Estaremos de acuerdo en que febrero es un mes de perfil bajo. Muy lejos del siempre fecundo mayo o del luminoso agosto. En febrero la vida se muestra descarnada y a bocajarro, se podría decir que no hay escapatoria. De algún modo febrero nos recuerda que la vida es fútil y carente de sentido. Y además suele ser ingrata, si bien esto último depende ya no tanto del mes en cuestión sino de las condiciones socioeconómicas de cada uno.

"Febrero es el peor mes del año, pero es honesto […] Es un mes que no sostiene la vida mejor de lo que realmente es". Con estas palabras el reportero Kevin Killeen, de la cadena KMOX en San Luis, describe el mes de marras. Una crónica funesta que cada febrero resurge en las redes por su capacidad para evocar –no sin cierto humor– un mes que no ha nacido para brillar.

 Febrero. pic.twitter.com/apVCMFEW78

— Rodrigo Cortés (@rodrigocortes) February 15, 2024

Memorable el instante paraguas. Ese momento en el que el reportero recoge de la basura un paraguas maltrecho y esgrime con rostro hierático lo siguiente: "Esto lo dice todo. Este paraguas tiene un diseño floral, pero alguien, en este día de febrero, lo ha abandonado con su mango roto en un intento desesperado de huir de algo que ya no es cierto. Como si una expedición hubiera arrojado por aquí todas sus cosas".

Y así, con la mirada fija en febrero, el bueno de Killeen nos va deslizando impasible los pormenores de un mes gris y desapacible como pocos. Tal es así que, como apunta el periodista, nos hemos inventado para compensar el Día de San Valentín y el Carnaval. Pero ni así. Febrero siempre gana en tristeza y contrataca con el Miércoles de Ceniza: "¿Qué otro mes podría albergar un día festivo diseñado para recordarnos que todos vamos a morir?", apostilla Killeen.