barcelona
Griterío antimonárquico en la avenida Diagonal de Barcelona. Unos 10.000 manifestante, según los cálculos que ha hecho la Directa, se han reunido en los accesos del Palau de Congressos de Catalunya para protestar contra la presencia del rey Felipe VI en la entrega de los premios anuales de la Fundación Princesa de Girona. Días antes de las elecciones españolas y en pleno ciclo de movilizaciones contra la sentencia del procés, la llegada del monarca no ha dejado indiferente a un movimiento que ha convocado protestas día tras día durante las últimas dos semanas. Banderas independentistas pero también republicanas españolas, silbatos y cacerolas se han encontrado delante de un amplio dispositivo policial encabezado por los Mossos d'Esquadra.
Inicialmente la movilización fue convocada por los CDR, pero finalmente también se han sumado otros colectivos como la organización juvenil Arran, el Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC), la ANC o Picnic por la República, entre otros. Además, los tres partidos independentistas -ERC, JxCat y la CUP- también han estado presentes. La protesta contra el monarca empezó el pasado domingo al atardecer con la llegada del monarca, pero se ha multiplicado este lunes.
"El rey español no es bienvenido en Catalunya"
La tarde ha arrancado con el desfile de columnas de manifestantes desde varios puntos de la ciudad y cercanías, como por ejemplo la que ha partido desde la acampada de la plaza Universidad, hasta la avenida Diagonal a la altura de la Zona Universitaria. Durante varias horas han llegado más manifestantes, muchos de ellos con pegatinas y carteles con la foto del rey a la inversa, coronas tachadas, o pancartas donde se podía leer “The Spanish king is not welcome in Catalonia” (El rey español no es bienvenido en Catalunya).
Pero los antimonárquicos no han sido los únicos en aparecer. Aquellos que querían asistir a la entrega de premios también han probado de atravesar el cordón policial, aún y la negativa de los Mossos. Hombres y mujeres de corbata y traje se han encontrado con los gritos de “fuera”, manos al aire, silbatos y una masa de gente que les impedía el paso y que, a pesar de los intentos para derribarlos, les han acabado frustrando el camino. Algunos de estos bloqueos han generado los momentos más tensos de la tarde, sobre todo por la insistencia de los fieles a la Fundación Princesa de Girona, a pesar de la evidente diferencia numérica. Quien también se ha visto afectado por un bloqueo ha sido el líder de los PP al Ayuntamiento de Barcelona, Josep Bou, que ha recibido un sonoro rechazo por parte de los manifestantes.
Activistas de la acampada de la plaça Universitat
“Parece el juego de la araña”, le dice un joven encapuchado a otro mientras se desplaza para vallar el paso a uno de los asistentes. Y es que también se han visto en la Diagonal los pañuelos en la cara de manifestantes, un nuevo invitado al dress code independentista. “Es autodefensa”, sentencia una de las jóvenes que solo deja entrever los ojos con una capucha y que prefiere no dar su nombre para protegerse de represalias, citando las últimas detenciones a manifestantes. La joven, que viene de pasar la noche a la acampada de Plaça Universtitat, considera que los estudiantes y la juventud tienen un papel capital en las protestas: “Tenemos la opción de movilizarnos más que la gente que trabaja, que no lo tiene tan fácil”.
Otro grupo de jóvenes, algunos tapados, algunos descubiertos, se mantiene junto al cordón por si hay que volver a hacer un muro de gente. “Si no hiciéramos barricadas, en vez de 600 heridos habría más heridos”, aseguran. También vienen de pasar la noche en la Plaça Universitat, han participado de varias actividades de la acampada y prefieren no dar el nombre “por cuestiones antirepresivas”. “Nos tapamos porque es la mejor manera de protegerse. Ellos, los Mossos, bien que van tapados”, dicen estos estudiantes de la Universitat Autònoma de Barcelona, todos de 18 años.
“¡Muera el Borbón!”
Jóvenes de capucha y gente mayor de esteladas y ‘gralles’ se han encontrado en una concentración muy plural en edades y perfile, reunidos por un propósito con mucha aceptación en la sociedad catalana: “Estamos en contra de Borbón”, resume Anna Simó, vecina de Molins de Rei que, a pesar de compartir nombre con la representante de ERC, se mantiene muy critica con el partido que asegura haber votado en el pasado: “Me ha descolocado, en especial Joan Tardà. No acabo de entenderlos”, explica, en relación a la crítica que el diputado republicano en el Congreso espetó contra las protestas de la primera semana después de la sentencia.
Simó también tiene memoria para uno de los hechos que acabó de agrietar las relaciones de la casa real con la sociedad catalana: “Yo no estaba de acuerdo con la realeza, pero el discurso del día 3 de octubre acabó de hundirlo todo”, explica, deseando que Felipe VI pueda ver la concentración de rechazo. “Espero que no marche por la puerta trasera”.
Piensa igual la Pilar Lladó, vecina de Barcelona, que con 81 años se ha plantado en la concentración con suficiente vitalidad como para hacer desaparecer los manifestantes de su alrededor ensordecidos por los golpes de cuchara y cazuela que ejecuta sin cesar. “Ojalá se pudiera llegar a un referéndum. Ojalá fuera una cosa normal, esto de votar cada año. Y por internet, si hace falta, que es más barato y útil”, explica, mientras asegura tener la aplicación del Telegram a su móvil. “Ya lo tenía instalado antes de que llegara el Tsunami Democràtic”.
Lladó está en contra no solo del rey por su papel durante el procés, también porque considera que es “un símbolo del franquismo”; algo inaceptable “para una sociedad democrática del siglo XXI”. Mientras tanto, la manifestación empieza a gritar “fuera las fuerzas de ocupación”, uno de los cánticos más extendidos durante el último ciclo de movilizaciones. Para esta independentista de avanzada edad, el papel de la policía también ha estado "inaceptable": “Yo no estoy de acuerdo con la violencia, pero la policía se equivoca. ¿Qué pasa, que valen menos los ojos de los jóvenes, las costillas, que el rey? ¿Valen menos todos los detenidos de estos días que el rey? ¡Y no solo los de Barcelona, también los de Madrid!”.
A medida que cae la noche la concentración cada vez ocupa más trozo de la Diagonal. También la gente se anima a hacer más ruido a resguardo de la oscuridad. Algunos se calientan las manos con las fotografías de los carteles de Felipe VI quemando en el suelo, un acto ahora usual en las manifestaciones independentistas que un día llegó hasta el Tribunal de Estrasburgo. Los oídos del rey solo descansan cuando los improperios se dirigen hacia el otro gran criticado del mes, la policía: “No os merecéis la senyera que lleváis”, canta la gente, mientras Mossos d'Esquadra forman en linea preparados por si tienen que actuar. Rápidamete la gente vuelve al leiv motiv de la convocatoria: “¡Muera el Borbón!”.
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