Si hay una cosa evidente es que la ministra de Igualdad, Irene Montero, desde su aparición en la escena pública y política, como miembro de Podemos, y después, como integrante del Consejo de Ministros, se ha convertido en uno de los blancos preferidos de los bulos y medias verdades aireadas en las redes sociales, y reproducidas por varios medios de comunicación y representantes de la derecha y ultraderecha de Vox.

El viaje oficial a EEUU acompañada por varias integrantes de su equipo (Isa Serra, Ángela Rodríguez y Lidia Rubio) es solo la punta del iceberg de un sinfín de polémicas estériles, descalificativos y mentiras alrededor de su figura, sacadas a relucir cada cierto tiempo y que esconden un claro componente machista y clasista.

Unos días antes, programas como Espejo Público (Antena 3), El Programa de Ana Rosa (Telecinco) y Más de Uno (Onda Cero) difundieron un vídeo cortado en el que omitían la opinión de la ministra de Igualdad sobre la masacre de Melilla, en la que murieron 37 migrantes, según las ONG. Estos cortes se usaron para exigir la opinión de la número dos de Podemos, a pesar de que esta hizo una valoración de los hechos y pidió, como el resto de representantes del espacio morado, una investigación de lo sucedido.

Las derechas agitaron otro bulo difundido por la derecha mediática, el de los "20.000 millones de euros del Ministerio de Igualdad", después de que Montero presentara el 8 de marzo el Plan Estratégico para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres (2022-2025). "Que se destinen los más de 20.000 millones del Ministerio de Igualdad a ayudar a las familias", lanzó la presidenta de la Comunidad de Madrid y del PP madrileño, Isabel Díaz Ayuso, para tratar de echar por la borda un informe que, en resumen, recogía las partidas ya presupuestadas y dirigidas a políticas feministas, como las prestaciones de maternidad, paternidad y lactancia.

Muchas de las medidas vanguardistas incluidas en las leyes que partieron de Igualdad también han servido para intentar ridiculizar y desacreditar a Irene Montero y, por extensión en muchos casos, al colectivo feminista. Buena prueba de ello fueron las bajas por menstruaciones dolorosas en el marco de la reforma del aborto, el consentimiento expreso en la ley del sólo sí es sí o la autodeterminación de sexo en la ley trans. También, por usar el lenguaje inclusivo ("portavoza" o "todes").

Críticas y bulos ajenos a su función como ministra

A principios de 2022, varios medios aseguraron que "Montero multiplicó por 92 su patrimonio desde que llegó al Congreso", pasando de declarar "6.823 euros en 2016 a 629.969,82 euros en 2021". Estos datos, sin embargo, fueron sacados de contexto, ya que eran el resultado de sumar todos los activos que aparecen en la declaración de bienes y derechos patrimoniales sin restar sus deudas. Por tanto, su patrimonio neto es de 398.813,32 euros. Asimismo, en la difusión de estos datos se pasó por alto el detalle de que casi el 40% de ese incremento procedía de la herencia que recibió la ministra por el fallecimiento de su padre.

De igual forma, las polémicas sobre su patrimonio o el chalet en Galapagar (Madrid), que adquirió junto a su pareja, el exvicepresidente segundo del Gobierno y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, forman parte de una estrategia simplista anclada en la premisa de que las personas de izquierdas no pueden alcanzar ni disfrutar del mismo nivel de vida que las de derechas.

Por ello, Irene Montero también fue criticada por supuestamente tener un bolso de la marca Louis Vuitton o llevar un Rolex valorado en más de 7.000 euros. Todo ello, además, era falso. Ni el bolso era suyo, sino de la diputada socialista y exvicepresidenta primera, Carmen Calvo, ni el reloj era de alta gama, sino un Swatch que tenía desde 2017.

Mención aparte merece el caso Niñera, que acarreó preguntas parlamentarias e incluso una petición de comisión de investigación en el Congreso. En virtud de la última resolución de la Fiscalía, aunque mantiene la declaración como investigada de Gara Santana (antigua empleada de prensa de Podemos en la Cámara Baja), se recoge que la testigo que la señaló como supuesta cuidadora de los hijos de Montero e Iglesias actuó por animadversión contra la ministra de Igualdad, según informa Ana María Pascual. En este sentido, la fiscal adelanta que pedirá el archivo del caso por falta de indicios.

Pero su vida privada ha dado lugar a otros ataques, como los insultos recibidos por ser cajera de un supermercado, y a varias informaciones sobre el estado de su relación con Pablo Iglesias. También, han trascendido varios vídeos manipulados, enunciados en programas televisivos en pleno prime time, como las imágenes falsas de Irene Montero explicando cómo se hace una felación o tosiendo en plena pandemia de la covid-19 a Boti García, directora general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI del ministerio.

Con todo, declaraciones inventadas, palabras sacadas de contexto o la doble vara de medir sus actuaciones en determinados casos, como el viaje oficial a Nueva York en el Falcón, se suman a una larga lista de polémicas y mentiras que han colocado a la ministra de Igualdad en la diana de la opinión pública.