me gustaría que sea como presidente Gobierno.
¿Las encuestas le están haciendo odiar los domingos?
Soy un sufridor de las encuestas, aunque he aprendido a sobrellevarlas. Mi experiencia me dice que los españoles tratan mejor al PSOE que las empresas demoscópicas y creo que es importante decir que todo está muy abierto, que el futuro no está escrito y que hay un 30% de ciudadanos indecisos. Pero hoy más que nunca el cambio político depende de los votantes socialistas, si salen a votar el 26-J estoy convencido de que habrá un Gobierno presidido por el Partido Socialista.
¿Pero todas las encuestas se equivocan? ¿En dónde cifran sus esperanzas en revertirlas? ¿En el voto oculto al PSOE, los indecisos…?
Yo no digo que se equivoquen. Digo que hay mucho indeciso, y creo que hay mucho desencanto de votantes del partido de Iglesias y también de algunos votantes de Izquierda Unida a los que no les ha gustado la absorción que ha hecho Podemos de IU. Eso, junto con los millones de votantes socialistas, creo que nos hará obtener un mejor resultado que el pasado 20 de diciembre.
Usted está apelando en estas elecciones a los viejos socialistas, ¿ha dado por perdido a los jóvenes?
Le voy a dar un dato, en Europa el país que sufre mayor desigualdad generacional es España. ¿Por qué? Porque construimos un Estado de Bienestar sobre todo para las personas mayores, pero también ha habido unos recortes muy importantes de las políticas vinculadas a la juventud: la educación, la sanidad, los contratos de emprendedores, que al final son una forma de precarizar las relaciones laborales, y la vida laboral de los jóvenes, la emigración, el paro de larga duración que no sólo afecta a los mayores de 45 años, sino también a la juventud.
En definitiva, hay una quiebra de expectativas legítima de los jóvenes. Y ese es un voto que tenemos que recuperar. Generacionalmente, nosotros estamos recuperando voto entre los primeros votantes y entre aquellos mayores de 40 años, sobre todo en los mayores de 40 años, que muchos de ellos votaron a Podemos el pasado 20-D y que se han sentido desencantados por la intransigencia de Iglesias.
¿Qué le ha pasado al PSOE en Galicia, en Euskadi o en Catalunya? En el 2008 el PSC obtuvo 25 diputados, el PSE duplicó en escaños al PNV. ¿Qué ha ocurrido en estos ochos años para que el PSOE sea casi residual en estas comunidades? ¿No cuaja el modelo federal?
Hay muchas cosas que se entremezclan. En Catalunya hay una crisis de identidad, de reconocimiento de la singularidades de Catalunya, y eso se mezclan con otras cuestiones que tienen que ver con la crisis social, la crisis económica y la crisis políticas. Eso ha encontrado una vía de escape que es o la autodeterminación, o el derecho a la autodeterminación. Pero creo que una solución cuando crea un problema no es una solución, y pienso que la vía más ambiciosa para resolver la crisis en Catalunya, o la cuestión catalana para ser más exactos, tiene más que ver con la reforma Constitucional, con la actualización de nuestro modelo de convivencia, que con la fragmentación de la soberanía nacional, que es lo que es lo que están planteando en primera instancia los independentistas y, en segunda instancia, abrir la puerta a ello, como plantea Iglesias.
Es curioso que aquellos que invocan la recuperación de la soberanía nacional, la soberanía del pueblo, son los que acaban fragmentando esa soberanía. Creemos que es mejor llegar a un acuerdo y someter a votación ese acuerdo, que someter a votación la ruptura. Frente al derecho a decidir, el derecho a convivir. Pero sí creo que hay una transformación de nuestro sistema político, y pienso que el único que garantiza que haya cohesión y vertebración social y territorial en España es el PSOE. Pero es que el sistema político hay que verlo con unas gafas y lentes distintas a las que hemos visto, incluso a las de que hace un año.
Vamos con los pactos. Por enésima vez. ¿Usted asegura que no va a permitir un Gobierno del PP ni por activa ni por pasiva?
Creo que tengo la suficiente credibilidad para decir que sí a eso.
¿Si el PSOE obtiene más diputados que Podemos y suman, volverá a intentar la operación de hace cuatro meses de formar un Gobierno de cambio con Iglesias y Rivera?
Hay que ver primero qué deciden los españoles. Creo que cuántos más españoles se sientan identificados con ese Gobierno del cambio, más poderosos será el cambio. Y me gustaría decirle a los españoles es que un problema no se soluciona con otro problema. La solución es el PSOE, que es un cambio que suma, que no resta, que suma derechos, que suma libertades, que suma oportunidades. Y, por eso, en función de cuál sea la conformación de la aritmética parlamentaria habrá que ver cómo se materializa ese entendimiento entre las distintas fuerzas de cambio, pero pienso que siempre antepondré las políticas progresistas a cualquier otra formulación de cambio. Es decir, yo lo que acordaré serán los contenidos, las propuestas y luego vendrán las siglas.
¿Considera vigente el acuerdo con Ciudadanos?
No. Se tendría que volver a negociar.
Vamos a ponernos en el peor de los casos para usted. Que hay 'sorpasso', pero el PSOE seguirá siendo árbitro. ¿Qué haría? ¿Consultaría a la militancia? ¿Iríamos a unas terceras elecciones?
Yo le digo. Uno, un “no” a la gran coalición, pero Iglesias no va a ser presidente del Gobierno. Dos, creo que España vive en una encrucijada donde yo espero que los votantes progresistas apuesten por aquel partido que ha intentado trabajar por cambiar las cosas desde el diálogo. Al final, los electorales van a tener tomar tres decisiones con su voto: si hay cambio o no hay cambio, si ese cambio es hacia políticas progresistas, y quién va a ser el presidente de un Gobierno basado en el entendimiento entre distintos partidos políticos. Y creo que el PSOE es cambio, es socialdemocracia y, es sobre todo, capacidad de diálogo y voluntad de llegar a acuerdos para conformar un Gobierno progresista.
¿Ve posible llegar a acuerdos con Pablo Iglesias? ¿Usted se fía de Iglesias?
¿Y usted?
Aquí las preguntas las hago yo
Iglesias durante estos seis meses ha demostrado que no es un político que hace lo que dice. Dijo que sus votos eran para poner punto y final a Mariano Rajoy, y al final lo que hizo fue bloquear el cambio. Por eso a mí me gustaría decirles a los votantes progresistas que no tropiecen dos veces en la misma piedra. En el fondo Iglesias pide un imposible, o dos. Pide que su conglomerado de siglas acabe superando al PSOE para someter al PSOE, pero eso no va ocurrir.
Y el otro imposible que pide, que es el que más le gustaría, es el intentar que el PSOE intentara formar una gran coalición con el PP y él ocupara todo el espacio de la izquierda. Y eso tampoco va a ocurrir. La gran coalición tiene poco de grande y nada de coalición. No tiene futuro. Creo que lo he demostrado. Al final, el apoyar a Rajoy se puede hacer de dos formas, con el voto directo o con el voto del bloqueo al cambio, y eso es lo que ha hecho Iglesias estos seis meses.
Pero ya no es momento de reproches, es un momento de soluciones, creo que los progresistas tenemos la enorme oportunidad de poner punto y final al Gobierno de Rajoy, de poner en marcha políticas progresistas, que regeneren la vida democrática de nuestro país, y para eso tenemos que buscar la solución. Y la solución no es la intransigencia, la solución es la socialdemocracia que representa el PSOE.
Me dijeron una frase que me pareció durísima: “Tal vez España ya no necesita al PSOE”. ¿España sigue necesitando al PSOE?
España, a pesar de Iglesias, no es Grecia. La solución a Rajoy, no es Iglesias. Un problema no se revuelve con otro problema. La solución es el PSOE. Aquí tenemos un PSOE fuerte, que representa una alternativa a esos extremos. Y ellos son conscientes de esto. Es verdad que ambos son dos polos opuestos en lo ideológico, pero confluyen en una verdadera estrategia y en un mismo adversario, que el PSOE. Por eso ambos votaron en contra de un presidente socialista al Gobierno, y por eso el 26-J creo que los votantes progresistas van a apostar por aquel que hizo más por el cambio en este país que fue el PSOE.
¿Si queda finalmente tercero, se volverá a presentar como secretario general del PSOE al 39º Congreso?
En términos temporales, llevo dos años al frente del PSOE y estoy al principio de mi mandato. A mí me gustaría presentarme a ese Congreso como presidente del Gobierno, y creo que hoy estoy más cerca de lograrlo que el 20-D. Pero mi futuro lo va a decidir en primera instancia los españoles, y en segunda instancia los militantes del Partido Socialista. Mi vocación y mi voluntad es esa, pero la democracia se impondrá.
¿Cree que hay tiempo para la remontada frente a las encuestas?
No es que vaya a haber remontada, es que ya la está habiendo. Y el PSOE va a dar la sorpresa agradable a los españoles.
¿No cree que Podemos le está arrebatando muchas banderas, como la de la socialdemocracia o la de usar la figura de Zapatero, y ustedes van rebufo toda la campaña?
No. Cuando me preguntan qué es Iglesias, pues yo les digo que cuando está con Garzón es comunista, cuando está con Errejón es peronista, cuando está conmigo es socialista y, encima, lo dice abrazado a Julio Anguita. Iglesias es todo eso y mucho más, cualquier cosa por llegar al poder. Pero hay que desconfiar de aquellos políticos que reniegan de sus orígenes.
Vamos al partido. ¿Los barones existen o son “fuentes”? ¿Cómo es su relación?
(Sánchez suelta otra gran carcajada) Es una relación buena. El PSOE no es cuartel, es un partido de izquierdas y no se calla ni debajo del agua, porque siempre intenta buscar distintos puntos de vista. Es la organización política, ahora que se habla tanto de democracia interna, que más ha reunido a su Comité Federal en los últimos seis meses, con debates muy intensos. Hemos sometido a consulta de la militancia un acuerdo propio. Creo que es una fortaleza del PSOE. En el sueldo del secretario general del PSOE siempre está aprender de la crítica, ser humilde y ver el debate interno como una fortaleza.
¿Y Susana Díaz no se ha incorporado a la lealtad demasiado tarde?
No. Siempre lo ha sido. Todos tenemos nuestros matices, nuestras formas de entender la política. Pero todos formamos parte de un mismo equipo. Del socialismo andaluz puedo decir que ha habido debates con Susana, pero cuando hemos acordado una posición conjunta toda la organización hemos trabajo como un equipo. La organización transciende a la acción personal de un líder político.
Me gusta apostar: ¡Hágame una porra!
En escaños, no sé. Pero habrá una mayoría de izquierdas en el Congreso. Y el PSOE será la primera fuerza política del cambio. PP y PSOE vamos a estar muy parejos, y Podemos va a ser la tercera fuerza política.
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