Resistencia, pero no rearme. Unidas Podemos ha logrado aguantar su representación institucional en las Cortes de Castilla y León en las elecciones de este domingo, pero ha empeorado sus resultados con respecto a 2019 y se ha quedado muy lejos de cumplir con su objetivo de revertir la tendencia a la baja que el espacio político sufre desde hace unos años.

Cuando Ione Belarra fue elegida como secretaria general de Podemos se propuso un objetivo claro: llevar a cabo un rearme del partido en los territorios y llegar con una organización fuerte al ciclo electoral de 2023, una organización que debía de servir de estructura al proyecto que quiere impulsar la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz.

Belarra, la secretaria de Organización de la formación, Lilith Verstrynge, y el secretario general del PCE, Enrique Santiago, se han volcado en los últimos meses en tratar de afianzar a Unidas Podemos en comunidades y municipios, un rearme cuya hoja de ruta tenía una de sus paradas más importantes en Castilla y León.

Sin embargo, el adelanto electoral dio al traste con todos los plazos previstos y el plan de Unidas Podemos pasó del trabajo a largo plazo al ritmo frenético de las campañas electorales (ni siquiera existía en este territorio una confluencia entre Podemos e IU, y ambas formaciones se unieron a Alianza Verde a pocas semanas de iniciarse la campaña para tener una única candidatura a la izquierda del PSOE).

El resultado, admiten desde la formación morada, no es bueno. Entre Podemos e Izquierda Unida se han dejado más de 39.000 votos con respecto a los comicios de 2019 (Unidas Podemos ha logrado alrededor de 61.000 sufragios; en 2019 solo Podemos obtuvo más de 68.000, e Izquierda Unida más de 31.500).

La tendencia de UP en esta comunidad, por lo tanto, sigue a la baja, y los nuevos liderazgos (Yolanda Díaz e Ione Belarra) no han logrado por sí solos, de momento, revertirla. Para la formación morada "el PP convocó unas elecciones a medida y celebra un resultado que convierte a la ultraderecha en la llave de su Gobierno".

Una "profunda reflexión"

Pese a que la ley electoral tampoco ha acompañado a Unidas Podemos en Castilla y León (se han posicionado como la cuarta formación en número de votos, pero la sexta en número de escaños), en el espacio político dan importancia al hecho de que no hayan quedado excluidos de las Cortes castellanas y leonesas, un escenario que los pondría en una posición muy difícil en el territorio y también en todo el Estado.

El cabeza de lista y secretario general de Podemos en Castilla y León, Pablo Fernández, anticipó la misma noche electoral que uno de sus objetivos prioritarios tras pasar los comicios va a ser el de "seguir ampliando y ensanchando el espacio con nuevas alianzas" de cara a las municipales del próximo año. 

También avanzó que Unidas Podemos y el PSOE tenían que hacer una "profunda reflexión" tras sus malos resultados y tras quedar la gobernabilidad en manos de un más que probable ejecutivo del PP con la ultraderecha de Vox en la comunidad.

De momento, la primera prueba del rearme territorial ha estado lejos de ser exitosa, aunque la convocatoria anticipada cambió por completo el tablero y apenas dio tiempo al espacio confederal de adaptarse a los nuevos plazos impuestos por las urnas. Habrá que ver si en próximas paradas (todavía por confirmar, como Andalucía) los nuevos liderazgos de Unidas Podemos y el efecto Yolanda Díaz logran revertir su tendencia negativa.