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Justicia Absuelto el hacker del Toro de la Vega: dos años y medio de calvario judicial para nada

El primer detenido en España por ataques informáticos tras la reforma penal de 2015, acusado de tumbar sitios web de Tordesillas en protesta contra el Toro de la Vega, cuenta su surrealista periplo legal que, denuncia, no le ha salido gratis.

Imagen de Fran Díaz, el llamado 'hacker del Toro de la Vega' ahora absuelto. FD

Se define a sí mismo como animalista. Sostiene que no hizo nada y, sin embargo, fue detenido hace dos años y medio por la aplicación, por primera vez, del delito de daños informáticos introducido en el Código Penal de 2015. Entonces fue acusado de "daños informáticos" por incitar, supuestamente, al bloqueo de la página web del Patronato de Turismo de Tordesillas, en donde se celebra el polémico festejo conocido como el Toro de la Vega. El pasado 23 de mayo fue absuelto.

Fran Díaz comenta a Público que no le ha sido notificado un posible recurso contra esta absolución y ya ha pasado un mes así que, de momento, respira "tranquilo". Y

Así recuerda el día en el que le detuvieron: "Todo fue muy teatrero", afirma. "Iba a sacar al perro por la mañana y tocaron al telefonillo de casa como si fueran el cartero, pero me extrañó porque en el pueblo pasa una mujer".

"Cuando bajé, me encontré a un tipo con un tipo vestido de cartero con su carrito y todo, que me entregó una citación; justo detrás a dos agentes de la Guardia Civil vestidos de paisano con una orden de registro", comenta, y rememora con cierto humor que bromeó con ellos al decirles que les podía invitar a subir a casa a tomar café, pero es que estaba muy desordenada. No podía imaginar entonces que comenzaba un largo y penoso proceso judicial.

Ataque, detención, periplo, absolución

Este caso comenzó con un vídeo en el que, supuestamente, Fran Díaz explicaba cómo se podía realizar un ataque DDoS —denegación distribuida de servicio, es decir, una petición masiva a los servidores de un sitio web hasta saturarlo— contra el sitio web del Ayuntamiento de Tordesillas, en protesta contra su fiesta más popular. El vídeo no existe, pero es que Fran afirma que ni siquiera era suyo.

Dicho y hecho, los sitios web del consistorio, y en especial de su Concejalía de Turismo, permanecieron caídos durante una hora por un ataque del que, sin embargo, se responsabilizaban grupos bajo el paraguas ambiguo de Anonymous. Uno de ellos es el popular grupo hacker La 9 de Anon. "Incluso dijeron la palabra de guerra, ‘Tango Down’, que quiere decir objetivo caído, cuando tumbaron la página, diciendo además que era su primer DDoS", apunta.

Pese a todo, la Guardia Civil lo detuvo en una mediática operación denominada ASTA, lo que convirtió a este vecino de Reus en la primera persona en sufrir directamente la aparición de los ciberdelitos en el Código Penal.

Concretamente, a Fran se le imputaba un delito de daños informáticos, por atacar páginas web de Administraciones públicas (artículo 264 bis) y suministrar software necesario para atacarlas (264 ter). "Me encalomaron el ataque en sí y también que había presuntamente incitado al boicot de los sitios web mediante ataques de denegación de servicio", afirma.

"Me ha costado todo esto dinero, lloros, noches sin dormir, pastillas…"

"En el registro se llevaron dos ordenadores de sobremesa, uno portátil, una Tablet, un Chromebook, tres tarjetas de memoria, cuatro pendrives… pero ahora yo creo que ni me acuerdo de las contraseñas para entrar en estos dispositivos cuando me los devuelvan, si me los devuelven", comenta Fran a Público.

Para él, todo este periplo le ha costado mucho. "No sé qué pinto yo en todo esto", declara, "me metieron en un marrón, en un embrollo, que a veces pienso que no sé qué pieza del tablero soy". "Me ha costado todo esto dinero, lloros, noches sin dormir, pastillas para conciliar el sueño… Me ha costado mucho, mucho", concluye. Todo esto, para nada.

A pesar de su gran sentido del humor y de su actitud positiva, a Fran le da mucha rabia que su detención tuviese tanto eco mediático y, sin embargo, su absolución ha pasado más desapercibida. "Me dan ganas de denunciarlo, porque la Guardia Civil metió la pata conmigo, pero ya no tengo fuerzas para hacerlo y mi abogada, de momento, no me lo recomienda", concluye.

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