Decálogo para entender Davos en un 2025 cargado de riesgos globales
Davos, la catedral de la globalización y el Santo Sepulcro del capitalismo neoliberal que parecía moribundo desde la Gran Pandemia, ha abierto en canal el orden mundial.
Los temores a la catástrofe climática, a las tenciones geopolítica y a la desinformación recibieron cumplida respuesta de los agitadores nacional-populistas: todos los males proceden de la cultura woke.
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Algo tiene la cumbre de Davos, el evento anual que organiza, cada enero, desde 1971, el World Economic Forum (WEF), que tanto sus defensores como sus detractores consideran que siempre ha seguido una misma trayectoria doctrinal: apuntalar la religión de sus creyentes. Es decir, de las mentes globalizadoras y multilaterales. Tras varias generaciones de conferenciantes, desde jefes de Estado y de Gobierno hasta millonarios, banqueros, inversores, magnates tecnológicos o de otros sectores, todos habían atendido cuestiones sociales, nada habituales en sus entornos profesionales.
El regreso de Donald Trump ha alterado el clima conciliador. La versión Trump 2.0 ha traído consigo un recrudecimiento de los riesgos geopolíticos y sistémicos y un fervor desregulador de industrias y mercados de capital que han minimizado el eco de asuntos de urgente resolución y de alarma social universal como la igualdad, la diversidad o la emergencia climática.
El decálogo que sigue a continuación ofrece algunas pistas del conflicto ideológico que, de una manera inevitable, emerge en 2025.
1.- Un orden mundial con poderosos riesgos estructurales
Los conflictos armados, la catástrofe climática y las fake news -desinformación- copan el pódium de riesgos de 2025. La vigésima de las encuestas del WEF entre líderes empresariales, políticos, académicos y civiles alertan sobre un tablero de ajedrez internacional desordenado y donde ha irrumpido el auge del nacionalismo. Además, el Global Risk Report 2025 protagoniza una subida significativa entre los peligros que sus encuestados encuadran en sus puntos de mira a 2 y 10 años los avances en innovación y muy en especial “los desconocidos efectos perniciosos” de la Inteligencia Artificial (IA). Dentro de un clima amenazado por un déficit de gobernanza mundial y por el auge de movimientos nacional-populistas.
El WEF, fundación gestora de las cumbres de Davos, recaba su diagnóstico desde su Encuesta de Percepción, en la que participan 900 líderes empresariales, gubernamentales, académicos y de la sociedad civil de todo el planeta, que convienen en señalar que “vivimos en una de las épocas más divididas desde la Guerra Fría” y en que, tras un año, 2024, de súper-elecciones, con casi la mitad de la población convocada a las urnas, en 2025, “nos enfrentamos a la incertidumbre de la puesta en marcha de las medidas de sus dirigentes electos”.
“Vivimos en una de las épocas más divididas desde la Guerra Fría”
2.- Pedro Sánchez alerta de la batalla antidemocrática de los tecno-millonarios
Es un debate recurrente en Europa desde la victoria de Donald Trump y los constantes flirteos de Elon Musk con partidos de extrema derecha en Europa. Las quejas han llegado al hombre más rico del planeta de autoridades políticas -quizás, la más significativa haya sido la del presidente galo Emmanuel Macron- y económicas, como la del jefe del Eurogrupo, Paschal Donohoe. Pero el mandatario español jugó con el emblemático lema encriptado de Trump y dijo en la Meca del Capitalismo eso de “Hagamos las Redes Grandes Otra Vez”.
No solo fue una crítica contra el intento desregularizador del equipo económico de Trump en sectores como el tecnológico o las criptodivisas -sin mencionar expresamente al sucesor de Joe Biden-, sino que anticipó unas horas al mensaje de Musk en el que aireó -por supuesto, en X- su intención de convertir el MAGA estadounidense en el MEGA europeo. Eso sí, “intoxicando”, tal y como anticipó Sánchez, el campo de juego democrático e interfiriendo en procesos electorales como el alemán.
De ahí que el presidente del Gobierno propusiera una triple estrategia: acabar con el anonimato en las redes para identificar a los inductores de posibles delitos -sobre todo, de odio-; obligar a las empresas a conocer su gran tesoro, la caja negra del algoritmo a las autoridades que así lo requieran -en especial, judiciales- y señalar a los dueños de las plataformas como responsables personales de los efectos perniciosos y delictivos que sus modelos operativos generan sobre las sociedades o individuos.
3.- La dupla Calviño-Escrivá aparece en Davos
La presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) llegó para asegurar que esta institución crediticia duplicará su apoyo financiero a la industria de Defensa en 2025, frente a los 1.000 millones de euros movilizados el pasado ejercicio. Para Nadia Calviño, la UE ha asumido que sus gastos en Seguridad son “insuficientes” y que necesita que su armazón empresarial se “ponga al día”. Por eso, no descartó que en 2025 se puedan vislumbrar ya “algunos proyectos europeos de mayor dimensión” en este terreno.
La exvicepresidenta del Ejecutivo español precisó, además, que “Europa debe seguir liderando la transición energética verde, incluso si compañías y gobiernos de otras latitudes reducen sus compromisos hacia el objetivo de alcanzar emisiones netas cero de CO2”. Porque la UE “necesita independizarse de los combustibles fósiles […] por seguridad y competitividad”.
Por su parte, José Luis Escrivá, que sonó como relevo de Calviño al frente del equipo económico del gabinete de Sánchez y centró las críticas del PP por su nombramiento como gobernador del Banco de España, se ciñó al guion de la política monetaria: “el BCE debería ajustar los tipos de interés a un nivel que no estimule ni constriña la economía”. En línea con su papel de miembro del Consejo de Gobierno de la institución reguladora del euro porque la estrategia actual es aún “algo restrictiva”.
4.- La gran banca arropa a Trump
“Está creando un entorno muy favorable a las empresas” dijo Mary Erdoes, directora de gestión de activos de JPMorgan Chase, que resaltó la “preocupación” por el estancamiento económico europeo y su déficit de productividad. “No tengo duda de que la UE precisa un toque de atención sobre la regulación”, enfatizó el vicepresidente de Black Rock, Philipp Hildebrand, lo que “no significa -quiso matizar- que desregule o que se prepare para la próxima crisis financiera, pero tiene que tener en cuenta la competitividad”.
El foco de atención de la banca europea se centra este año en el cumplimiento de las normas de capital conocidas como Basilea III que varios socios han decidido retrasar. Un debate alimentado por comentarios de corte neoliberal sobre las ventajas competitivas adquiridas por sus rivales estadounidenses en los últimos años. Pese a que están diseñadas para rebajar el nivel de riesgo de los bancos, especialmente los que ostentan un peligro sistémico -es decir, con capacidad para contagiar la arquitectura financiera global, como en el colapso crediticio de 2008- en aspectos como la catástrofe climática, la geopolítica o escaladas de materias primas, EEUU no quiso poner en marcha estas nuevas exigencias, que datan de 2023.
“No tengo duda de que la UE precisa un toque de atención sobre la regulación”
Algunas voces europeas del sector ya avanzan una relajación. Como la de la directora ejecutiva de Commerzbank, Bettina Orlopp -cuyo banco es pretendido por el italiano UniCredit-, quien se jactó de haber visto “señales positivas de que Bruselas está dispuesta a simplificar el reglamento bancario a la luz del enfoque cambiante de EEUU".
5.- No abandonen el reto climático
Fue el grito a la desesperada del panel climático de Davos, que instó a los ejecutivos de compañías energéticas a enterrar sus huellas de carbono. Quizás el mensaje más rotundo fue el de la secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial, Celeste Saulo. No lo tenía fácil. Horas después de tomar posesión, Trump retiró de nuevo a EEUU de los Acuerdos de París. “Necesitamos su colaboración para disponer de alertas tempranas que presagien eventos de climatología extrema” como los incendios en California, y conocer así sus causas subyacentes. Redundaría -avisó- en beneficio de hogares, empresas y países.
“Las bombas climatológicas están entre nosotros, como lo demuestra el repunte exponencial de fenómenos atmosféricos devastadores”, advirtió Johan Rockström del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, que también reclamó al sector privado “acciones conjuntas para sellar la brecha entre adaptación a las transformaciones del clima y mitigación de episodios extremos”. Sin embargo, Rockström mostró su pesimismo: “He almorzado con un centenar de directivos y no están conmocionados por las medidas de Trump”.
6.- Y Milei cogió su fusil
“El virus mental de la ideología woke es la gran epidemia de la época que nos ha tocado vivir; debe ser curada porque se trata de un cáncer que debemos extirpar”, afirmó Javier Milei en el resort invernal suizo. No acabó su performance ahí. También defendió con profusión el saludo de Elon Musk entendido por algunos como nazi y dirigido a un grupo de fanáticos trumpistas tras la investidura de su líder.
El dirigente argentino, firme defensor del Estado de Israel y muy próximo al judaísmo, salió en defensa de su “querido amigo” Musk, de quien dijo que “ha sido injustamente vilipendiado por el wokismo por un inocente gesto” y alabó a otros mandatarios nacional-populistas de extrema derecha como el salvadoreño Nayib Bukele, el israelí Benjamin Netanyahu o la italiana Giorgia Meloni y el húngaro Viktor Orban. Y cómo no, con la libertad por bandera: “Lentamente, se ha ido formando una alianza internacional de todas aquellas naciones que queremos ser libres y que creemos en las ideas de la libertad”. En su opinión, foros con el de Davos “han promovido la agenda siniestra woke que tanto daño le está haciendo al Occidente”.
7.- China apela a la concordia (…)
Una solución win-win a las tensiones comerciales, en palabras de Ding Xuexiang, su primer viceprimer ministro. Eso sí, sin dejar de arremeter contra “el arrebato de proteccionismo” del nuevo inquilino de la Casa Blanca que -admitió- “renueva la amenaza de una guerra comercial”.
Ding también quiso diluir las dudas sobre el futuro económico del gigante asiático al asegurar que su país había aliviado las restricciones a la inversión extranjera, quería impulsar el consumo interno y no buscaba superávits comerciales. De hecho, precisó que la intención de Pekín es “importar productos y servicios más competitivos y de mayor calidad, con objeto de promover un comercio equilibrado”.
8.- (…) pero EEUU no recoge el testigo.
Grant Shapps, secretario de Empresas a las órdenes del máximo responsable de Comercio, el banquero Howard Lutnick, cercano a Musk, que le trató de aupar al Departamento del Tesoro, y con plenas competencias sobre aranceles, fue el encargado de responder a la delegación china, cuyas palabras se alejaron de cualquier punto de conexión.
Shapps advirtió que los subsidios verdes de la Administración Biden pueden estar provocando una “peligrosa caída hacia el proteccionismo”, en alusión a los 430.000 millones de dólares de ayudas directas y créditos fiscales a tecnologías verdes que el dirigente demócrata aprobó para captar proyectos renovables e inversiones en innovación en EEUU. A pesar de que Reino Unido, la UE, Canadá o Corea del Sur han manifestado su percepción de que un “cambio drástico” y sin recursos públicos a la neutralidad energética “dañaría a múltiples economías en todo el mundo” y sus advertencias de que las subidas arancelarias que planea la Casa Blanca atentan contra las reglas del comercio internacional.
El alto cargo estadounidense incidió en que “somos grandes comerciantes globales y queremos que el mundo sea lo más abierto posible”. A su juicio, “es muy importante que no caigamos en el proteccionismo” dijo sin entrar en las barreras a la importación y las apelaciones del Trump a favor de preservar los empleos y la producción del sector privado americano.
9.- Tres crisis interconectadas: clima, alimentos energía
“Las emisiones aumentaron en 2021 un 6%, mientras que el uso del carbón se expandió un 9%”, dijo el Enviado Especial de Estados Unidos para el Cambio Climático, John Kerry, durante un panel de alto nivel de líderes climáticos. “Sabemos que los países están preocupados por la seguridad energética, pero no podemos poner en peligro el planeta invirtiendo en proyectos de combustibles fósiles que causarán daños irreparables”.
En paralelo, “la crisis humanitaria solo ha empeorado desde la COP26 con más de 3 millones de kenianos y 20 millones de africanos enfrentan hambre extrema debido a los efectos del cambio climático”, alertó Elizabeth Wathuti, fundadora de Green Generation Initiative. Aunque la guerra en Ucrania exacerba aún más los niveles “ya terriblemente altos de inseguridad alimentaria”, aclaró David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, quien aseguró que las barreras en su suministro por cuestiones geopolíticas y económicas “es un problema no solo para la salud pública sino también para el orden global”.
Y, para más inri, “necesitamos una nueva forma de capitalismo ambiental en la que las empresas se comprometan a alcanzar el cero neto y comiencen a depender exclusivamente de fuentes de energía renovables”, dijo Mark Benioff, codirector ejecutivo de Salesforce, cerrando el tridente de desafíos que “deberían estar interconectados”.
10.- ‘Algunos hombres tecnos buenos’ en el universo digital
En medio de la cascada de feroces adhesiones a la Administración Trump de los grandes jerarcas de las bigtechs americanas, desde Musk hasta Mark Zuckerberg (Meta) o Jeff Bezos (ex CEO de Amazon) -entre otros-, para apoyar la desregularización del sector y volver a campar a sus anchas en sus expansiones de negocio, la tecnología también ocupó un lugar destacado en Davos. Bajo un leitmotiv que induce a un cierto optimismo: si sus innovaciones se ejecutan con cuidado, podrían actuar como herramientas multiplicadoras de efectos beneficiosos, desde la reducción de la pobreza hasta la detención del cambio climático, como demuestra la First Movers Coalition al comercializar tecnologías limpias emergentes. Esta coalición engloba a compañías para que trabajen en escala con aplicaciones y adelantos técnicos que conducen a la descarbonización a sectores altamente contaminantes.
Pero, para lograrlo, resulta esencial operan en una triple dimensión: inclusión digital, seguridad y regulaciones adecuadas. “Nuestro futuro es digital y, si no eres parte de él, estás fuera de él”, dijo el Administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Achim Steiner. Y, “dada la omnipresencia de la tecnología en nuestra sociedad, nuestras vidas y nuestro trabajo, es inevitable tener marcos regulatorios más fuertes en todas las áreas de la digitalización”.
Estas palabras no proceden en cualquier. Las pronunció el director ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella, en una amplia conversación con Klaus Schwab en Davos. E insistió: “la responsabilidad de las partes interesadas, entre las que estamos las empresas, es anticiparse y adaptarse a las leyes en lugar de ignorarla o esperar una ausencia de regulación”. Una mínima luz al final de un largo túnel que los nuevos mandatarios neoliberales y anarcocapitalistas tratan de controlar en su deseo declarado de acabar con la opresión normativa reinante.
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