Lampedusa (Italia)
Lampedusa siempre está bajo los focos. A pesar de que tiene tan sólo 20 km cuadrados y 5.000 habitantes, la importancia de esta isla siciliana –que geográficamente pertenece a África– va más allá de sus reducidas dimensiones.
La tierra más lejana de la bota italiana tiene una valiosísima importancia estratégica para las migraciones, para las fuerzas armadas, para la izquierda, para la derecha, para las ONG, para la Iglesia y para los medios de comunicación. Lampedusa, como punto de contacto entre África y Europa, es víctima de su inevitable simbolismo, como encrucijada entre el Norte y el Sur del mundo.
Su altísimo valor militar es innegable. Lampedusa está exactamente entre Sicilia (200 km), Libia (350 km), Malta (220 km) y Túnez (170 km). Esta isla italiana está, literalmente, en medio del Mediterráneo. No es casual que aquí se crea que haya unos 650 efectivos de las fuerzas armadas italianas, además de los residentes censados: 1 militar cada 8 habitantes. En Lampedusa, de hecho, hay una infinidad de radares cuya amplia potencia ha favorecido, con el tiempo, la aparición de ciertas enfermedades en algunos casos ya registrados entre la población local.
En Lampedusa hay infinidad de radares que han favorecido la aparición de enfermedades
Basta dar una breve vuelta por las cortas carreteras de la isla y por las calles de este pueblo siciliano para apreciar la notable presencia de todo tipo de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado italiano: Carabinieri, Policía de Estado, Ejército de Tierra, Marina Militar, Ejército del Aire, Guardia Costera, Capitanía Marítima, Guardia de Finanzas. Algunas pistas acerca de la importancia militar de Lampedusa se pueden encontrar en la década de los '80, cuando el dictador libio Muammar El Gafadi ordenó un ataque con misiles a esta isla en 1986, como respuesta a los bombardeos estadounidenses ejecutados en Trípoli y Bengazi (Libia). Durante mucho tiempo, Lampedusa fue un emplazamiento militar de máxima atención para la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN).
La importancia migratoria
Lampedusa es conocida en todo el mundo, principalmente, por la cuestión migratoria. Esta isla está colocada en el Mediterráneo Central, la ruta que une Libia con Italia y que, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) es "la más peligrosa del mundo para los migrantes". De hecho, la gran mayoría de los muertos por migraciones en el mundo tienen lugar precisamente en lo que se conoce también como Canal de Sicilia. En lo que va de año 2019, han muerto 953 migrantes intentando cruzar el Mediterráneo y 658 concretamente en la ruta del Mediterráneo Central.
Desde el año 2014 han fallecido un total de 14.273 migrantes poniendo en riesgo su vida en el antigo Mare Nostrum para salvarla. No es casualidad que, atendiendo tanto a las personas como a los barcos que se hunden en el mar, el Mediterráneo sea conocido como un auténtico "cementerio bajo el agua". En Lampedusa hay dos flujos migratorios distintos: el que ve llegar a los migrantes subsaharianos que zarpan de Libia y que son rescatados por las ONGs o las fuerzas armadas italianas; o el que ve llegar a migrantes tunecinos en pequeños barcos no rastreables electrónicamente y que arriban directamente a la costa de Lampedusa.
La importancia política
A partir de su valor migratorio, Lampedusa para a ser automáticamente un objeto de debate político. Para la izquierda, es el símbolo de la acogida; para la derecha, es emblema del freno anti migratorio. En las últimas décadas, los partidos políticos nunca habían instrumentalizado en exceso el tema migratorio en la propaganda política. De hecho, concretamente a partir del año 2013, el Estado italiano dio lo mejor de sí con la Operación Mare Nostrum, que preveía el control total de los rescates en el Mediterráneo Central coordinando, desde la central operativa de la Guardia Costera en Roma, la intervención de todo tipo de embarcaciones militares, comerciales y humanitarias en favor de migrantes en peligro en el mar. Los traficantes, a menudo camuflados entre los rescatados, eran detenidos abordo de los buques militares.
Los traficantes, a menudo camuflados entre los rescatados, eran detenidos abordo de los buques militares
El giro radical, en ámbito político, lo supuso en la derecha xenófoba del líder soberanista de la Liga, Matteo Salvini. Hace dos años, Salvini ha convertido el fenómeno migratorio en su chivo expiatorio perfecto como eje principal para aumentar el sentimiento soberanista de los italianos. Todo ello, con el objetivo de favorecer el auge de la formación leguista en un momento en el que dejaba atrás el independentismo norteño en favor del ultranacionalismo italiano. Cambiando así Roma por Bruselas.
La izquierda italiana, sin embargo, se juega en Lampedusa su politica tendente a la acogida de migrantes y refugiados. Cuando el pasado junio el barco Sea Watch, de la homónima ONG alemana, fue protagonista del bloqueo del entonces ministro del Interior y vicepresidente del Gobierno, Matteo Salvini, quien impidió la entrada a puerto del buque humanitario alemán; una delegación del socialista Partido Democrático (PD) capitaneada por Graziano Del Rio fue a Lampedusa para embarcarse en el Sea Watch unos días antes del definitivo atraque forzado liderado por la ya célebre capitana alemana Carola Rackete.
También para las ONGs con buques humanitarios Lampedusa es clave. Organizaciones como Sea Watch, Open Arms, Médicos Sin Fronteras, Sea Eye, Mediterranea Saving Humans, SOS Mediterranée o Lifeline operan a diario en el antiguo Mare Nostrum rescatando migrantes en peligro con el objetivo de proteger sus vidas y, de paso, hacer presión tanto a la Unión Europea como a sus Estados miembros para que actúen hacia creación de corredores humanitarios para que, sin diferenciar entre migrantes y refugiados –estos últimos, en esencia, son víctimas de persecuciones–, haya vías legales para que nadie pierda la vida intentando cruzar el Mediterráneo.
La importancia religiosa
En 2019 han muerto 953 migrantes intentando cruzar el Mediterráneo
A raíz de todo lo anterior, la cuestión migratoria se ha convertido en una temática de primer orden para la Iglesia Católica desde el nombramiento de Jorge Mario Bergoglio como Papa Francisco. En los medios de comunicación italianos, Lampedusa siempre ha estado presente con más o menos frecuencia. Pero a partir de 2013, esta pequeña isla siciliana empezó a ser internacionalmente conocida en el momento en el que el Santo Padre decidió que Lampedusa fuera el destino de su primer viaje como pontífice.
Aquí, cerca de la cancha de fútbol al lado del puerto, habló de la "globalización de la indiferencia" en la línea del Papa Francisco de acercarse al concepto de "frontera" siguiendo su espíritu jesuita: "Estamos acostumbrados al sufrimiento del otro, como si no fuera con nosotros", llegó a comentar aquí Francisco ante milas de personas. En la actualidad, hay diferentes organizaciones católicas y evangélicas que trabajan regularmente para tener personal disponible en la isla para atender a los migrantes en varias épocas del año.
La importancia mediática
La fama de mundial de Lampedusa no se podría entender sin los medios de comunicación. Las principales cabeceras italianas e internacionales mandan regularmente enviados especiales para cubrir el fenómeno migratorio de cerca. La consecuencia principal es que todo lo que ocurre en Lampedusa tiene una dimensión diferente a cualquier pueblo de 5.000 habitantes. Se trata de un hecho que, en ocasiones, irrita a la población local. Según piensan muchos habitantes del pueblo, la ultra exposición de isla sobre la base del fenómeno migratorio afectaría por ejemplo al turismo, sector clave de la economía local. No obstante, los datos confirman una tendencia contraria a la temida, donde cada vez hay más turistas italianos que visitan esta isla para disfrutar del verano mediterráneo.
Además, Lampedusa es el único sitio de Italia donde los migrantes sólo están de paso. No obstante las dificultades que a veces tiene la población lampedusana, la isla fue un motivo de enorme atención mediática en el año 2013 cuando, tan sólo tres meses después de la visita del Papa Francisco, 367 migrantes fallecieron frente a las costas de Lampedusa, a la altura de la Isla de los Conejos. Tras un incendio ocurrido en la cubierta, los migrantes a bordo, asustados, empezaron a moverse de un lado a otro hasta volcar la embarcación por completo. Algunos llegaron a nado a la costa y otros muchos, que no sabían nadar, fueron salvados por los pescadores de la isla. El suceso dio la vuelta al mundo porque Europa vio, con sus propios ojos, el naufragio más dramático de la historia del Mediterráneo.
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