Entre gritos de "campeonas, campeonas" y con Madrid a sus pies. Así ha sido como miles de personas han recibido a la selección española femenina este lunes en Madrid Río, después de convertirse en campeonas del mundo tras un espléndido mundial que culminó con una victoria ante Inglaterra en Sídney.

Del mismo modo que Iker Casillas, Xavi Hernández, Andrés Iniesta y compañía lo hicieron en 2010 después de proclamarse campeones del mundo en Sudáfrica, Olga Carmona, Jenni Hermoso y Salma Paralluelo se encargaron de dejar la huella de la segunda estrella en la federación española, la de Australia y Nueva Zelanda.

Después de un eterno vuelo, las jugadoras recorrieron en un autobús descapotable la capital. Pasaron por la Puerta de Alcalá, la Plaza de Cibeles, Gran vía y la emblemática Plaza de España hasta llegar a Madrid Río, donde a más de 30 grados miles de amantes del fútbol les esperaban al ritmo de Camela, Vicco y los Dj Michenlo y Juan Magán.

Las mundialistas llegaron al escenario las 00.00 horas y entraron una a una al escenario. Carmona, Paralluelo, Alexia Putellas y Aitana Bonmatí, galardonada como mejor jugadora del torneo, fueron las jugadoras más reclamadas por los madrileños.

"Aquí tenéis la estrella que tanto queríais", dijo Carmona, la goleadora en la final ante Inglaterra, el espejo de Iniesta en 2010. "Esto también es vuestro. Dijimos que os íbamos a poner de pie y lo hemos conseguido", expresó, por su parte, el seleccionador Jorge Vilda.

"Lo que un día había soñado, ahora lo hemos logrado", cantó Elena Farga en su canción Está por venir. Un himno que ha acompañado a España en todo el campeonato y que demuestra que esto solo acaba de empezar.

La música siguió sonando y Hermoso animó la fiesta al ritmo de Camela, para que más tarde Eva Navarro pusiese la guinda al pastel imitando al equipo de árbitros del Mundial con los anuncios por megafonía después de las revisiones de VAR, pero con una versión particular: "After review: campeonas del Mundo".

Entre bailes y sudor, el Samur fue el otro protagonista en el evento. El calor y el poco espacio del que disponían los aficionados provocó desmayos y bajadas de tensión.