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Òscar Escuder: "El catalán no es oficial en la UE porque no hay voluntad política del Gobierno español"

Imatge d'arxiu d'Òscar Escuder, president de Plataforma per la Llengua.
Òscar Escuder, presidente de Plataforma per la Llengua, en una imagen de archivo. Carola López / ACN

Entrevistamos a Òscar Escuder, cirujano y presidente de Plataforma per la Llengua, la entidad que nació con el objetivo de promover el catalán como herramienta de cohesión social y que ha publicado este julio el último InformeCAT con datos sobre el estado actual de la lengua.

Òscar Escuder (Barcelona, 1968) es cirujano maxilofacial en el Hospital Parc Taulí de Sabadell y fue reelegido presidente de Plataforma per la Llengua el pasado marzo. Lo entrevistamos en el marco del InformeCAT 2024, el documento anual de la entidad que recoge cincuenta datos sobre el estado del catalán, a través de datos oficiales y encuestas propias.

Entre muchas otras cifras, el informe revela que solo un 12% de los jóvenes entre 15 y 34 años hablan únicamente el catalán como lengua habitual y que el 30% de los médicos que trabajan en Catalunya no saben hablarlo. En la rueda de prensa de presentación, Escuder advirtió que la emergencia lingüística no se está "revirtiendo" y, aunque admite a Público que el último Govern ha tomado medidas, alerta que son "insuficientes". 

Según el InformeCAT, casi el 80% de los catalanohablantes consideran que saber catalán es importante para ser catalán, lo que denota un aprecio y una vinculación con la lengua. A pesar de ello, es muy habitual que no la mantengamos, incluso cuando no hay necesidad de cambiar. ¿Cómo se entiende esta contradicción?

Este porcentaje es habitual en otros países. La lengua forma parte de la identidad y este dato es, de hecho, de los pocos que tenemos que demuestra una normalidad. La incongruencia se entiende por la historia que hemos vivido, que son 40 años de dictadura donde estaba prohibido hablar catalán. Aún pagamos las consecuencias, a pesar de que ya sería hora de que las dejáramos de lado.

No hay ningún otro lugar del mundo donde se considere que hablar la lengua del propio país es una falta de respeto y que cambiarla para mantener una conversación con un castellanohablante es de buena educación. 

Las encuestas detectan una disminución en el uso de la lengua. ¿Qué está fallando?

Falla el marco legal, la aplicación que se hace de él y, finalmente, los ciudadanos. Los datos revelan que el 80% de los catalanohablantes en Catalunya y en Illes Balears cambian de lengua y el porcentaje baja al 75% en Andorra. En Catalunya tenemos leyes que promueven el catalán, pero, por ejemplo, todos sabemos que la inmersión lingüística en la escuela hace años que no se aplica. 

¿Quién es el culpable?

Hay culpa para todos. El Estado no está aplicando la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias, es decir, que no protege la lengua como debería hacerlo. Luego, en mayor o menor medida, también fallan las autonomías y los ayuntamientos. Es evidente que tampoco es igual la actitud que han tenido los gobiernos de Catalunya en los últimos 40 años que los gobiernos que tienen o han tenido en Balears y en el País Valencià

¿Cree que particularmente el último Govern de Pere Aragonès ha tomado más medidas para revertir la emergencia lingüística?

Este ha sido el primer Govern que ha puesto sobre la mesa que teníamos un problema con la lengua después de decirnos durante años que todo iba bien, aunque los expertos lo negaran. No sé si es porque han querido o porque no les ha quedado más remedio, pero han empezado a tomar medidas. Lo que pasa es que son insuficientes.

Pongamos de ejemplo la sanidad. Hace 22 años que no se cumple la ley en este ámbito y ahora se ha puesto en marcha el programa "Prescriu-te al català!" para favorecer la formación en catalán de médicos, enfermeras y personal sanitario. Esto es fantástico, pero debería ir acompañado del pensamiento de hacer cumplir la ley de manera progresiva, sin tener que despedir a nadie

¿Hacer obligatorio el catalán?

Por ley ya lo es. Desde hace 22 años es obligatorio que los médicos y las enfermeras, cuando tienen una plaza estable en un centro de salud público catalán, tengan el C1. Habría que asegurar, de una manera razonable y progresiva, que los profesionales sepan que se les exigirá el conocimiento de la lengua y que los pacientes tienen todo el derecho de hablar en catalán y que no hacen nada mal.

Además, hay estudios que demuestran que cuando el médico no domina la lengua del paciente, hay más complicaciones, por lo tanto, además de ser un tema de derechos lingüísticos, es un tema de seguridad asistencial

Plataforma per la Llengua recibe cientos de quejas cada año relacionadas con la vulneración de los derechos lingüísticos en la atención oral. ¿Estas denuncias prosperan?

Algunas sí. Recuerdo el caso de una pastelería de barrio en la que un trabajador de cara al público no hablaba catalán y la empresa enseguida nos dijo que no volvería a pasar. Desconozco si le ofrecieron clases. Pero, por otro lado, tenemos ocho denuncias presentadas en contra de agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, con pruebas y grabaciones, que no han prosperado. Se debería haber abierto un expediente para ver qué pasa y aplicar medidas para que no se repita, pero el Estado español ha dicho que no tenía ninguna denuncia de este tipo. 

El uso del catalán en el ámbito jurídico, por ejemplo, es casi residual.

Es un ámbito donde las autonomías tienen muy pocas competencias y donde la legislación presenta un marco adverso. El Estado español ratificó la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias en el año 2001 y desde entonces han pasado cinco o seis inspecciones. Y cada vez los expertos dicen que el artículo 231 de la ley orgánica del poder judicial, que es el artículo que da preeminencia al castellano, se debería cambiar y nadie hace nada.

Otra cosa que no tiene sentido en un país europeo es que haya funcionarios del Estado que no sepan las lenguas de los ciudadanos a los que tienen que servir. Los de la Generalitat y los Ayuntamientos de Catalunya sí tienen la obligación, pero en el Estado no, ni siquiera de entenderlas. No tiene ninguna lógica democrática

¿Qué implica la oficialidad del catalán en el Congreso y la posible oficialidad en la Unión Europea?

Son dos cosas diferentes. El catalán en el Congreso tiene un valor simbólico y de prestigio que está bien y que nos parece que ya era hora, pero no tiene una aplicación práctica inmediata. En cambio, la oficialidad en la UE podría tener unas consecuencias muy positivas. Hay mucha legislación europea que afecta especialmente al ámbito de consumo, normas y directivas que obligan a hacer uso de las lenguas oficiales, por ejemplo, en instrucciones, productos farmacéuticos, alimentarios, etc.

Lo más importante no es que los eurodiputados puedan hablar en el Parlamento en catalán, eso sería equivalente al Congreso y tendría un valor simbólico. Si el catalán fuera oficial en Europa también entraría en programas de promoción y los catalanohablantes podrían optar más fácilmente a ser funcionarios europeos porque el catalán sería una lengua que se valora. Tenemos más hablantes que la mitad de las lenguas que son oficiales de la Unión Europea, no tiene sentido que no se reconozca. 

¿A qué atribuye que el catalán aún no sea oficial en la UE?

Es una cuestión de voluntad política, igual que en el Congreso. Hasta la legislatura pasada se decía que el reglamento no lo permitiría y de la noche a la mañana fue posible. Cuando conviene, se hace. Quien ha fallado en la UE es el Gobierno español, la responsabilidad es exclusivamente suya. No ha negociado la oficialidad del catalán como los estados negocian las cosas que de verdad les interesan. 

Las plataformas bajo demanda han aumentado el catálogo de títulos en catalán y de versiones subtituladas. ¿Es este el camino?

Debemos mejorar en el mundo audiovisual y en el ocio en general. Es cierto que hemos avanzado en la última legislatura, el Departamento de Cultura ha puesto más dinero en doblajes y producciones y TV3 ha puesto a disposición de las plataformas todo lo que ya tenía doblado. Aun así, todavía no es suficiente.

Nosotros no quedamos nada contentos con la ley audiovisual española cuando se transpuso la directiva europea. Pensamos que se podría haber logrado mucho más sin que costara dinero público, sino que fueran las mismas plataformas las que dedicaran una parte más importante de los beneficios a hacer producción en catalán, euskera y galego. Se perdió una buena oportunidad. 

¿Cómo de importante es fomentar el uso del catalán en Internet a través de los 'influencers'?

Al final queremos ser ciudadanos normales. A mí no me importa qué colonia se ponen o los viajes que hacen, pero si hay miles de jóvenes que los siguen, necesitamos que haya influencers en catalán porque serán sus referentes. 

El informe también revela que en los 'esplais', espacios tradicionalmente catalanohablantes, solo la mitad de las conversaciones entre niños son en catalán, mientras que cuando se dirigen a los monitores, este porcentaje aumenta hasta el 73%. ¿Por qué pasa esto?

Es una transposición de lo que pasa en la sociedad. Seguramente en la escuela también hablan más en catalán con los maestros que entre ellos. Esto es el resultado de los hábitos aprendidos, de ver que tu padre o tu hermano mayor comienzan las conversaciones en castellano. También está el componente de que los niños asocian el castellano a lo que es moderno, divertido, porque los influencers hablan en castellano.

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